BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDO

CAPÍTULO 31: Bite

Las cinco horas de camino al búnker se hicieron intensas, el encargado de conducir fue Sam, mientras Dean y Emma dormían. Al llegar, el menor de los hermanos fue directo a su habitación a compensar las horas de sueño perdidas. Emma se dirigía a hacer lo propio cuando Dean la cogió del brazo.

-Emma, ¿puedo hablar contigo?- esta asintió, instándole a hablar. Dean cogió aire, si algo no se le había dado nunca bien era pedir disculpas. La mayor parte de las veces, cuando sabía que había metido la pata en algo, se dejaba llevar por el orgullo, consolándose con ideas para autoconvencerse de que tenía razón-. Escucha, siento lo de ayer- la pelirroja le miró confusa, sin saber a dónde quería llegar-. Tenías razón, sobre Alice.

-¿Alice?

-Ehm la... la arpía.

-Ah, que esa cosa tenía nombre.

-El caso es ese, que tenías razón y me comporté como un capullo.

-Dean, me importa una mierda haber tenido razón o no. No has oído salir un "te lo dije" de mi boca. Lo único que me importa es que estas bien-anunció con una media sonrisa.

Dean entrecerró los ojos e imitó su gesto, abriendo los brazos y dándole un pequeño abrazo. Cuando se separaron, Emma reinició su camino a la habitación, que volvió a ser interrumpido.

-Aunque tengas razón, la próxima vez busca fundamento en otra cosa que no sean los celos- dijo mofándose de ella, alzando ligeramente la voz.

-¿Sabes qué?- preguntó la pelirroja girándose ligeramente mientras continuaba su camino-. Te lo dije. Y a ver si para la próxima te buscas alguna que no tenga que empollar huevos- aquello dejó al cazador riéndose en la biblioteca, para después ir a la cocina. Necesitaba una cerveza.

Tenía claro que sentía algo por la pelirroja, y sabía que si en parte había accedido a quedar con lo que al final había acabado siendo un monstruo, era por varias razones, entre las que se encontraba que sus relaciones no habían acabado nunca bien, y que no quería ponerla en peligro. Llevaba con ellos unos meses y ya se había topado con mil cosas que no sabía en qué momento iban a pasarle factura. Entre ellas la marca.

...

-Chicos, voy a comprar algunas cosas al pueblo. ¿Necesitáis algo?- anunció Sophie cuando entró a la cocina a la mañana siguiente.

-Pastel- respondió Dean emocionado.

-Algún día el colesterol acabará haciendo estallar tus arterias- respondió ella.

-No creo que llegue a una edad tan avanzada.

-Odio esos chistes.

-Es lo que hay, la esperanza de vida en este negocio no es muy alta.

-¿Queréis algo más?

-No, gracias Em- contestó el menor de los Winchester.

Emma fue hacia su coche, aparcado en el garaje, y arrancó en dirección al pueblo. No tardó más de veinte minutos en llegar. Bajó del coche y se encaminó a la primera tienda de comestibles que encontró mientras miraba un mensaje que Dean le había mandado mientras conducía "acuérdate del pastel". Aquello provocó una sonrisa en su rostro. Cogió una cesta y comenzó a meter toda la clase de comida que pensaba que podía consumir en el poco tiempo que se encontraban en el búnker entre caso y caso. Al acercarse a la caja para pagar no encontró a nadie.

-¿Hola?- después de unos segundos volvió a insistir-. ¿Hay alguien ahí?- se alzó de puntillas apoyándose en el mostrador para intentar echar un vistazo más allá de la puerta que se encontraba detrás de este, con la esperanza de ver al vendedor.