BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDO

CAPÍTULO 27: The heart of your problems

—¡Venga Sammy! ¡Tomemos una cerveza y hablemos! ¡Estoy cansado de jugar! ¡Acabemos con esto!-— iba por los pasillos del búnker, buscando a Sam con el martillo en la mano. Oh, joder, le iba a romper la cabeza cuando le encontrase, le tenía harto con el jueguecito "quiero recuperar a mi hermano". Que le jodan, se encontraba bien así, no le preocupaban los efectos secundarios de la marca. Le vio unos pasos por delante de él. Se acercó intentando no hacer ruido, mientras él miraba por la esquina de uno de los corredores, intentando averiguar por dónde aparecería su hermano mayor. Se dio la vuelta justo cuando iba a atizarle. Pero no llegó a tiempo, no había llegado a hacer ningún movimiento cuando Dean ya había incrustado el martillo.

—¡NOOO!— miró a su alrededor. Estaba tumbado en su cama, en el refugio. Llevaba una camiseta puesta y unos vaqueros. Al momento, la puerta se abrió y Sam entró en la habitación con una pistola en la mano. Más pasos se escucharon en la habitación de al lado y al momento Emma también estaba junto al menor de los Winchester.

—¿Qué ocurre?— preguntó Sam. 

No le contestó así que el castaño suspiró y salió de la habitación igual que había entrado. Emma sin embargo le seguía observando desde la puerta. Giró su mirada a hacia la habitación de Sam y en el momento que la puerta se cerró, ella entró en el cuarto, cerrando también tras ella. Se aproximó a la cama y se sentó como un indio a los pies de la misma.

—Otra pesadilla— afirmó después de coger aire. Dean tragó saliva y asintió, sentándose con los pies por fuera, mirando hacia la pared. Apoyó la cabeza en una de sus manos—. ¿Son sobre la marca?

—Sí—contestó esta vez con la voz. El rubio notó como la cama se hundía y cuando se giró la tenía tumbada bocarriba a su lado.

—Dean...

— Tú no lo entiendes. Todavía no has experimentado nada de la marca. Sólo la sensación de poder que te da, y ni si quiera la tienes entera. Llega un momento en que la sed de sangre te quema por dentro. Y te ves capaz de acabar con todo lo que tienes delante, y realmente puedes hacerlo, nadie puede pararte. Maté a gente, tanto a demonios como a personas, sin parpadear. Estuve a punto de acabar con mi propio hermano. 

—No puedes culparte toda la vida por algo que hiciste cuando apenas tenías control sobre ti mismo.

—Sí puedo—sentenció— . Al fin y al cabo soy yo el que aprieta el gatillo.

—Condicionado.

—Cuando a ti te pase lo mismo, y créeme te pasará, no serás capaz de quitarte la sensación de culpabilidad de encima.

—Os tengo a vosotros para pararme. Y tú tienes experiencia.

— A mí no me sirvió de nada conocer a alguien con experiencia— Emma le observó confusa.

—¿Quién te puso la marca?

—Caín, me la pasó para que destruyese a Abbadon.

—¿La cogiste voluntariamente?— preguntó sorprendida. Cuándo el rubio se giró a verla estaba bocabajo y con los brazos debajo de la almohada. Él mismo rodó los ojos y se dejo caer sobre la cama viendo que la conversación iba para largo.

—No quedaba otra, Abbadon era casi peor que Lucifer. Y no sabía lo que podía hacer la marca— explicó suspirando.

—Y aún con esas te sigues culpando— ahora él era el que estaba confuso—. Aceptaste la marca para cargarte un demonio y probablemente salvar a gente— por la cara que puso, estaba claro que él no lo veía de la misma forma—. Tienes un concepto muy bajo de ti mismo.