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And I still can't believe it

Cause old habits die screaming

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Emma se levantó esa mañana solo para admirar el rostro pacifico de Oliver mientras este dormía en sus brazos, extrañando cada momento de cómo todo era antes. Limpio las propias lágrimas que habían caído de sus ojos en la delicada piel de su hijo, y lo sostuvo fuerte mientras prometía al universo que sería su mejor versión para él, para compensar todo ese dolor que le causó a su pequeño de ojos azules con tan solo tres años transitando aquella tierra.

Por eso, con un poco de resistencia, lo acomodó en aquella cama nueva qué tenía aquel departamento, lo cubrió perfectamente con las mantas, dejó un beso en su frente, y aunque su cuerpo le pedía descansar quizás una década más, se levantó para preparar el desayuno para ambos y terminar de hacer la mudanza.

El nuevo lugar se sentía embrujado, no estaba en mal estado y aún así Emma no podía dejar de sentir que aquel lugar estaba húmedo, frío, y con un aire lúgubre qué atravesaba tus pulmones.

Así y todo intentó embellecerlo lo mejor que pudo, para que poco a poco se forme un nuevo hogar para Ollie.

— ¿Ma?

Se giró de aquella cocina al escuchar aquella voz soñolienta… Oliver estaba en el marco de la cocina, con su pijama de dinosaurios, su libreta, todos los cabellos despeinados, y un rostro qué denotaba lo cansador qué estaban siendo esos tiempos para todos.

— Ey, estoy preparando tu desayuno favorito, ¿quieres comer? — preguntó cuidadosamente, mientras se acercaba cuando Oliver pidió con sus brazos que lo alzara, y un suspiro de alivio salió de ella cuando lo sintió abrazarla aún en su burbuja de sueño. Se permitió disfrutar de aquella cercanía porque sabía que su hijo volvería a su personalidad hostil en cuanto se despertara del todo — ¿Cómo dormiste?, ¿Está bien la nueva cama?

— Me gusta más la de casa. — negó el más pequeño, haciendo puchero — Quiero volver a casa.

— Ollie…

— Quiero volver con papá. — interrumpió el pequeño — No es justo que me separes de papá.

Emma estaba siendo fuerte. Intentaba ser fuerte. Oliver era el único hombre en ese mundo que era capaz de destruirla completamente con unas pocas palabras, y ella sabía que esos ojos azules estaban acercándose al punto sin retorno para ella.

— Ollie… Se que amas a papá, y esto, que nos estemos separando no significa que dejarán de ser familia, él siempre será tu papá — intentó explicarle, pero aunque su hijo era inteligente, era solo un niño — Te prometo que haré que esto funcione, ¿si?, pero por favor… por favor, intentemos hacer esto funcionar.

Oliver negó, cruzándose de brazos mientras la miraba con determinación, sin entender el trasfondo de todo lo que sucedía — Es que no quiero que funcione. — ella podría decir que su hijo estaba siendo irrespetuoso, o que era un caprichoso, pero la realidad era que, si ni ella y Spencer que eran los adultos supieron como manejar la situación, ¿que podía esperar de un niño que tiene que pasar por la situación de ver a su familia como la conocía destruirse? — No quiero que funcione, no quiero, quiero volver a casa.

— Yo… — las próximas palabras que iban a salir de su boca, quizás iban a ser las más dolorosas que la rubia iba a decir en su vida, pero la felicidad de su hijo era más importante — Si quieres… si quieres puedes quedarte con papá.

El niño la observó con cautela — ¿Y tú vendrás conmigo?

Ella negó, un suspiro cortado dejando su garganta.

𝑨𝒍𝒍 𝒊𝒔 𝒇𝒂𝒊𝒓 𝒊𝒏 𝑳𝒐𝒗𝒆 𝒂𝒏𝒅 𝑷𝒐𝒆𝒕𝒓𝒚 | Spencer Reid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora