Capítulo 24

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La reunión de esta mañana fue un éxito, Brando se puso un poco molesto cuando los socios coqueteaban conmigo, según él. Para mí estaban siendo amables, pero ustedes saben que cuando algo se le mete en la cabeza él piensa que es eso. Bueno, ahora nos estamos yendo a la casa de Brando, la verdad es que estoy un poco nerviosa. No sé con qué me voy a encontrar, él no me cuenta mucho de su pasado ni nada. Pero bueno por ahora no lo voy a presionar.

Ahora mismo estamos en la carretera, Brando maneja y yo solo observo el paisaje. Es precioso la verdad, y gracias a Dios que el día está muy soleado. Menos mal que me puse algo liviano de ropa, si no me estaría cocinando. Mi chico tiene apoyada su mano en mi rodilla mientras le da suaves caricias, yo hago lo mismo con su brazo. Mientras que maneja me va señalando en el camino algunos lugares. Igual me dijo que esta noche íbamos a ir a comer afuera, mañana tenemos que ir a la empresa por la tarde, así que nos podemos acostar más tarde.

Brando me avisa que ya casi estamos llegando, la verdad es que lo único que se ve es bosque. No hay ninguna casa ni nada. Quizá su casa se encuentra en un pueblo pequeño, la verdad que no sé porque no hay nada. Ni un almacén, nada, pero está lleno de vegetación. Lo que sí puedo notar es que en los árboles hay cámaras, qué extraño.

-¿Por qué hay cámaras en los árboles?

-Calculo que será por control -yo solo asiento y sigo observando el paisaje. Puedo notar un poco tenso a Brando, pero decido pensar que está nervioso o algo así. No tiene por qué estarlo él, yo sí que estoy nerviosa porque no sé con qué me voy a encontrar.

A lo lejos puedo ver un portón negro gigante todo de hierro y unas paredes que parecen la muralla china. Donde es que vive Brando, para ser un simple empleado de finanzas se ve que gana muy bien. Presiona un botón y este portón comienza a abrirse. Brando lo pasa y yo estoy un poco sorprendida por lo que hay detrás de él, de verdad que no esperaba encontrarme con algo así. Me encuentro con un gran jardín con hermosas plantas, muy cuidado y hay una fuente en la entrada. La verdad que es precioso, el paisajista sí que se esmeró. Un poco más atrás me quedo anonadada por la inmensa mansión que hay frente a mis ojos, es una como la de las películas. Toda blanca con los detalles de los marcos de las ventanas y puertas en negros. La verdad que es preciosa. Lo que más me sorprende son las camionetas negras que se encuentran estacionadas frente a la casa, son tres de esas y dos motos negras. ¿Por qué tanto? Además son todas iguales. Unos hombres vestidos con trajes negros se encuentran parados en la puerta de la casa, creo que son gente de seguridad, pero ahora me pregunto por qué tantos. Me giro para mirar a Brando.

-¿Por qué hay tanta seguridad?

-Es necesario por el barrio -esa respuesta no me convence mucho, pero lo voy a averiguar muy pronto. Estaciona el auto y ambos salimos. Cuando me bajo me mareo un poco pero rápidamente me estabilizo. Brando llega a mí y me ofrece la mano.

-Pero tenemos que agarrar las maletas.

-Norma se va a encargar junto al servicio.

-Pero nosotros la podemos ayudar.

-Tranquila amor, ven que te quiero presentar -yo solo asiento y me encamino a la entrada de la casa, donde estaban los señores de negro, que ahora no están más y solo se encuentra uno. Es gigante, diría que es un placard. Tiene puesto un traje negro que se afirma a su cuerpo trabajado.

-Carlos te presento a mi novia Olivia, Olivia él es Carlos, el jefe de seguridad.

-Hola Carlos, un gusto -le doy la mano.

-El gusto es mío señorita Olivia -le sonrío, me devuelve la sonrisa y se pone serio devuelta.

-Brando, tenemos que hablar.

BONITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora