Capítulo 81

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Ese olor que tanto extrañé, esos brazos, ese cuerpo. Sé quién me está cargando, pero me cuesta abrir los ojos, lo estoy intentando pero no se abren. 

-Shh Bonita tranquila, ya estoy aquí -me dice mi hombre, mi bonito. Escuchar su voz causa unas sensaciones en mi, que no las sentía hace rato. 

-Brando -intento decir, pero es un susurro muy débil. Dicho esto, Brando me da un beso en la frente y me aprieta más contra él. 

Luego de varios intento de abrir mis ojos, al fin pude. Y lo primero que vi fueron sus ojos, esos ojos que tanto me gustan, que tanto me encandilan. Luego vi su boca, cómo la extraño y así continué observándolo, mientras me cargaba a no sé dónde. Pero como estaba en los brazos del amor de mi vida, no me importaba nada, sé que a donde él me lleve yo estaré bien. 

Una vez que llegamos a un cuarto oscuro, Brando me deja con mis pies apoyados en el suelo, quedamos enfrentados. Ambos nos miramos sin decir nada, pero no aguantamos mucho. Los dos al mismo tiempo nos abalanzamos y enredo mis brazos al rededor de su cuello y él me sujeta por las caderas, ya no podemos estar tan juntos como antes, ya que mi panza nos está separando un poco. Pero eso no impide que no lo pueda besar, abrazar y sentir. 

-Ay amor, te amo  -le digo mientras que sollozo en su cuello. Brando me acaricia la espalda, intentando consolarme, pero no paro de llorar. 

-Shh cariño, ya estoy aquí, ahora necesito que te calmes un poco así nos vamos cuanto antes de este infierno -me dice mientras me acaricia mi rostro con sus manos. Comienzo a respirar mejor poco a poco, lo único que hago es observarlo, mirarle esos ojos que tanto me consuelan, que tanto me cuidan, que tanto me aman- Te amo nena -me dice mientras besa mi frente- ahora bonita, necesito que estés firme, que seas fuerte. Si hacemos las cosas como lo planeado, todo saldrá bien amor y podemos ir a nuestro hogar y seguir disfrutando de nuestro amor -dice mientras me acaricia con su mano mi vientre. Se agacha hasta quedar a la altura de mi panza y le da dos besos y susurra un pequeño "los amo". 

Vuelve a mi altura y simplemente la atrapo entre mis brazos, como puedo... y lo beso intentando decirle todo lo que lo amo, decirle cuánto lo extrañé. Brando responde gustoso a mi beso, profundizándolo, pero luego escuchamos unos ruidos y nos separamos. Apoyo mi cara en su fuerte pecho, parece más duro de lo que lo recordaba. Paso mis manos por sus fuertes brazos y noto que también están más sólidos. Elevo mi rostro, para poder encontrarme con el suyo, y me deleita con esa sonrisa que tanto me gusta. 

-Olivia, quiero que te pongas esto -me da una calza y una remera, zapatillas y un chaleco antibalas- cariño es por prevención, ven, voy a ayudarte -dice mientras me ayuda a colocarme la ropa. Una vez lista, Brando me ajusta bien el chaleco, en realidad lo ajusta como puede, ya que mi panza no ayuda mucho. 

-Vamos cariño, primero salgo yo y luego tú detrás de mi. No quiero que hables ni digas nada, cuánto más rápido lo hagamos, todo pronto se va a terminar. 

-Te amo.

-Te amo amor.

Y así observo cómo Brando sale con una pistola en sus manos, mientras que yo intento cumplir con lo que me pidió. Me hace una seña para que lo siga. No se escucha nada, solo nuestros sigilosos pasos, unos nervios me están atacando. Brando me toma de la mano y me guía por los pasillos, es tenebroso este lugar. No hay nada extraño, es una casa común y corriente, mejor dicho una mansión. Pero no se, es espantoso todo. Brando camina por el lugar como si esto ya lo hubiera hecho antes. 

Escuchamos unos pasos, pero no sabemos de donde provienen. Brando continúa caminando, muy sigilosamente bajamos unas escaleras y no hay nadie, pareciera como si todos hubiesen ido. Brando de vez en cuando se gira a mi y me observa, me regala una pequeña sonrisa que no le llega a ningún lado, puedo sentir que está preocupado. No quiere que nada me pase a mi y a los niños, yo tampoco quiero. Al parecer en este momento todos mis miedos, mis angustias, se esfumaron y en verdad intento estar firme para poder seguir con el plan. 

Seguimos caminando, ésta mansión es gigante, me extraña que no haya nadie. Mis pies continúan los pasos firmes de Brando. 

Seguimos caminando hasta que escuchamos unas voces, me alarmo al instante y le destrozo la mano a mi bonito. Él intenta darme un apretón tranquilizador, pero en verdad no me estoy calmando, no quiero que le suceda nada a mis hijos o a él.  Observamos unas sombras al final del pasillo, Brando con movimientos rápidos nos esconde detrás de un mueble. 

Puedo reconocer la voz de uno de los hombres, él fue el que me dio la cachetada. Lo detesto a ese señor, es tan desagradable, pero intento estar tranquila y no lanzarme a él. Brando me acaricia mi cintura y me sonríe, lo miro y le intento regalar una sonrisa; no me fue muy bien con eso. 

Escuchamos cómo las voces siguen otro camino y Brando sale primero para observar y luego sigo yo. Así seguimos caminando con el mismo sigilo. Los nervios me están matando, quiero salir ya de este lugar, no me gusta para nada.  No me había dado cuenta hasta recién, pero Brando tiene una especie de auricular en su oreja, debo decirles que se ve jodidamente sexy.  Es mi mafioso favorito y es jodidamente mío. Me sonrojo un poco, sé que estamos en una situación complicada, pero joder, no saben lo caliente que se ve. 

Todo venía perfecto, las cosas estaban saliendo muy bien, hasta que de la nada apareció la última persona que esperaba aquí. Me quedo congelada observándolo, cada vez da más miedo. Brando se tensa al instante, pero eso no quita que su cara de enojado y molesto se intensifique más. ¡Joder!, da miedo mirarlo.

A la única persona que observa fijamente, clavando la mirada, fulminándolo, es a él. Brando no emite ningún gesto, simplemente lo fulmina con la mirada. No puedo creer que este señor sea él. Siempre pensé que fue Baltazar, pero joder, no es él. Su cara da miedo de verdad y cuando lo observo mejor, recuerdo todo.

Recuerdan el primer viaje a España con Brando, fuimos a una fiesta. Y ahí me encontré a este hombre, desagradable. Recuerdo que la primera vez que lo vi, me dio un miedo inmenso, me dio desconfianza, me dio mala racha. Y aquí estamos, con este señor repugnante, observándonos con una sonrisa inmensa en su rostro. 

-Brando, querido Brando, nos volvemos a ver en la misma situación -dice el hombre. 


Hola! 

Aquí otro capitulo, perdonen la tardanza, pero estuve un poco complicada.

Espero poder subir pronto otro, deseo que les guste.

Nos estamos leyendo...

Besos Mi 







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