Capitulo 31

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Emma

No podía controlar la emoción que llevaba dentro, no había momento en el cual no me sintiera bien. Gabriel se percató de eso, por ende, no dejo de hacerme preguntas las cuales no respondía, ¿Desde cuando le interesa tanto lo que haga o deje de hacer?

Por fin era sábado, faltaban tan solo 4 minutos para las 8, me sentia en pánico ya que saldría con Alex, a solas.

Mi celular comenzó a sonar, era una llamada de Alex. Rápidamente contesté.

-Hola Emma. -Dijo tras la línea.

-Hola Alex.

-¿Ya estás lista? - Preguntó.

-Pues si.

-Genial, estoy afuera de tu casa.

Dicho esto, Alex corto la llama. Me di una ultima mirada en el espejo antes de salir. Mientras bajaba las escaleras me topé con Gabriel quien salia de la cocina con un vaso de leche en las manos.

-¿Adonde vas así vestida? -Preguntó.

-Voy a salir.

-¿A donde?

-No te importa. -Respondí caminando hacia la puerta.

Agradecí bastante de Gabriel no me siguiera tras la puerta, ya que podría ver a Alex y armarme una escena.

Alex esperaba dentro de su auto, abrí la puerta con una sonrisa y entre en el de igual manera.

-Te ves hermosa. -El cumplido de Alex hizo que me sonrojara.

-Gracias. -Respondi cortes. -¿Y adonde iremos? -Pregunté.

-Pues tengo planeado llevarte a cenar. -Respondio sonriente.

Me alegre al escuchar el plan que tenia Alex para pasar el rato conmigo. Mi madre decía que mi padre la solía llevar a restaurantes elegantes, me alegra bastante que Alex tenga ese mismo gesto conmigo.

Alex puso a andar el auto, condujo por varios minutos hasta llegara a una recepción lo bastante elegante. Como lo deduje.

Alex me ayudo a bajar del auto y juntos entramos en el restaurante. Subimos al ultimo piso para tener una mejor vista de la ciudad. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana. Todo era hermoso, lo mejor que me puede pasar en la vida.

-¿Te gusta? -Preguntó.

-Me encanta. -Respondi regalándole un tierna sonrisa. -Eh oído de este lugar, es muy difícil obtener una reservación aquí. -Dije.

-Pues no para mí, después de todo mi madre es dueña de toda esta cadena de restaurantes. -Dijo.

-¿Tu madre es dueña de este lugar? -Eso explicaba el por que Alex tenia el auto del año, ropa de marca, y todo lo que un niñito rico podría tener.

-Si, y muy pronto todo esto sera mio. -Dijo muy orgulloso de si.

El mesero del lugar trajo una botella de vino.

-Brindemos. -Dijo tomando una de las copas.

-¿Por que brindaremos? -Dije levantando mi copa.

Alex hizo un gesto pensativo mientras apretaba los labios. -Por nuestra amistad. -Dijo.

-Bien. -Respondí, Ambos juntamos las copas haciendo un pequeño sonido en ellas.

-Para que nuestra amistad se vuelva algo más. -Dijo bebiendo de la copa.

Me quede sorprendida por lo que dijo al final, ¿realmente espera que nuestra amistad se convierta en algo más?

El mesero trajo la cena, que por cierto se veía y sabia deliciosa. Durante la cena Alex y yo nos mantuvimos en silencio, no sabíamos que decir, pero eso no quitaba que Alex me dedicara miradas las cuales me hacían sentir nerviosa y ansiosa.


Alex

El mesero siguió trayéndonos más vino. Emma y yo habíamos bebido en total 3 botellas. Deje de ordenarlas al ver que Emma actuaba de manera extraña.

-Necesito más de esto. -Dijo levantando una de las botellas de vino.

-Has bebido demasiado. -Dije. Me di cuenta que fue mala idea ordenar el vino, no tenia idea de que Emma no sabia beber alcohol, de a verlo sabido hubiera ordenado otra cosa. Por otro lado yo aun seguía lo bastante sobrio como para controlar mis palabras.

-¡Mesero! -Dijo gritando. -¡Deme más de esto!

Me reí por la forma en la cual Emma hablaba, si que estaba ebria. No podía llevarla a casa en ese estado, ni tampoco podía permitir que siguiera bebiendo.

-Alex. -Dijo. -Eres el dueño de este lugar, ordena que me traigan más vino.

-Creo que ya fue suficiente. -Dicho sto me levante de la silla y camine hacia ella. La tome de los hombros y la ayude a levantarse.

Emma estaba tan ebria que no podía mantenerse de pie. La única forma de sacarla de aquí era cargándola, así que lo hice. Tome a Emma en mis brazos y con sumo cuidado baje por las escaleras hasta llegara a la planta principal en la cual se encontraba mi auto.

El guardia del lugar me ayudo a abrir la puerta del auto, senté a Emma en el asiento de copiloto con mucho cuidado de no despertarla, pues se había quedado dormida.

Entre al auto, mientras echaba a andar el auto pensaba en si debería llevarla a casa o no, si la llevaba la encontrarían ebria y su familia me mataría, tampoco podía llevarla a mi casa, mi madre estaba ahí.

Tal vez lo mejor seria pasar la noche junto a ella en un hotel.

Maldita SensaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora