Capítulo 16 [Parte 4]

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Esa vida que finge pero no contiene mucho valor.

Harry suspiro y metió sus manos a sus bolsillos. La tarde estaba cayendo, muy probablemente la manecilla del BigBen anunciaba las 6. Venía de casa del rubio, donde alguna vez se había sentido alegre y hasta desdichado.

Su cabeza iba y venía, de aquí para allá, del presente, al pasado. Y del futuro, al infinito.

De un tiempo para acá su vida había cambiado dramáticamente.

Primero estaba su cuerpo, que no hace mucho aún seguía siendo normal, tal vez uno o dos kilos de más, pero no era malo o nada de eso, y de pronto, boom su garganta le ardía y el estómago le rogaba a gritos por un poco de comida.

Después, estaban sus brazos con los que jugó a que sabía dibujar. A que sabía dibujar con tinta roja líneas firmes y profundas.

Tercero, hace unos meses aún tenía a su amigo aquí.

Caminó en silencio mientras su cabeza volaba entre recuerdos que a veces chocaban contra el para atormentarlo, como por ejemplo, todas esas veces donde Louis y Sofí tratando de ayudarlo. Pero no pudieron.

¿No pudieron? o ¿Nos lo dejó?

El ruloso suspiro, estaba exhausto de estas pláticas con el mismo.

Pero eran necesarias, al fin y al cabo no podía callar esa vos que era una combinación entre recuerdos, moral y conciencia. Además de esos demonios que lograban escapar y hacer de sus pensamientos, miserables.

Deseaba dejar de culparse o dejar de darse cuenta de todo lo que había causado a su al rededor, deseaba a veces solo desaparecer y borrar todo su pasado a su paso.

Se martirizaba recordándose los comentarios de las personas que lo orillaron al lado de la muerte, llamada en otras palabras, bulimia. Se martirizaba cada que tragaba las pastillitas de hierro y sentía su garganta escocer con el paso de los alimentos.

A veces, sin darse cuenta, rechazaba la comida y se reusaba a probar bocado, y se asustaba cuando se daba cuenta de ello.

Aún quedaban rastros de todo el infierno que sufrió en vida, desde las cicatrices grandes y profundas, hasta las que no se pueden ver.

Desde un corazón culpándose, hasta la anemia y los problemas con su vos.

Todo era una reacción en cadena, todo un festival para armarle la vida miserable que él nunca pidió.

Era tan triste ver el fantasma del pasado acurrucado en una esquina del baño, desnudo y tomándose la carne que había desaparecido de sus costillas, llorando y con los brazos chorreantes en sangre, mientras en sus ojos no paraba de llover.

Se sintió miserable.

¿Ahora que se suponía debía hacer?, seguir con su vida y aprender de sus errores, ¿Y cómo lo iba a hacer? solo dios sabe.

Nialler James Horan, el hijo menor de una hermosa familia formada por la madre, el hijo mayor de 19 y el menor, de 16. Una familia que había sobrevivido a la muerte del padre, y sobrellevado los problemas económicos que azotaban cruelmente a la clase media. Una familia rebosante en el amor que Harry siempre quiso y no tuvo, una familia hermosa donde todos sabían que pasaba con el otro.

Todos sabía de todos, menos de Niall.

Cuando Liam lo había encontrado en el baño, desangrándose cruelmente, Niall le rogó porque no le dijera a su madre o a su hermano, argumentando que no quería que se enterarán y se decepcionarán de él. A pesar de todo rastro de buen juicio, Liam había aceptado a cubrir al pequeño. Bep, error.

Sofi tenía la duda y la pregunta constante, sobre lo que pasaba con su sonriente amigo, pero nunca quiso hurgar más de lo necesario en el tema. Error, si era necesario.

Louis no lo sabía, era demasiado ciego de su felicidad que se olvidó de mirar hacía el fondo y extender una mano de apoyo, y cuando lo hizo, no fue a la persona más necesitada. Falla, no solo era Harry, allí también estaba Niall.

Zayn es rudo, pero también se enamora, y que sea un chico malo no dice que no pueda amar a nadie más. Había ofrecido su calor a ese chico gordito de las mejillas rojizas y los ojos azules, le había acariciado la cabeza y lo había amado como nadie nunca jamás lo había hecho. Le había entregado ciegamente su corazón... Error, debió conservar los ojos para mirar que algo andaba mal.

Al final nadie es perfecto, ¿cierto?

Harry, el mismo tenía sus problemas como para tener que preocuparse por los de otros, pero si todo funcionará de esta manera, ¿No tendrían todos razones para dejar de lado al ruloso?. Lo más doloroso en el cuerpo de Harry no era el ardor de su garganta, ni el escozor de las heridas abiertas bombeando sangre, lo peor, era saber que pudo haber ayudado a su amigo con solo una palabra, y esa palabra nunca salió de su boca. Bep, todos compartían el sentimiento de culpa, no solo el.

Error tras error, donde solo tenía que abrir los ojos y mirar a su al rededor para salvar la vida de un ser humano.

Y cuando alzó los ojos al cielo, se dio cuenta de que estaba volviendo a pasar.


Cuando alguien se va  |Larry & Ziall| {LCFNL2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora