Cap 42

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Hii!!
Medio siglo después logre terminar el capítulo :D
Gracias por sus visitas, votos y comentarios...
Cap dedicado a @Luzray56
Espero lo disfruten!!

-¿¡Qué dices!?- gruñí, -no tienes nada para el dolor?

-No- contesta Henry con tristeza.

Escucho a Matthew suspirar de frustración, la reina entro a la habitación trayendo consigo el maletin que llevaria al hospital para cuando mis bebés fuesen a nacer.

-Matt, ¿Estás seguro que no hay forma de llegar al hospital?- comento, dicho esto se escucho el empeorar de la lluvia.

-Eso contesta a tu pregunta- contesta lo más suave posible, -no hay forma de salir.

-¿No tienen pasadizos?- pregunto, siendo los únicos en hablar.

-Claro, pero terminarías en el bosque.

-Mierda- susurro, para segundos después estrangular la mano de Matt por la contracción.

-Por el momento resta esperar- le escucho a Henry hablando con mi madre y mi suegra.

-Te parecera chistoso- empiezo a decir, obteniendo la atención de Matthew, -pero estoy deseando descansar sin problemas.

Me sonríe, -por eso debes de escucharme a veces, no te vendría mal hacerlo ¿sabes?

Suelto el aire retenido, -tengo miedo.

-¿A Qué? - noto como pone mi mano entre las dos suyas.

-Por el dolor, la salud de los bebés- contesto, -pero hay algo más.

-¿Qué es?- una de sus manos abandona el agarre y procede a acariciar mi mejilla con suma delicadeza. Me tarde en contestar debido a una de las tantas contracciones que iban y venían como un bummerang y las benditos hipidos por sollozar.

-¿Qué tal si soy mala madre? ¿Qué pasaría si no le doy a ambos la misma muestra de cariño?, ¿Y si no sirvo para esto?

-No digas eso cariño, seras una fabulosa madre.

-Supongo que eso ayuda un poco...- gruño para aguantar aquella presión en mi vientre, que se contraia más seguido.

-¿Solo un poco? - pregunta con tristeza fingida después que la contracción se pasase.

-Si..- trago en seco, -solo un poco- trato de reincorporarme.

-Disculpen que los moleste, pero tengo una duda- comenta Henry.

-Pues pregunta entonces- pronuncia Matt con seriedad.

-¿Fuiste a clases prepartos?

-No- contesto arrepentida de no escuchar a mi madre.

-¿En serio?- pregunta el doctor impresionado.

-Si, porque se suponía que nacerian la próxima semana por cesárea- contesta Matt.

-Oh Dios!..- aprieto con fuerza mis manos, esta contracción es profunda y dolorosa, por lo que termino chillando de dolor, -auuu!!

Una vez que pasa Henry me enseña a respirar adecuadamente, me costo prestale atención ya que el dolor me desgarraba por dentro, si esto era el comienzo, no me motivaba a siquiera pensar como seria el final. Había pasado unas cinco horas desde que rompí bolsa, no la he pasado nada bien, las contracciones son seguidas y profundas, una más que la otra, haciéndome perder la cordura, sabría que en unas horas el dolor me llevaría a la desesperación.

-Oh Dios!!- chilló, para luego soltar un grito que hizo doler mi garganta.

-Shhh, respira cariño- escuche decir a Matt.

-Aaaa!!- muerdo mi labio para dejar el escándalo, cuando por fin termina logro sentir ese volver del alma a mi cuerpo, Matthew pasa un trapo por mi frente, mi cuerpo brillaba por la capa de sudor que cubría cada rincón de mi piel.

-Veamos cuanto ha avanzado- comenta Henry, repite lo mismo que las veces anteriores, introduciendo dos de sus dedos a mi feminidad, -siete centímetros, tres más y tendrás a tus bebés contigo- comenta para motivarme.

-Con un demonio, ¿Todavía falta más? -gruño, en estos instantes mi histeria esta en los topes más altos.

-Si- responde Henry.

-Mierda Matthew, te voy a cortar los huevos yo misma!!- grito furiosa, -¡¡Maldita seaaaaa!!- chilló como si mi vida dependiera de eso.

Algo en mi me decía que Matthew se sentía mal con tan solo verme sufriendo para traer a nuestros hijos, pero él no creo la naturaleza, esto es así, el problema es que el dolor ocupaba mi cerebro.

-No le prestes atención a lo que diga, en sus últimas dilataciones son histéricas- comenta Henry.

-¡¡Callate gilipollaz, si no te las corto a ti también!!, ¡¡Mierda por qué esto no puede ser más fácil!!?

-Esta bien cariño, olvidemonos de la esterilización poco ortodoxa e imaginemonos a nuestros hijos- comenta Matt, limpiando una vez más mi frente.

-¡¡Aaaaa!!- sollozo, sentía que en algún momento mi cuerpo se rompería como vidrio.

Matthew se sienta en la cama, abandonando la silla, y ubica mi cabeza en su pecho, me hunde en un abrazo. -Me duele verte así- le escucho susurrar.

-¡¡DIOS!!- chilló desgarrando mis cuerdas vocales, -¡¡ME DUELE!!

-Por Dios Henry has algo, ¡Maldita sea!- gruñe Matt.

-No puedo hacer nada, no hay analgésicos ni anestesia, el dolor cesará cuando ambos bebés hayan nacido- responde con razonamiento y con una tranquilidad inquebrantable.

-¡Debe haber algo! ¡lo que sea!- gruñe nuevamente.

-Hijo, necesitamos hablar, Ahora!- comenta la reina sin darle tiempo de reprochar.

Mi madre se acerca y sostiene mi mano, para luego ser Matthew el que se levanta y se acerca a su madre.

-Vamos cariño, concéntrate, el dolor no debe vencerte- susurra mi madre.

-Oh Madre!- sollozo, ella se acerca y me abraza.

-Vas a ver que cuando escuches el llanto del primero, te desesperaras por escuchar al segundo y el dolor será lo de menos.

-Señora, necesito evaluarla- comenta Henry.

-Pues hazlo- comenta mi madre cortante.

-Estas en nueve, debemos tener todo listo en unas horas o quizás menos ambos estén naciendo- comenta Henry.

Resistía las contracción como mi madre me pidió, Matt apareció segundos después disculpandose por haberse tardado tanto, note como iban y venían preparando el lugar para la llegada de los bebés, habían llenado un balde pequeño con agua tibia, habían toallas por doquier y cerca del borde de la cama Henry acomodaba a su izquierda sus instrumentos de trabajo, cuando apareció la contracción me contuve como las anteriores, pero esta vez esa dilatación vino acompañada del deseo de pujar, mi cuerpo me estaba enviando señales que estaba listo, aunque mi mente y miedo no lo estaban.

-Henry- hablo con dificultad, pero me termino escuchando ya que detuvo su acción para verme.

-Dime- comenta con serenidad.

-Quiero... quiero pujar- me había dado vergüenza decirlo de igual manera la contracción tampoco me ayudó en hablar.

Henry procede a examinarme una vez más, -estas en diez, es momento de iniciar.

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