Caí agotada en mi cama, son las cinco de la madrugada, hace unos minutos dejamos a Alex y Danny en el aeropuerto, nos despedimos lo cual fue duro, o por lo menos para mi, ellos se irían a sabrá Dios donde por unos treinta dias, o por lo menos eso fue lo que me dio a entender Alexander. Me quite el vestido y lo colgue en el armario, entre a la ducha, limpie el maquillaje de mi rostro, para luego ponerme unos shorts de mezquilla y una camiseta holgada, me acomode entre mis sabanas y por ser domingo caí en un profundo sueño. Me levante y obsrrve mi reloj son justamente las cinco de la tarde, me levante y me diriji a la cocina, me prepare un sándwich con jamón y queso, tome un vaso con jugo, me encamine a la sala y me ubique en el gran sofa frente al televisor, lo encendí y me entretuve viendo los programas.
-Ohh que bonito...- mis ojos se agrandaron, en la pantalla aparecía el collar que apareció en mi bolso hace unas noches, cambie el canal, -definitivamente debía resolver este problema.
Me encamine a mi habitación y saque el collar del escondite, toque la joya zafiro que brillaba, por un momento me pregunte como se me vería, y como otra estupidez más a mi lista me ubique frente al espejo y me lo coloque.
-Lo sabía- la joya le sacaba color a mis ojos, increíble.
Los minutos pasaron prepare mi cena, me duche y me acoste, mañana tendría que llevar a los niños --primos de Danielle--, me acomode y antes de caer rendida en el sueño una sonrisa aparecio en mi rostro imaginandome a Danny justo ahora.
Tres semanas después
-Demonios- me queje, tenia una jaqueca del demonio, no entendía porque que últimamente me he sentido tan fatal.
Sentí el líquido que quemaba mi garganta corri al baño por segunda vez en el día, deje que mi cuerpo expulsará hasta quedar vacío, me levante del suelo, presione el botón del excusado y me dirijo al lavabo, cepillo mis dientes y los enjuago. Me dirijo a la ducha y tomo una rápidamente, al salir me pongo un vestido de rallas que llegaba bajo mis rodillas, me calce unas zapatillas negras, una chaqueta de cuero y unos accesorios a juego, esto no podía seguir así, todas las mañanas despertaba con unas náuseas matutinas, tuve mi período lo que significaba que no estaba embarazada, por un momento me pregunte si me pasaria lo mismo que a mis abuelos que podría ser unas ulceras o algo parecido. Tome las llaves del auto y salí del departamento al hospital, esto no podía seguir así, terminaría perdiendo mi empleo, además de unas vacaciones pagadas por mi persona. Cruce el umbral del hospital y al estar frente a una recepcionista comento:
-Necesito que alguien me atienda- pido.
-Si dígame- comento, en sus ojos leí su pensamiento 'otra loca más'.
-Necesito que alguien me atienda- repito como si le explicase a una niña.
-Consultorio tres- indica una dirección.
-Gracias- dije para ir al consultorio.
Toco la puerta y escucho un 'Adelante', abro la puerta y me consigo con un hombre detrás del escritorio, me acerco y me siento frente a él.
-Hola, buenas tardes, ¿señorita Connor?- asiento, el hombre aparentaba unos cincuenta y tantos años, por sus ojos miel y el cabello casi blanco se notaba muy simpático, -cuenteme- hace una señal a la silla, me siento.
-Bueno vera, hace unos días note que estado, tengo fatiga, náuseas, mareos- explique.
-Por los síntomas diría que estas embarazada- comenta.
-Estoy segura que no- respondo.
-¿Por qué?
-Porque tuve mi período normal- respondo.
-Bueno eso tampoco lo certifica como un no, para cerciorarnos le haremos una prueba especial, le dirá si esta embarazada y de cuánto, ¿de acuerdo? - asiento lo escribio en un papel, -para las náuseas te pondré un medicamento y listo- me pasa el recetario, -tienes cita para el miércoles hacerte la prueba y se tarda de tres a cuatro días.
-Gracias- tomo el papel, -hasta luego- me marcho.
Regrese a mi departamento compartido, lo primero que había hecho hasta antes de llegar a casa fue pasar por una farmacia y comprar las pastillas, me tome una y me dirigí a la cocina para prepararme algo para comer, después de esto tome una ducha y me acoste a dormir.
Miércoles por la tarde
Acomode el pequeño desastre de la cocina, me alice el vestido vino que cargaba, me coloque una chaqueta marrón de cuero y unos tacones a juego, tome las llaves y salí del departamento, el camino al hospital me pareció largo y a la vez entretenido, aparque el coche cerca de la entrada trasera donde tenía fácil acceso al laboratorio, cruzo las dobles puertas y me dirigo a mi destino.
-¿En qué la puedo ayudar? -pregunta la chica con amabilidad.
Saque de mi bolso la carta del doctor, y se la entregue, ella hizo un ademán y la seguí hasta un pequeño cubículo allí me ubique en una silla blanca y plástica.
-Quitese la chaqueta...- miro el papel, -señorita Connor.
Deje mi chaqueta sobre las piernas al momento de sentarme, ella arrastra un banquillo y se sienta junto a ella hay una mesa con frascos de ensayo y unas cuantas agujas, me sentí palidecer, las odiaba a muerte.
-Estire el brazo- hice lo que me pedía y cuando termino coloque un algodón en la zona donde sacaron un poco de mi sangre, -excelente, el lunes podrá pasar a retirar sus resultados- asiento.
Salgo casi corriendo del hospital, y llegue al departamento de trabajo, debía retirar unas cosas pendientes, entre en el ascensor y marque el piso trece, espere a que este subiera, cuando llegamos al piso camine a mi escritorio, en ese instante sale el sr McKellen.
-Kimberly- sonríe, -¿Cómo estás?
-Muy bien, gracias, y ¿usted?
-Bien- respondió, -Me puedes hacer un favor.
-Claro- respondo, dejo de buscar la carpeta y lo miro.
-Necesito que vayas a Inglaterra.
Demonios pensé
-Hay una parte de la compañía en crecimiento y que mejor persona para administrarlo que una contadora- me sonrie, - y bien, ¿aceptas?
-Sí- respondí sin dudar.
-Grandioso- me abraza, -entonces empaca tus cosas porque sales el sábado por la madrugada.
-De acuerdo- le sonrió, -muchísimas gracias por esta oportunidad, no le defraudare.
-Eso espero y se que escogí bien- se arregla la corbata, -mañana te entregaré el boleto de avión y una tarjeta para tus gastos- asiento, -entonces hasta mañana.
-Hasta mañana- dicho esto él se marcha, -menos mal que Danny llega el viernes, sino no podría estar aquí para recibirla- sonrió y luego me acuerdo, -el resultado.
ESTÁS LEYENDO
¿Tengo Opción?
Teen FictionError tras error, eso es lo que yo, Kimberly Connor, he cometido a diario. Si me pagaran por mis estupideces, apostaria que seria multimillonaria... ¿No me crees? Pues empieza a leer, te arrenpentiras y me diras rogando '¡Kim tu vida es una mierda!'...