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❝ And you don't know if
you'll make it
back. ❞

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HyunJin avanzaba en silencio, los pasos resonando en el suelo húmedo de la noche mientras su mente se hundía en pensamientos oscuros y profundos.

Sentía un peso en el pecho que le dificultaba respirar, como si el fuego que había causado se hubiera convertido en un humo negro e irrespirable que se alojaba en sus pulmones, un veneno que lo apretaba en su corazón impidiendo qué la sangre subiera por sus larguchos dedos. Había pasado poco tiempo desde aquel caos, pero la sensación de culpabilidad, de maldad, no le daba tregua. Era una sombra que se hubiera deslizado en su interior, una sombra que lo envolvía desde adentro, contaminando cada rincón de su mente, un veneno que ya no tenía antídoto. Intentó empujarla fuera, luchar contra esa sensación amarga, pero parecía que cuanto más intentaba liberarse, más firmemente esa oscuridad se asentaba en su alma, las raíces de una ascendencia maldita.

La pregunta que rondaba su cabeza, que se enredaba entre las emociones confusas, era si algún día podría escapar de esa oscuridad que parecía inevitable. ¿Por qué era tan impredecible? Ver sus manos y reconocerlas cómo enemigas, palpar la piel y sentirse ajeno a ella, tocar su rostro sin sentir nada. Era como una herencia amarga, un sello que llevaba en la sangre. La maldad de su madre, su crueldad y poder, eran aspectos que, quisiera o no, estaban presentes en él. No podía evitarlo, no podía deshacerse de ellos, y en los momentos en que su magia se desbordaba, sentía que no era más que un simple eco de aquella maldad.

Náuseas. Subían como oleadas que lo sacudían por dentro, y cada respiración parecía llenar su cuerpo de veneno, de un odio que tenía el sabor más agridulce en su boca. El poder era una sensación exquisita, pero caía tan rápido cómo volvía. La maldad era una, una sola presencia que compartía con su madre, y eso lo desgarraba. La imagen del incendio volvía a él una y otra vez. ¿Cómo había permitido que las llamas se descontrolaran? ¿Cómo había dejado que la furia lo consumiera? Quizás no era su madre quien controlaba la magia maligna; quizás era él, quien, sin darse cuenta, le había abierto las puertas a ese poder destructivo.

Avanzó, con el corazón latiendo con fuerza, hasta llegar a los establos donde su dragón, Nevermore, descansaba en silencio. La criatura, que había crecido junto a él, parecía más apagada que de costumbre. Sus ojos, normalmente brillantes y llenos de vida, ahora parecían opacos, como si la maldición que lo carcomía hubiera alcanzado también al dragón —lo que lo envolvía en una sensación miserable—. HyunJin se acercó lentamente, levantando una mano para acariciar las escamas de Nevermore, sintiendo el peso de su responsabilidad, de lo rígida que se sentía la piel de su mascota  y lo rasposa qué se volvía su realidad a medida que pasaba el tiempo.

Erase una vez || HyunInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora