CAPÍTULO 11: Truth

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El castaño estaba sentado en el suelo, mirando hacia la cama y con la espalda apoyada en una de las paredes laterales. Habría parecido impasible, meditabundo, tranquilo, si no fuese por la ligera línea que se había formado entre sus cejas. Le recordaba tanto a Dean. Apenas tendría horas pero sus rasgos parecían claros. Por eso se había asustado tanto cuando la había visto, con sus enormes ojos verdes observándole.

Casi había esperado oír a su hermano soltar un "¿Qué miras, capullo?" Aquello le trajo una sonrisa a su rostro mientras la niña abría y cerraba las manos, dormida sobre la cama de su habitación.

¿Qué iba a hacer ahora? Iba a seguir adelante con el plan, obviamente. Pero si conseguía hacer lo que quería, si conseguían sacar a su hermano del infierno. Dios, le haría una foto a su cara cuando viese aquello.

Liz seguía en la biblioteca con Rowena, preparando todo lo que necesitaban, mientras que Castiel había desaparecido. Estaba seguro de que seguía en el búnker, al fin y al cabo el ángel necesitaba aquella protección. Pero debía preferir no estar delante de Sam en aquel momento, y el menor de los Winchester casi se lo agradecía. Por una parte entendía lo que había hecho Castiel. Y sabía que tenía razón, y teniendo ahora a la niña delante, sabía que no se lo habría perdonado nunca. Y Emma y Dean tampoco.

Dianna. Volvió a sonreír al pensar en el nombre. No sabía si había sido algún chiste particular de la pelirroja, pero prefería pensar que lo había hecho por el simple recuerdo de su hermano. Tenía claro que ahora tendrían que encontrarla costase lo que costase, y traerla de vuelta al mundo de los humanos. Dean se merecía aquello, se merecía tener su propia familia. Jamás se imaginó que, con las aspiraciones del rubio, él estaba más cerca de lograr lo que Sam había querido para sí mismo durante toda su vida. Aunque estuviese en el infierno.

Un par de golpes sonaron en la puerta de la habitación, y después esta se abrió mostrando a Liz que se cruzó de brazos en el momento que paso por debajo del arco. Debatió su mirada entre Sam y la niña, y no pudo evitar emitir una sonrisa ladeada. Le hizo un gesto al cazador para indicarle que saliese con ella de la habitación.

-Lleva durmiendo desde que te has ido.- Anunció él cerrando la puerta del cuarto detrás suyo. La rubia le enseño la mano en la que él no había visto que llevaba un biberón. Contra todo pronóstico Liz había mandado a Castiel a comprar biberones y pañales para la niña mientras Sam se encerraba con ella en la habitación. Estaba claro que la cría se iba a quedar con ellos allí indefinidamente, por no decir infinita.

-Leí en algún sitio que necesitan comer cada tres horas.- Comentó acercándose a Sam y dejando caer su cabeza sobre el pecho del castaño - Y no sé cuándo habrá sido la última vez que Emma le ha dado de comer, pero no creo que tarde mucho en despertarse y ponerse a llorar.

-Tía de rebote eh...- le dijo Sam apoyando su barbilla sobre la cabeza de la chica y rodeándole la cintura. Liz soltó una risa divertida, haciendo al cazador relajarse.

-Puede ser divertido, tener a esta renacuaja andando por aquí para variar.

-Creo que todavía le falta para andar.

-Tú ya me entiendes. Por cierto...- Dijo apartándose de Sam.- Cas te está esperando en la biblioteca, para ir a por los huesos y eso. – Sam se apartó de ella, recolocándose la camisa.

-Deséame suerte.

-¿Para qué? Simplemente vas a por unos huesos, no es como si te fueses a por un caso.

-Oh, sí, eso es sencillo. Lo que no va a ser tan fácil es no matar a Cas.

-Dale tregua, tigre.- Dijo señalando con la cabeza hacia la puerta.- Mira lo que hay en esa habitación gracias a él.- Repitió la chica.

BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora