CAPÍTULO 43: Not everything is locked

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Emma andaba exasperada por los pasillos en dirección a la sala dónde había encontrado los sacos de boxeo. Aquel lugar se había convertido en su refugio para las ocasiones en las que discutía con Dean, cosa que era bastante frecuente por el carácter que tenían ambos, o cuando los hermanos la atosigaban con preguntas respecto a la influencia de la marca. Había devuelto el saco de boxeo que estaba en su habitación y ahora se dedicaba a descargarse allí.

Se lanzó sobre el en cuanto oyó la puerta del cuarto cerrarse tras ella, sin ponerse ninguna protección sobre las manos. No se había molestado en volver a fingir que no le ocurría nada después de la noche en la que se desmayó, y de eso habían pasado casi dos semanas. Se arrepentía de no haberlo hecho. Había estado en la biblioteca con el portátil de Sam buscando alguna serie para distraerse, los dos hermanos habían salido a uno de los pueblos más cercanos a comprar existencias, y habían llegado informándole de que habían encontrado un caso en uno de los periódicos locales. Se había levantado con intención de preparar las cosas para irse con ellos, pero ambos se habían puesto a la defensiva, pidiéndole que se quedase en el búnker. Sabía que lo único que querían era evitar ponerle en contacto con situaciones que diesen rienda suelta a los efectos de la marca, pero aún así no le hacia gracia.

La parte lógica que aún existía dentro de ella les daba la razón, pero la sensación de estar a todas horas al límite y como si fuese a perder el control era lo suficientemente mala y necesitaba pensar en otra cosa. Los casos le permitían abstraerse de todos esos pensamientos que estaban jugando con su cabeza hasta hacerle golpear las paredes. Y aquel era el tercer caso en el que la obligaban a quedarse en "casa" en más de dos semanas.

La rabia acumulada le hacía soltar gritos por cada golpe que le asestaba al saco de boxeo. Se tiró encima de él, agotada tras diez minutos aporreándolo sin descanso ni técnica alguna. Las lágrimas comenzaron a caerle por las mejillas, sintiéndose totalmente derrotada. Se apartó, dejándose caer sobre la pared, acabando sentada en el suelo con el rostro enterrado entre sus manos. Escuchó la puerta abrirse, y se apresuró a quitarse rápidamente los restos de las lágrimas. Cuando levantó la mirada se encontró con Sam parado delante de ella, mirándola con tristeza. Aquello era lo peor de todo, la lástima con las que muchas veces los encontraba mirándola, incluso a Dean.

—¿Qué ocurre?— preguntó la chica con toda la normalidad que le fue posible.

—Tus gritos se oían por todo el búnker.

—Estaba pegando al saco— se justificó con una sonrisa.

Se imaginaba las pintas que debía tener allí tirada, con el pelo probablemente revuelto. Sam le echó un vistazo parándose cuando llegó a sus manos, llamando la atención de Emma sobre las mismas. Tenía los nudillos en carne viva, intentó doblarlos pero los calambres recorrieron ambas manos, ¿cómo no podía haberse dado cuenta de aquello hasta ese momento? En un segundo, las manos de Sam sujetaban las suyas, examinándolas gentilmente mientras estaba acuclillado delante de ella.

—Deberíamos curártelas— comentó mirándola a los ojos.

—No se lo digas a Dean, por favor— pidió ella con un suspiro.

—Em...

—Ya carga con demasiadas cosas. El verme así a diario le mata y lo único que hace es recordarle todo por lo que él pasó— explicó apoyando las manos en el suelo y poniendo una mueca de dolor al volver a notar los calambres. Sam asintió comprensivo y ayudándola a ponerse en pie. Aunque no le gustaba mentir a su hermano sabía que aquello también estaba influyendo en él y no quería preocuparle más de lo necesario—. ¿Sabes dónde está Castiel?

—Deambulando por los almacenes probablemente. Tiene demasiado tiempo libre y sabes lo curioso que es.

—Iré a verle para que me curé esto—informó la chica saliendo por la puerta estrepitosamente.

BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora