BECOMING A HUNTER ⇘ SUPERNATURAL ✓ EDITANDO

Capítulo 4: I have changed

La rubia suspiró ante la puerta sopesando si se iba a arrepentir de aquella decisión. Había comenzado a conocer a Sam cuando su hermano había muerto y Emma desaparecido. Y casi podría haber asegurado cómo respondería ante cualquier cosa durante ese tiempo. Pero ahora era una persona totalmente diferente desde que todo aquello había ocurrido.

Apenas se dignaba a aparecer delante de ellos, salvo cuando se le encontraban en la cocina a por algo de comer, lo que solía ser pocas veces. Aunque Liz se había encargado de dejarle una bandeja de comida delante de su puerta, cuando volvía a pasar por allí, esta seguía intacta.

Dio un par de toques, y sin esperar ningún tipo de respuesta, abrió la puerta. El cuerpo de Sam, o al menos lo que quedaba de él estaba tirado bocabajo encima de la cama, sin camiseta y con unos pantalones puestos. La habitación olía fatal, y por un momento Liz se asustó de que el chico hubiese hecho alguna estupidez.

-¿Sam?- Lo llamó, aliviándose cuando el cuerpo de este se removió encima de las sábanas. El aludido levantó la cabeza y la giró lo justo como para saber quién se encontraba en la puerta de su habitación.

En otra época habría saltado de la cama con algún arma que tuviese escondida debajo de la almohada. Era una reacción defensiva que tanto él como su hermano habían llevado metida hasta en los huesos. Pero ahora mismo le importaba poco lo que pudiese ocurrirle.

-¿Qué haces aquí?- Preguntó volviendo a dejar caer su rostro sobre la almohada.- Liz comenzó a andar en dirección a la cama, cogiendo las prendas que había tiradas en el suelo en su camino. Cuando llegó al lateral de la cama le tiró todo lo que llevaba en sus brazos encima.- ¡¿Qué coño?! ¡¿Qué cojones estás haciendo?!

-Ya es hora de que muevas tu maldito culo fuera de esta habitación.- Soltó poniendo las manos sobre sus caderas. Esperaba parecer más valiente de lo que realmente se sentía.- Y da gracias de que te he tirado la ropa, porque como en cinco minutos no estés de camino a la ducha para quitarte el olor a cerdo que llevas encima, lo siguiente que te echaré encima será un barreño lleno de agua y jabón.

-Déjame tranquilo, Elizabeth.

-No me da la gana, Samuel.- A la vista de que la chica no iba a dejarle tranquilo optó por ignorarla. Esperaba que al final se cansase de hablar y se largase de la habitación igual que había entrado. Liz suspiró, y viendo que con aquello no conseguiría nada, optó por cambiar de táctica. Se sentó en un hueco que Sam había dejado en la cama y comenzó a hablar.- Tu hermano no querría verte así.- Comentó esperando algún tipo de reacción por su parte. Nada, salvo el corte en su respiración.- Sam, no puedes estar aquí encerrado toda la vida. Tienes que luchar, salir a delante. Hacer tu propia vida, como él habría querido.

El castaño se removió enterrando su rostro en la almohada. Acabaría gritando si la rubia no paraba de hablar de Dean, si volvía a decir si quiera su nombre.

Recordaba haberle pedido aquello mismo a su hermano cuando él tenía claro que iba a morir, antes de lanzarse de cabeza a la jaula para encerrar a Lucifer. Su hermano tenía derecho a que alguien lo cuidase, a tener una familia, a vivir. Y ahora se lo habían arrebatado, todo. Justo cuando parecía que su vida estaba mejorando, que había encontrado a alguien incluso mejor que Lisa para estar.

Se había prometido ser él el que cuidase a su hermano. Después de todo, Dean se había visto obligado a dejar de lado gran parte de su vida por estar a cargo de él. Aún recordaba cuando su hermano renunciaba a los últimos Lucky charms por él, cuando se despertó metido en la bañera de hielo en la búsqueda de Metatrón mientras Dean trataba de bajarle la fiebre, cuando su hermano le preguntaba si quería que le hiciese el avión para que comiese, cuando había dado su alma con tal de que él volviese a vivir.