CAPÍTULO 21: Organization

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Emma miraba una pared de la fábrica que habían llenado de recortes de periódicos e imágenes de cámaras que habían captado el rostro de Metatrón. Se habían dedicado a recaudar toda la información posible de él. Sabía que Lucifer estaba encerrado en el infierno a punto de recuperar todas sus fuerzas, y sin embargo, había dejado fuera al que ahora parecía ser su mano derecha y ella no entendía por qué.

-¿Sigue con la piedra de los demonios?- preguntó la pelirroja a su propia "mano derecha", un demonio con aspecto de una muchacha joven y morena que se hacía llamar Jenna. Era la única que se había atrevido a acercarse desde el último demonio al que había matado después de nombrarlo su segundo, y plantarle cara. Emma no estaba segura de que le gustase la valentía de aquella chica o no. Aunque estaba cansada de ver tanto demonio darle la razón como a los tontos y amedrentándose en el momento en que ella alzaba la vista más de lo debido.

-La lleva con él a todas partes.- Contestó el demonio a su lado apoyándose contra una columna y señalando a una fotografía obtenida de una cámara de seguridad del exterior de un banco. En esta se veía a Metatrón tratando de ocultar la piedra bajo el abrigo en un descuido en el que se había visto por completo.

-¿Seguro que hay una forma de abrir las puertas al infierno en ella?

-Tiene que haberla. Los Winchester encontraron una forma de cerrarlas para siempre, así que también debe haber una para abrirlas.- Unos días atrás habían perdido todo contacto con los infiltrados que tenían en el infierno, parecía ser que había habido una incursión allí abajo y habían decido cerrar cualquier acceso, trabando así el plan de Emma de entrar a por todos.

Aquello les había terminado por confirmar que Lucifer estaba allí abajo. Si alguien podía abrir y cerrar las puertas a su antojo era él. Y estaba segura de que lo había hecho porque se había enterado de los "topos" que tenía ella allí abajo.

-¿Alguna idea de por qué él sigue fuera?- Preguntó refiriéndose a Metatrón. Escuchó la risa seca de la morena a su lado y le miró con una ceja alzada.

-No puede gustarle estar allí teniendo en cuenta su origen. Pero hay algo más interesante. Fíjate.- Llamó su atención esta vez señalando a dos hombres en uno de los recortes del periódico.- ¿Ves a estos?- Emma asintió sin saber a dónde quería llegar, hasta que Jenna posó sus dedos sobre otra imagen de una de las cámaras en la que esos dos hombres también aparecían. La pelirroja no pudo evitar reírse al darse cuenta.

-¿"Guardaespaldas"?- Curioseó.- Aún no tiene su gracia...- Murmuró sabiendo lo que aquellos dos personajes significaban.

-Efectivamente. El único que probablemente pueda devolvérsela será nuest... Lucifer.- Contestó la chica. Emma pudo ver el gesto de dolor que recorrió el rostro de la demonio, que trató de recomponerse con rapidez. Aún les costaba hacerse a la idea de haber cambiado de bando y llamar a Lucifer por su nombre les resultaba incómodo.- Y no creo que se la devuelva hasta no haber conseguido lo que desea.

-Matar a Miguel.

-Matarte a ti.- Puntualizó mientras Emma suspiraba.- Probablemente el capullo de Miguel este entre sus menores problemas ahora mismo.

-Podemos deshacernos fácilmente de ellos dos.- Volvió al tema principal refiriéndose a los que acompañaban a Metatrón.

-Tú sí, nosotros probablemente acabaríamos muertos según apareciésemos en su campo visual.- Emma volvió a fruncir el ceño. Odiaba aquello, se sentía como un rey inexperto sin idea de gobernar y parecía perder el respeto de los que estaban a su lado cada vez que se perdía en aspectos como aquel.- Es un demonio superior.- Explicó Jenna.- ¿Sabes quién era Azazel?- Emma negó con la cabeza al no reconocer aquel nombre.- ¿Te han hablado alguna vez tus amados Winchester...

-Cuidado, Jenna.- Le advirtió.

-Perdona.- Se mofó la chica.- ¿Nunca te hablaron del demonio de ojos amarillos?- Emma negó con la cabeza interesada en aquello. Recordaba haberles oído decir que el demonio que le había poseído por última vez había tenido los ojos de aquel color. Y además, aún después de haberse convertido en demonio, el pasado de los Winchester seguía inspirándole curiosidad. – Básicamente todo esto es por él.- Continuó abriendo los brazos como si quisiese abarcar todo el lugar.- Mató a su madre cuando el menor de ellos tenía apenas meses, y le dio a beber su propia sangre.

-¿La de su propia madre?

-No, la de Azazel.- Emma abrió la boca ligeramente, sorprendida. Dean y Sam apenas habían mencionado a sus padres delante de ella.- Quería conseguir el recipiente perfecto para Lucifer en la Tierra, todo ello enmascarado con la idea de montar un ejército de niños especiales con sangre de demonio. Todo aquello desencadenó la primera salida de Lucifer del infierno.- Dijo dirigiendo su mano hacia delante con la palma, mirando al suelo como si marcase una senda.- Aquellos fueron buenos tiempos.

-Oh, Jenna no te pongas meláncolica.- Se burló la pelirroja apartándose de aquella pared y echando a andar con el demonio detrás de ella.- Estos también son buenos tiempos, y los habrá mejores.

-¿Te das cuenta de la masacre que supone todo esto para los nuestros?

-Para los tuyos querrás decir.

-Ahora tú también eres de los nuestros, aunque quieras demostrar lo contrario. Eres más visceral que cualquiera de los que está aquí.- Contestó Jenna persiguiendo a la chica de camino a una de las salas que habían habilitado para los interrogatorios. Emma se sentía casi orgullosa de toda la organización que había montado.

-Ya... de todas maneras, ¿a qué viene tanto drama? Sabías a lo que te metías cuando viniste a mí.

-Como la gran mayoría, pero tampoco teníamos otra salida. Era Lucifer, Crowley o tú. Y no soy estúpida apostando por el caballo ganador. Teniendo en cuenta que eres la única a la que no pueden matar. No puedes culparme de querer sobrevivir.

Emma apenas había escuchado la última frase, la afirmación de Lucifer de que podía acabar con ella, seguía rondando su cabeza después de varios meses. No lo creía posible, pero se sorprendía a menudo pensando en formas de defenderse en caso de que aquella confesión no fuese sólo una forma de pavonearse por su parte. Y debía tener en cuenta que Lucifer era el que le había dado la marca a Caín, creando así a los caballeros del infierno. El que te da el poder te lo puede quitar.

-¿Quién es ese?- Preguntó parándose en una de las puertas de las habitaciones de tortura, como los habían bautizado el resto.

-Es uno de los de Lucifer. No es de rango alto. Un simple demonio de encrucijada.

-Crowley también lo era y mira a lo que llegó.

-Según las fuentes ¿a convertirse en un saco de cenizas?- Preguntó la morena mirándola como si no supiese a que se refería.

-Sí, pero seguro que tuvo el reinado más estable de ahí abajo.

-¡Emma!- Gritó una voz a sus espaldas obligándola a girarse para encontrarse a otro de sus demonios corriendo por el pasillo en su dirección. Se paró al llegar hasta ella, con los ojos brillantes de orgullo.

-¿Estás esperando a que te pregunte qué ocurre?

-Hemos encontrado a alguien merodeando la entrada del edificio. Pensé que te interesaría verla.- La aludida frunció el ceño, confusa sin entender lo que ocurría. Señaló el pasillo por el que había venido el demonio con la cabeza, indicándole que echase a andar delante de ella.

La fábrica estaba organizada en un espacio central al que se accedía desde la puerta principal y del cual surgían varios pasillos en dirección a lo que habían sido los almacenes y las distintas habitaciones de trabajo. El demonio apenas anduvo más de un minuto hasta pararse delante de una puerta cercana en el mismo corredor. La abrió sin esperar, dejando pasar a Emma y yendo detrás de ella.

La pelirroja se adentró en la habitación mirando hacia todos los lados hasta depositar sus ojos sobre la chica que había sentada en una silla vigilada por otros dos demonios. Apenas había cambiado en aquellos meses si no fuese por la cantidad de cortes sangrantes que ahora decoraban su cara.

-Todos a las puertas, que no entre nadie.- Ordenó con toda la tranquilidad de la que se vio capaz.

BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora