CAPÍTULO 17: Memories

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Recordaba una vez en la que su padre había estacionado el flamante Impala frente a un supermercado cercano al motel de Wyoming en el que se alojaban en esa temporada. Si su memoria no estaba mal, su padre estaba tratando con un Poltergeist en aquella época.

Los había dejado en el pasillo de las chucherías pensando que sus hijos se quedarían inmóviles ante aquellas golosinas, al igual que si se tratase de una serie de dibujos animados. Pero John Winchester no conocía a Sammy. Dean se había dado cuenta de que su hermano pequeño era un nerd en el mismo momento en que este había dicho "Eh Dean, no chupes ese hielo, o se te criogenizará la lengua".

"¿Crio qué?" Contestó él "Sammy, ni se te ocurra decir eso delante de papá o te cortará la lengua" Comentó pensando que lo que acababa de salir de la boca de aquel niño con ojos enormes y brillantes era una palabrota.

El caso es que cuando Dean se había dado la vuelta con las manos llenas de los regalices favoritos de Sam en aquel pasillo del supermercado, este había desaparecido. Miró alrededor en busca de su padre y aprovechó que este no había aparecido todavía para buscar desesperado a su hermano por aquel local.

Sam siempre había pensado que su hermano había crecido acojonado por las órdenes de su padre. "Cuida de Sam". La primera orden que había recibido de John tras la muerte de Mary fue "¡Lleva a tu hermano afuera lo más rápido que puedas!". Pero eso él no lo había sabido hasta que Dean había ido a recuperar a su hermano para llevárselo tras la pista de su padre.

Pero a Dean le había importado una mierda que su padre le echase la bronca por haber perdido a Sam en el supermercado. Él quería a su hermano, y cuando le vio a los pies de unas estanterías llenas de libros, sentado como un indio con una revista de National Geographic en sus piernas, su pecho se llenó de alivio y se tiró encima de él casi con lágrimas en los ojos como el crío que realmente era.

"No vuelvas a hacerme eso"

"¿Hacer qué, De?" Reclamó el pequeño sorprendido por la actitud y recibiendo una colleja del mayor como respuesta.

Dean tampoco lo decía, pero había ido pasando una foto de Sam que le hizo cuando se quedó dormido en el coche de un móvil a otro. Le había metido una cuchara de plástico en la boca y después simplemente había sacado el teléfono y había disparado la foto. Sam el universitario, Sammy el recién salido de la escuela, el que lo había dejado todo atrás para ir con él de cacería.

"¿Por qué seguí con todo aquello?" Sabía la cantidad de problemas que se habría evitado si hubiese dejado aquella vida atrás. A la mierda el puto John Winchester y sus también putas manías de jugar al escondite.

Aunque tampoco la habría conocido a ella.

Dios sabía lo mucho que había odiado al principio la idea de que fuese con ellos. Joder, había sido un capullo con ella, y probablemente por cosas como esa había acabado donde estaba ahora.

Y después de todo eso, se había enamorado de ella como un idiota. Y no se lo había dicho directamente. Si había algo para lo que tenía tiempo era para pensar. En las torturas y fuera de ellas. Durante el tiempo que se dedicaban a machacarle tiraba de recuerdos tanto de su hermano como de Emma para tratar de abstraerse. ¿Cuánto llevaba allí abajo? Casi le parecían siglos.

Dudaba que fuese a volver a verla en algún momento de su miserable existencia. Pero si lo hacía le diría todo lo que sentía, estando con la mierda hasta el cuello o no. Le había prohibido decírselo cuando estaban metidos en un lío ahora se daba cuenta del error que había cometido, más vale tarde que nunca, era el dicho.

La recordaba riéndose. Había sido como un soplo de aire fresco incluso para su hermano.

"Tienes dos tipos de sonrisa" Le había dicho ella un día en la cama. "La sonrisa cabrona, la de consquistador y casanova, y lo peor es que me encanta, no puedo evitarlo" Aquello provocó que el soltase aquella sonrisa. "Pareces un quinceañero. Ahí justo, cuando las comisuras de tu boca se elevan, enseñas los dientes y entre ellos esta tu lengua, mordiéndotela, como si hubieses cometido una travesura, como si sólo tú entendieses tu propio chiste. Y después te muerdes el labio. ¡Ahí, ves! Ese es justo en el momento en el que no se si atizarte un tortazo o lanzarme encima de ti. Pero hay una segunda sonrisa, y esa es la que más me gusta". Le mando a la mierda cuando le pidió que se la describiera. Así que tuvo que descubrirla por si mismo.

Fue una vez en el búnker, ambos estaban en uno de los sofás de la biblioteca. Eran de un solo sitio, así que él estaba sentado y ella se había repantingado encima de él.

Emma había cogido el teléfono móvil de Castiel, sabiendo lo que al ángel le encantaba escribir mensajes. Unos días después de salir del lugar, Castiel intentó contactar con ellos vía whats app.

Sam había aparecido delante de ellos, riéndose con la mandíbula desencajada y con la pantalla de su teléfono vuelto hacia ellos. Emma había empezado a reírse sabiendo a qué venía aquello.

-¿Quién ha sido el genio?- Pregunto su hermano entre risas.- Estoy casi seguro de que no ha sido Dean porque no tiene ese manejo de la informática.

En la pantalla aparecían los mensajes de Castiel y Sam, interpuestos en blanco y verde.

"Sam, mi móvil no funciona correctamente"

"A qué te refieres, Cas? Todo bien?"

"Intento escribir una cosa y me aparece otra."

"Eh vale... Qué estas intentando escribir?"

"Estoy intentando decir Esos Mullidos Gilipollas Alados

Esos Mullidos Gilipollas Alados

No estoy escribiendo eso. Estoy escribiendo Esos Mullidos Gilipollas Alados

Á N G E L E S

Es indignante"

"Eh... vas a tener que hablar de eso con Dean, creo. Parece que ha estado trasteando con tu teléfono"

"Ni si quiera sé dónde esta Esa Bestia Sexy en este momento.

Esa Bestia Sexy.

D E A N

Por favor, Sam, ayúdame."

Él mismo había estallado en risas al ver la que Emma había liado. Emma había sacado su teléfono móvil en aquel momento y le había hecho una foto. Así que esa era la sonrisa.

"Es la que sale en la cara de Dean Winchester cuando le pillas desprevenido" Le dijo la chica más tarde después de que él le preguntase. "Enseñas todos los y cada uno de tus dientes, parece que eres capaz de alumbrar toda una ciudad con esa sonrisa. Se te marcan las arrugas de los ojos. Las famosas patas de gallo que demuestran que aunque tienes el cerebro de un niño de quince años, eres un viejuno".

Se había estado metiendo con ella después de aquello, pero no podía evitar reírse por fuera de las ideas de la chica.

Por eso,cuando abrió los ojos, se sintió completamente sólo en aquella habitación. AunqueCastiel se encontrase delante de él mirándolo con cara de sorpresa. 

BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora