CAPÍTULO 57: Loss

1.6K 121 6
                                    

-¡Emma!- Gritó mientras trataba de levantarse del suelo. El empujón de la chica le había dejado tirado contra el coche a la par que aturdido. Nunca le había visto emplear tanta fuerza con él. Se preguntó si eso era lo que había sentido el ángel semanas atrás, cuando Emma había estado a punto de matarlo.

Se incorporó corriendo en dirección al borde de la carretera. Esta estaba construida sobre una especie de puente, bajo el que sólo había un río. Al asomarse no vio indicios de ningún cuerpo. Estaba observando todo a su alrededor cuando sintió una mano tirar de su gabardina y lanzarlo hacia atrás. Rodó varios metros hasta estamparse contra el otro extremo del ancho de la carretera. Estaba de pie casi por completo otra vez cuando notó un golpe en su cara, seguido de otro en el estómago.

Se agachó cuando vio el siguiente puño dirigirse hacia su cara, lanzando su pierna por delante de él en el suelo y haciendo tropezar al siguiente demonio. Se puso a horcajadas sobre él y le asestó un puñetazo a la vez que le agarraba de la pechera de la camisa.

-¿Dónde está?- preguntó amenazando con el cuchillo en la mano que le quedaba libre. El demonio estuvo unos segundos aturdido, hasta que una sacudida por parte de Dean lo hizo fijar su vista sobre él y sonreír socarronamente.

-Aquí ya no, desde luego.- Le retó. Dean asestó otro golpe con la empuñadura y después le hizo un corte en la cara, extrañándose de que el demonio no gritase ante aquello último. Simplemente se limitó a soltar un gruñido seguido de un siseo.

-¡¿Dónde os la habéis llevado?!- volvió a gritar. Experimentó un dolor punzante en sus partes nobles que lo obligó a caer de lado, doblándose sobre sí mismo. El hombre se le echó encima y repitió los mismos golpes que había recibido por parte del cazador. Cogió el cuchillo que el rubio había dejado caer unos segundos antes. Dean vio dirigirse el cuchillo hacia su pecho, y milésimas de segundo después la luz estalló sobre su cara, obligándole a cerrar los ojos con fuerza.

Aquello no le sirvió de nada, el resplandor le hacía ver los capilares a través de sus párpados, y cuando pensó que el calor que aquello desprendía iba a quemarle los ojos, volvió la oscuridad.

-¡Dean!- fue lo primero que oyó antes de atreverse a abrir los ojos. El peso del demonio que tenía encima desapareció, y unas manos lo agarraron de uno de los brazos, ayudándolo a levantarse del suelo.- ¿Estas bien?

Nunca en su vida se había alegrado tanto de ver al ángel. Lo observaba con sus ojos azules llenos de preocupación.

-¿Dónde esta Emma?- Insistió comenzando a mirar alrededor y dirigiéndose al coche, pensando que la chica aún podría encontrarse dentro atrapada.

-Se la han llevado.- Comentó Dean aturdido y apoyado contra la valla de metal que lo separaba de la caída. El ángel se paró en seco en mitad de la carretera. Sólo cuando sus propias palabras salieron de su boca se dio cuenta de la situación. Salió corriendo, llegando al lado del Impala y volviéndose a asomar al río. El caudal estaba totalmente bajo, si hubiesen caído, aparte de no sobrevivir, los cuerpos se verían desde allí arriba. Se dio la vuelta sobre sí mismo, pasándose las manos por la cabeza.- Se... se la han llevado, Cas.

-Dean,- Dijo el ángel llegando hasta él y poniendo una mano sobre su hombro- cálmate, la encontraremos.

-¿Puedes... puedes localizarla?- preguntó desesperado. Sabía que era casi imposible, después del tatuaje que llevaba en las costillas y los dibujos que llevaba ahora alrededor de la marca la habían hecho totalmente ilocalizable tanto para los demás como para ellos. Castiel lo miró, sin contestar. Sabía que Dean conocía la respuesta a aquella pregunta, y no se sentía capaz de contestarla.

El cazador miró para otro lado, restregando sus manos alrededor de su cara, una y otra vez, hasta que volvió a sentir la mano del ángel sobre él y la presión en su estómago se hizo patente. No esperó a abrir los ojos para saber que ya no estaban en aquella carretera.

-¡Dean!- Oyó antes de sentir todo el peso de su hermano sobre él.- ¿Estáis bien?- Preguntó cogiéndolo de ambas mejillas. Se obligó a abrir los ojos y mirar a Sam a la cara.-¿Qué ocurre?

-¿Dónde está Emma?- Escuchó preguntar a Liz casi en un susurró, podría jurar que la chica estaba asustada. La cara de Sam se desfiguró delante de él, frunciendo el ceño y mirándole con la boca abierta.

-¿Dean?

-Se la han llevado.- Los ojos de Sam se abrieron de par en par, y atrajo al mayor en otro abrazo, con fuerza. Dean quería gritar, pegar patadas a todo lo que se encontrase por delante, pero no tenía fuerzas para ninguna de esas cosas. – Se la han llevado, Sammy.- Repitió sin saber que más decir.

Sam lo llevó hasta una de las camas de la habitación, sentándolo allí y comenzando después a andar rápidamente por la habitación.

-¿No podemos localizarla?- repitió, y al igual que con su hermano el ángel decidió no contestar.-¿Qué ha pasado?

-Cuando llegué al coche Emma estaba con él todavía.- Informó el ángel. Dean se encontraba mirando al suelo en aquel momento. Sólo podía pensar en que había fallado otra vez. Había fallado a su hermano un millón de veces, y ahora lo hacía con ella. Estaba bajo su cuidado, y la había perdido. Quién sabía ahora lo que podrían estar haciéndole. Había alcanzado a ver lo suficiente como para advertir la espada que portaba el demonio, semejante a la que tenía Emma. Y había distinguido la expresión de terror y dolor de la cara de la chica antes de caer. Si estaba muerta no se lo perdonaría nunca.

-Dean.- Lo llamó Sam tratando de tener su atención.- Hermano, necesitamos saber qué ha ocurrido.- Liz apareció detrás de él con una toalla empapada en agua, empezando a limpiar las heridas que tenía en la cara. Dean le retiró la mano en el mismo momento en el que notó el tacto de la toalla sobre su piel. Necesitaba aquellas heridas, las necesitaba para recordarse lo que había ocurrido, para saber que tenía que traerla de vuelta y para mantener los pies en el suelo. Sin el dolor probablemente no habría habido nada que le anclase a ese momento. Se pasó el dorso de la mano por la nariz y comenzó a relatar lo sucedido.

-Era todo una trampa.- Empezó.- Estaba todo planeado para llamar nuestra atención. Los cuerpos ni si quiera tenían marcas de garras. Les habían arrancado los corazones sin más. Intentamos salir de allí corriendo, nos siguieron, volcaron el coche, salimos, peleamos y se llevaron a Emma.- Dijo rompiéndosele la voz con la última palabra. Tensó todo el gesto, mordiéndose el labio hasta que el sabor a sangre estalló en su boca.

-La encontraremos.- Comentó Liz poniendo la mano sobre su hombro. Había perdido la cuenta de las veces que se había repetido aquel gesto desde que Castiel lo había salvado. "¡Qué coño sabrás tú!" Pensó, pero no tenía ganas de discutir en aquel momento con la rubia, así que en cambio, asintió.


Siento muchísimo que sea tan extremadamente corto, pero me ha costado enlazar todo lo que quiero que ocurra y esto es lo mejor que he podido hacer. 

Como siempre, espero que lo disfrutéis. Trataré de subir lo antes posible, pero como ahora estamos en fiestas... Voy a aprovechar los viajes de ida y vuelta a la biblioteca (benditos exámenes post-vacaciones [nótese la ironía]) ya que, como os he dicho varias veces, estudio a tomar por saco de casa y el viaje en tren es como de una hora y media o así y también voy a las bibliotecas de allí.

Así que, si no nos leemos antes:

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!! ¡¡¡Pasadlo genial estas fiestas y muchos besazos!!!

LARA

   __

    _


BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora