—¿Qué ha sido eso?—preguntó Sam una vez el coche pasó junto a la señal que indicaba que estaban fuera del pueblo.
—¿No os lo ha explicado Cas?—preguntó Emma relajándome sobre el asiento.
—¿Pereza? ¿En serio?—exclamó el mayor de los hermanos mientras ella asentía. Se le quedó mirando como si le viera por primera vez y después le atizó en el brazo con fuerza— . ¡Auch! ¡Joder! ¡¿Qué haces?!
—¡Sabéis lo preocupada que estaba!—demando, dándose la vuelta en el asiento e intentando pegar a Sam también, que esquivaba sus golpes—. Me he pasado todo el día llamándoos por teléfono capullos— Dean tiró de ella en el asiento para colocarla y que se mantuviera quieta.
—¿Pero qué querías que hiciéramos? Un pecado capital nos noquea y nos echas la bronca por no cogerte el teléfono — le reprochó Dean.
Emma sabía que no tenía motivos para enfadarse, pero en aquel momento llevaba mucho estrés encima y necesitaba sacarlo de alguna manera. Lo mejor que se le había ocurrido era dejarlo salir contra ellos.
—Explícanos que ha pasado— pidió Sam.
—No lo sé, uní piezas, sobre lo que Dean había dicho de que el pueblo estaba muerto, los demonios de los ojos blancos y la caja de pandora. Como no me cogíais el teléfono llamé a Castiel. Vino a buscaros y os encontró tirados encima de las camas del motel sin moveros. Así que me trajo aquí y fuimos a buscar a Pereza, que por cierto de perezoso tiene poco, nos lo cargamos y vinimos a buscaros— resumio. Dean quitó una mano del volante y se la paso por la cara—. ¿Llegasteis a encontrar al demonio?
—No— contestó Sam.
—Cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en plan Blanca Nieves en la urna.
—Es como si hubiese tenido niebla en la cabeza. Recuerdo haber oído el móvil sonar, pero me daba igual. No me apetecía cogerlo—Emma suspiró frustrada.
—Oséase, que mientras nosotros acabábamos con la pereza vosotros dormíais a pierna suelta—bromeó.
—¿Cómo habéis acabado con él?—indagó Sam con interés.
—Probamos con el cuchillo de Ruby—explicó Castiel con interés—. Pero no le hizo nada, así que traje la primera hoja y Emma lo atravesó con ella.
—¿Qué?—Dean tenía los ojos totalmente abiertos y de repente parecía volver a estar completamente preocupado.
Emma rebuscó por debajo del asiento del copiloto, recordando que la había tirado por allí cuando se había montado en el coche. La agarró del mango y la sacó examinándola.
Así que esa mandíbula atada a un palo era el arma de Caín. No había pasado ni dos segundos con ella en la mano cuando notó una sensación de quemazón en su brazo, soltándola rápidamente y dejando que cayese a sus pies otra vez con un grito ahogado. El coche viró bruscamente y frenó.
Emma miró a Dean sin entender por qué había hecho aquello. Pero no le dio tiempo a preguntarle nada. Tiró de su brazo hacia él examinándolo con el ceño fruncido y la boca semiabierta.
—¡Dean! ¿Qué ocurre?—exclamó Sam desde el asiento trasero. Su hermano estaba pasando los dedos por un rasguño en el brazo de la pelirroja que debía haberse hecho durante la pelea con el pecado. Giró el brazo para enseñárselo a Sam—. ¿Qué es eso?
—Creo que es la marca— confesó mirándola con preocupación
— Pero es... pequeña— murmuró Sam observándola.
— ¿Ocurrió algo raro cuando lo mataste?— insistió Dean.
—Fue como si la hoja lo absorbiese, salí lanzada hacia atrás— les explicó Emma.
—Cas intenta curárselo— el ángel obedeció, acercándose desde el asiento trasero y dejando una mano flotando sobre el rasguño. Estaba elevado, no era como una herida, si no más como si le hubiesen arañado y el raspón todavía estuviera inflamado. Después de unos segundos Castiel retiró la mano, pero la marca seguía ahí.
Sam suspiró derrotado y el de la gabardina se echó hacia atrás apoyándose otra vez sobre el respaldo del asiento mientras Dean se le quedaba mirando. Tenía una cara que variaba entre el enfado y la preocupación. Se volvió hacía el volante y arrancó otra vez —Tenemos que quitársela.
—No se puede— cortó Castiel.
—¡Pudisteis hacerlo conmigo!—gritó Dean.
—Una de las cosas que había que usar es la fruta del árbol prohibido. Y ya la usamos para quitártela a ti.
—¡Joder!— exclamó Dean seguido de una serie de golpes al volante —. ¡Os lo dije! ¡Os dije que no lo hicierais! ¡Mirad como estamos ahora!
—Dean, basta— pidió Emma con voz neutral.
—¡Por sacarme a mí del ajo la habéis metido a ella!
—¡He dicho que ya basta!— gritó la pelirroja esta vez. Dean se agachó a coger la hoja y se la pasó a Castiel.
—Llévatela, escóndela donde sea— cuando la pelirroja se giró en el asiento, el ángel había desaparecido junto con el arma.
Los tres hicieron el resto del viaje totalmente callados, sin dirigirse la palabra. Emma se quedó dormida mientras se examinaba la marca del brazo y despertó de un portazo del coche en el refugio. Cuando se despejó observó a Dean dando zancadas en dirección a la puerta. Se bajó y fue hacia la parte trasera del coche en la que Sam se encontraba descargando las cosas para meterlas en el interior del refugio.
—¿Crees que le durará mucho?
—Está preocupado. Se le pasará— le contestó pasándose una bolsa con un par de cosas y cogiendo el otra. Emma asintió y fue detrás de él al interior.
No había ni rastro del mayor de los hermanos.
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BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDO
أدب الهواة❝Saving people, hunting things. The family business.❞ ( temporada diez en adelante ) cover by winchesterxflares