BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDO

CAPÍTULO 9: Birth

Ninguno había vuelto a aparecer en las mazmorras después de dejar allí a Rowena. Había sido idea de Liz dejarla allí mínimo un par de días, para que se ablandase. Ni si quiera habían pasado para llevarle comida. Sam se había quejado en un principio por miedo a que la bruja muriese deshidratada ahí abajo, pero la rubia le había convencido diciéndole que no tenía motivos para aquello, al fin y al cabo no estaba haciendo ningún sobreesfuerzo que la llevase a gastar agua o nutrientes. O eso esperaban.

Sólo pasaban por la puerta para asegurarse de que seguía allí, se quedaban estáticos hasta que oían algún movimiento y entonces volvían por dónde habían llegado, aunque normalmente se apoyaban en el "sexto sentido" de Castiel que les aseguraba de que seguía sintiendo el alma de la bruja en el sótano. Querían que pensase que no la necesitaban allí para nada, que les valía lo mismo viva que muerta y que no la liberaban por el simple hecho de no dejar a una bruja por ahí libre.

Cuando estaba a punto de cumplirse el tercer día de su aislamiento, el menor de los Winchester desplazó las estanterías esperando no encontrarse un cadáver, con Liz detrás de él cruzada de brazos acompañada por Castiel. No sabía que habían esperado encontrarse, pero desde luego no era aquello.

Salvo algún pelo más descolocado que el anterior, Rowena permanecía igual que cuando se le habían encontrado. Con la diferencia de que ahora los miraba a los tres cabreada.

-Samuel.- Saludó la bruja con la cabeza alta, como si no le amedrentasen los otros dos. Aunque Liz no pudo evitar sonreír al ver cómo le temblaba la comisura de la boca. Estaba prácticamente segura de que aquello había tenido el efecto que ellos deseaban, o al menos había servido un poco para asustarla.

Rowena se había pasado las primeras horas preguntándose que querrían de ella manteniéndola allí encerrada. Pero después de un día entero allí abandonada había comenzado a temer que simplemente le habían dejado encerrada con el único propósito de no matarla ellos con sus propias manos y evitar que estuviese rondando por la superficie. Por eso se sorprendió cuando aparecieron delante de ella.

-¿Qué tal el descanso?- Preguntó Liz socarrona mientras la mirada de la bruja cambiaba de Sam a ella.

-¿Qué queréis?- Preguntó, esperanzada por primera vez en que la necesitasen.

-Verás, habíamos pensado en dejarte aquí hasta que te murieses de inanición.- Continuó Liz hablando y siguiendo con el papel que había comentado con Sam.- Pero por desgracia, aquí el amigo, ha pensado que podrías sernos de utilidad.- Dijo poniendo cara de desagrado, como si aquella idea no le hiciese ninguna gracia. Los ojos de Rowena volvieron a Sam, como si no fuese capaz de creerse aquella actitud del cazador, pero este sonreía con los brazos cruzados y su típica postura relajada con la cadera apoyada en la mesa.

-¿No lo soy siempre?

-Ni si quiera estamos seguros de si nos vas a servir de algo ahora, Rowena.- Anunció él. Los labios de la pelirroja se fruncieron en una fina línea valorando la situación que se presentaba ante ella. Le habían pedido al ángel que no dijese ninguna palabra a no ser que fuese estrictamente necesario, ya que era muy dado a meter la pata.

-Realmente creéis que haría cualquier cosa que me pidierais ahora mismo ¿verdad?- Sugirió la bruja medio sonriendo. Comenzaba a sospechar por dónde iban los tiros. Sam alzó una ceja y se giró hacia los otros dos para hacerles una seña a los otros dos. En un momento volvían a estar dirigiéndose hacia la salida.

Oyeron el ruido de cadenas moviéndose tras ellos, sabiendo que probablemente Rowena no se esperaba aquello.

-¡No, esperad, esperad, esperad!- Los llamó. Castiel y Liz terminaron por salir de la puerta mientras Sam estaba volviendo a cerrar las estanterías.- ¡Samuel, espera!- El chico sonrió a través del pequeño hueco que quedaba abierto mientras los otros dos se ocultaban detrás de la puerta. Ellos se suponía que se habrían ido, pero pensaban quedarse allí escuchando el resto de la conversación. Liz se giró lo suficiente como para sonreír al ángel en modo "Te lo dije" mientras este se mantenía impasible.