Capítulo 59

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Cuando entramos a la casa, una llamada llegó al celular de Brando. Él fue a su despacho, para poder hablar más tranquilo. Yo me fui con el peque a la cocina, así lo veían Lili y las chicas.

-Pero qué hermoso está el pequeño -comentó una de las chicas.

-Es muy hermoso -comenta Lili.

-Es precioso -comento yo.

Seguimos hablando un poco y luego me lo llevo a la habitación, así me hace compañía mientras trabajo. Ésta mañana me mandaron unos mails al correo, tengo bastante trabajo, así que mejor empiezo a trabajar. El dormitorio de Brando tiene un balcón precioso; con una mesa y unas sillitas, la vista, como ustedes saben, es preciosa. Qué mejor lugar para trabajar que este.

Agarro mi computadora, un cuaderno y me dirijo hacia afuera. Mi pequeño me sigue a todas partes. Cuando tomo asiento él se acuesta en el suelo. Es muy tierno, me le quedo mirando con mucha ternura y luego comienzo a trabajar.

-Bonita, ¿quieres ir a comer a fuera? -pregunta Brando mientras se acerca a mi.

-Me encantaría -le digo mientras comienzo a cerrar mi correo. Siento sus manos posarse en mis hombros y comienza a hacerme masajes.

-Cuando quieras salimos -me dice al oído y me deja un beso en mi mejilla.

-Primero me cambio y luego salimos -le digo mientras le doy caricias a sus manos.

-Estás preciosa así -me dice.

-Amor, quiero estar presentable a tú lado, no en ropa deportiva -digo.

-Bonita, tú te ves bien con cualquier cosa -dice mientras me gira y ahora quedamos cara a cara. Uno nuestros labios y nos fundimos en un profundo beso. Nuestras lenguas se encontraron y comenzamos a besarnos más intensamente. Sus manos viajan por toda mi espalda y mis manos están  estancadas en su cuello.

-Bonita, si seguimos así no vamos a salir -coloca sus manos en mis nalgas y les da un apretón.

-Bueno, espérame -le digo.

-Toda la vida -me da un dulce beso en los labios, para mí no fue suficiente y me le tiré encima. Él me atrajo y enredé mis piernas en su cintura. Me agarró fuertemente y continuamos. Me adentró a la habitación.

-Me voy a cambiar, mi amor -le digo mientras le doy un beso en su frente. Me mira frunciendo el ceño, pero luego se le borra, y una sonrisa ilumina su precioso rostro.

-Estoy en la sala -dice y me da un último beso. Cómo me cuesta separarme de vos, mi amor. Pero bueno, es claro que debo poner límites, si no parezco una depravada, todo el tiempo pensando en sexo.

Escogí un vestido negro pegado al cuerpo, que resaltaba mis curvas. Me coloqué unos tacos negros con unas flores bordadas en rojos corales. El pelo lo deje suelto en ondas, el maquillaje muy sutil, como suelo acostumbrar. Escojo un bolso rojo que quedaba bien con el outfit. Me miro al espejo por última vez y salgo.

Piensan que me olvidé del pequeño, pero no, se fue con Brando. Me encantan que estén juntos. Puedo observar por la ventana del cuarto como es que mis chicos juegan. Brando le tira una rama y el peque la va a buscar, tiene mucha energía el cachorro; es muy lindo cuando corre, se ve super tierno. 

Cuando llego a la sala, puedo localizar a Brando semi acostado en el sillón y a mi peque encima suyo. Brando le da pequeñas caricias en su lomo, el peque disfruta encantado. Cuando Brando se da cuenta de mi presencia, se me queda mirando y yo siento como mis mejillas se ruborizan más y más. Brando se para, dejando al cachorro sentado en el sillón. Se dirige a mí y ahora estamos frente a frente, ambos mirándonos. Él sigue con su traje del trabajo y yo estoy un poco más acorde. 

BONITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora