Capítulo 69

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Escucho un fuerte pitido que me despierta de mi profundo sueño. Cuando mis ojos comienzan a abrirse, me encuentro con un techo desconocido blanco, con luces muy blancas para mi gusto. Cuando me muevo un poco, siento que algo esta apoyado en mi mano izquierda. Inclino un poco mi cabeza y me encuentro a Brando apoyando su cabeza en mi mano. Todo esto es muy extraño. 

-Cariño, ¿qué sucede? -le pregunto a Brando, no me había dado cuenta, pero mi garganta duele cuando hablo. 

Brando alza su cabeza y puedo observar su cara de preocupado, no entiendo nada. ¿Qué está sucediendo?

-Olivia, dios mío, despertaste -dice mientras se inclina hacia mi y me da un beso en la frente. En verdad estoy muy perdida, no comprendo que sucede, pero no me gusta que Brando esté triste, preocupado. 

-Brando, ¿qué me pasó? -le pregunto, mientras observo que mi brazo derecho tiene un suero. Y entonces ahí, todo lo sucedido comienza a llegar a mi mente. Brando probándose el traje, el mensaje y todo negro. Un sollozo se me escapa y mis manos van automáticamente a mi vientre. Mis chiquitos, ¿les habrá pasado algo?

-Brando, dime que no les sucedió nada a los niños -le digo casi llorando, pero intento contener mis lágrimas.

-No Bonita, todo está en orden. Tuviste un bajo de presión y por eso te desmayaste, deci que justo salí y vi como te desvanecías. Creí que me moría cariño, por dios, me asusté demasiado. Apenas sucedió todo, llamé a Carlos y te trajimos para el hospital más cercano -me tranquiliza y alegra escuchar que los niños están bien. Pero dura poco mi tranquilidad, ya que recuerdo el mensaje.

-Olivia, respecto al mensaje, tranquila que ya mandé a rastrear el celular. Carlos en cualquier momento me traerá el reporte. Bonita no quiero que te estreses, esto puede perjudicar a los niños; sé que el mensaje que recibiste te asustó demasiado y es por eso que estamos acá, pero cariño te pido que intentes tranquilizarte. Ya te lo dije y te lo seguiré diciendo las veces que haga falta, estando conmigo nunca te va a suceder nada a ti ni a los niños. Ustedes son mi vida y los voy a cuidar y proteger, hasta que me muera -a esta altura mis lagrimas están descontroladas, Brando se acerca a mí y comienza a tranquilizarme diciendo palabras lindas en mi oído, me da pequeñas caricias. Pero la puerta hace un ruido y cuando miramos vemos a un doctor entrar por ella. 

-Señorita Black, ¿cómo se siente? -pregunta mientras se acerca a mi y coloca el estetoscopio.

-Me duele la espalda y un poco la cabeza -le digo mientras lo observo. 

-No quiero que tomes medicamentos, por los niños, así que intenta tranquilizarte; puedes tomarte una taza de café. Sé que no se puede tomar cafeína, pero esta taza la vas a tomar, ya que el café descomprime el dolor, solo por hoy. Luego te voy a dar unas sesiones para la espalda, como vas a ser mamá de dos criaturas, tu espalda debe poder aguantar ese peso. Ya puedes ir a tu casa -luego de decir todo esto, se queda hablando un rato con Brando, pero estoy tan sumida en mis pensamientos que no escucho nada. ¿Cómo puede ser que ésta persona me mande este mensaje?, ¿por qué se empeña en preocuparme y arruinar mi vida? No tengo la menor idea de quien es J.H., pero pienso descubrirlo pronto. Se metieron con mi familia y con eso no se meten, además preocuparon a Brando y eso tampoco me gusta. Así que este tal J.H o jodido hijo de puta, le acabo de poner el nombre... ¿Qué opinan? Se metió con la embarazada equivocada. 

-Olivia, ya podemos volver a casa -dice Brando mientras se acerca a mi y coloca una mano en mi vientre y la otra en mi mano izquierda, tocando el anillo. Menos mal que me dice esto, no pensaba quedarme aquí a pasar la noche, lo único que necesito en este momento es estar con Brando, en cualquier lugar eso me tranquiliza y es lo que me dará paz. 

BONITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora