Cap 24

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Cap dedicado a @KarenVanessaMarinLop
Recuerda que por darte un tiempo de comentar se te dedicará el capitulo siguiente ;)
Espero lo disfruten....

Después de comer me dispuse a llamar a Alice, la pobre debe de estar sufriendo por tantas cosas que debe tener encima.

-¿Aló?

-Empresa McKellen, ¿con quién tengo el placer de hablar? -escuche la voz de Alice.

-¿Alice?- pregunto.

-Si, ella habla- responde insegura.
-Soy Kimberly

-Oh Dios, Kimberly, me tenias preocupada, llevas toda una semana desaparecida- comenta con alivio.

-Si, he tenido problemas- bufo al recordar todo lo sucedido en esta semana, ha sido dura, -como sea, ¿Ha sucedido algo?

-No, bueno a parte que los socios preguntarán por ti, de resto todo va en marcha- escucho en su voz algo que me preocupa.

-¿Pasa algo?- pregunto seria y esperando que me responda con honestidad.

-El señor McKellen ha llamado tres veces esta semana.

-Y, ¿Qué le has dicho?

-Que has tenido complicaciones con el embarazo- responde.

-¿Quién te lo ha dicho?

-El príncipe- responde, -¿Cómo te sientes?

-Bien, mira intentare ir mañana a la oficina, ¿de acuerdo?.

-Sí

-Hasta entonces- cuelgo la llamada.

-No puedes salir - escucho a Matt, camina hasta estar a unos metros de la cama.

-No estoy en la obligación de obedecerte- dije cortante.

-No ha mi, pero si a la doctora- se cruza de brazos, -te recuerdo que te dijo tres semanas de descanso.

-Entonces deberían aplazar la boda hasta entonces- contraatacó.

-Es diferente, porque según tengo entendido le dejaste la responsabilidad a mi madre- se encoje de hombros.

-Si bueno, no tengo deseos de casarme contigo, es normal que no tenga interés de planear un matrimonio.

-Kimberly, esto no puede ser así.

-¿Te refieres a esta discusión o mi actitud ante ella?- pregunte.

-Por tu actitud- lo fulmine con la mirada, -a eso me refiero, en menos de un mes tu y yo nos casaremos, esto no puede ser así para siempre.

-Te recuerdo que tú me casaras contigo por el simple hecho de embarazarme, yo no te lo pedí- gruño.

-En definitiva, no te entiendo- suspira, -hace unos minutos estabas tranquila e incluso de buen humor conmigo, claro está, ahora todo eso se esfumó.

-Si amigo- me levanto de la cama, -eso se les dice cambios de humor en el embarazo- chillo, -¿Me entendiste o te explico con peras y manzanas?

Él rueda los ojos, -podrías sentarte, me preocupa que te de por desplomarte justo ahora.

-Deja esa ridiculez, no te preocupas por mi, si no por el daño que pueda causarle a los bebes, ¿Me equivoco?- no permiti que hablara, -pero descuida, en cuanto los niños sean declarados herederos, tú y yo nos divorsiamos, yo viviré mi vida, sin nada que tenga que ver contigo, y lo mismo para ti, casate con Gabrielle si te da la real gana, adios- salgo de la habitación hecha una furia, -un completo imbécil.

Camine por el jardín para entretenerme, y perdí mucho tiempo en mis pensamientos, me irritaba lo que sucedía en estos momentos en mi vida, parecía manejada a antojo de otros, pero más me enojaba que era tratada así por los bebes, si no, yo sería una persona más del montón, lo cual en estos momentos deseaba, ser invisible, obviamente quiero a mis bebés, pero no deseaba tenerlos en una situación así.

Suspiro, -¿Por qué es tan difícil?

-¿Difícil? - escucho una voz furiosa.

Me giro y mi mirada se cruza con la de Gabrielle, que se notaba tensa, ella debe estar odiandome más que nunca, en cierta forma me preocupaba estar a solas con mi hermana, ella cuando se enoja se ciega, no sabe lo que hace y normalmente lo que hace no es sano, por así decirlo.

-No esperaba verte- comento serena.

-Yo tampoco, y no sabes cuanto deseaba no verte- esa frase se clavo a mi corazón como una estaca, yo me refería a que me era sorpresa cruzarme de repente con ella en el jardín, en cambio Gabrielle se refería a mi presencia en Inglaterra.

-¿Cómo puedes decir eso?- una rebelde lágrima corre por mi mejilla.

-Porque es cierto, siempre me has tenido envidia- en esos instantes me di cuenta que ella estaba ebria y mi sospecha fue confirmada al ver dos botellas de alcohol en el suelo, cerca de una banca.

-Gabri...

-¡No te atrevas a decir mi nombre, zorra!- gruñe.

Me vi obligada a respirar con profundidad, estaba a punto de matarla con mis propias manos, la muy.... me llamo 'Zorra', otra vez.

-Deberías entrar....

-¡No me ordenes, perra!- chilla dandole sorbo a la botella que tenia en sus manos.

-Respetame- gruño, -soy tu hermana, merezco respeto.

-¡No me importa, porque se supone que tu "hermana" no se acostaría con tu prometido, y luego se revolcaria con el otro futuro esposo y quedar embarazada de él!- me señala con el dedo acusador, y vaya que me sentía de esa forma, como un criminal, -¡Eres una puta!

-¡No aguanto más!- me descruzo los brazos, -¡Haz lo que te venga en gana!- doy media vuelta, dispuesta a marcharme.

-No te vas!- pone su mano en mi hombro derecho, haciéndome girar bruscamente, de cierta manera perdí el equilibrio.

-Dios- logre con mis pocos reflejos evitar no caer, después de cerciorarme que estaba parada firme, explote en ira -¿¡Qué mierda te pasa!?

-Mal nacida- gruñe, llevándose sus manos a los oídos.

-Di lo que quieras, ya te haz enpeñado en fastidiarme todo lo que has podido- me cruzó de brazos, ya mi tono es más sereno, me vi obligada a hacerlo porque el pequeño dolor bajo mi vientre me recordó que no estaba en condiciones para explotar de frustración y enojo. -Pero descuida, esta vez tu misma te has echado a perder, mirate!- chilló señalando su lamentable apariencia, -estas irreconocible, o por lo menos lo que conozco de ti de antes de estos cinco años.

-¡Al demonio!- gruñe.

Escuchar esas fuertes palabras de los labios de Gaby me aterraron, ver como estaba tan furiosa, de un momento a otro escuche el caer de una botella al suelo y mientras sucedía eso la palma de la mano de Gabrielle se estapaba contra mi mejilla, el golpe fue fuerte pero no lo suficiente para desplomarme.

Llevo mi mano a la mejilla, sentí ese ardor y un fino líquido descender por mi labio inferior, me di cuenta que su brusquedad hizo brotar de mi ese líquido rojizo tan característico. -¡Te has pasado!

-Y tú!?- gruñe, -mirate, tratas de verte importante, solo quieres la corona acosta de todo!!

-Nunca me conociste, Gabrielle- ella me mira de tal manera que sentía mi alma enferma, -a partir de hoy, tú no eres mi hermana, eres un monstruo.

Me apresuró en salir de allí, camine por el jardín del este al otro extremo del jardín donde me había cruzado con mi... con Connor. El peso de mi alma me venció me deje caer sobre el suave pasto, que me recibía con dulzura, mis ojos no aguantaron el sufrir de mi corazón y en segundos mis mejillas fueron marcadas por mis lágrimas, el cielo lloro conmigo en esa tarde.

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