Capitulo 81

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Nathaniel

—¿Qué estás haciendo aquí?—pregunté muy sorprendido al verla, sinceramente no esperaba encontrarla aquí.

—¿Podemos hablar?

—Tengo algo importante que hacer por mi hija...

—Tu hijo también es importante—me interumpió entrando a la oficina.

—¿De que se trata?—pregunté cerrando la puerta.

Miranda tomó asiento en el sofá.  tenía la mirada perdida y por su expresión diría que se trataba de algo malo.

—Estuve pensando mucho en... — no pudo terminar de hablar ya que mi celular comenzó a sonar.

—Disculpa,  un segundo— era una llamada de la universidad recordándome lo de Emma no podía hacerla esperar pero tampoco podía hacerle eso Miranda—. Miranda...

—Está bien entiendo, tu hija es más importante, ya no te quito más tu tiempo me retiro—dijo levantándose del sofá.

Espere un par de minutos al salir. Luego me dirige al auto, empecé a conducir hasta llegar a la universidad. En lo único que pensaba durante el camino era en aquello que Miranda quería decirme, se veía tan preocupada No es que me preocupe por ella eso es lo que últimamente no quiero que nada malo le pase al joven que ella llama mi hijo.

Al llegar a la universidad Me dirige a la oficina del director esperando qué Emma no se haya metido en un gran problema como lo suele hacer su hermano. Al entrar lo primero que vi fue a mi propia hija con el labio ensangrentado y el cabello alborotado.

—¿Emma?

—Papá—corrió a abrazarme.

No entendía qué pudo haber pasado para que ella esté en ese estado. Emma era incapaz de meterse en problemas no me explico cómo pudo pasar esto.

—¿Qué sucedió estas bien?

—Si, ahora si.

— Bueno señor ya que usted está aquí ahora si puede retirarse con la niña, lo único que le pedimos es que se aseguré que no vuelva a suceder, no quisiéramos que la señorita Emma terminé como... usted ya sabe—explico el director.

—Si,  claro, gracias—dije no muy de acuerdo a sus palabras, no me gustaba escuchar que alguien que no sea yo hable de Gabriel de esa forma.

Llevé a Emma al auto, evite hacerle preguntas ya que no quería incomodarla, aparte que no me sentía con muchos ánimos debido a la repentina visita de Miranda.

Gabriel

Jane me había dejado con las ganas de saber más acerca de ella, pero si pensaba que me quedaría con las ganas estaba muy equivocada, pues sin que se diera cuenta saque su celular de su bolsillo. Lo malo es que tenía contraseña y al no saber cuál era terminé bloqueando el celular. Me pregunto cuál será su expresión al ver que su celular no está.

Al llegar a casa me dirige a mi habitación, me di un baño, me puse ropa suelta y me quedé profundamente dormido. Estaba muy cansado, tanto repartir volantes pero dejarme exhausto.

El sonido del celular logró despertarme. Era una llamada, provenía del celular de Jane, se trataba de Juan. Miré la hora, eran las 2 de la mañana, porque la llamaría a esa hora.

—¿Por qué llamas? ¿Has visto la hora que es?—dije tomando la llamada.

—¿Quien eres?—le oí decir, por su voz parecía estar drogado.

—Soy Gabriel, y deja de llamar a esta hora.

—¿Estas con Jane?

—Si,  esta dormida entre mis sábanas así que no vuelvas a molestar—dije cortando la llamada.

Con esto Juan dejara de molestar a Jane de una buena vez. No se porque siento que recibiré una buena bofetada.

Emma

La mañana había llegado, por fin mamá saldría de ese hospital. No diría que nos tomó mucho preparar la fiesta de bienvenida ya que la tía Alice fue quien se encargó de todo. De todos modos pienso que es un buen gesto de su parte, en pocas palabras ya somos como una familia.

Sinceramente tenía muchas ganas de ver a Andrés pero entiendo que su trabajo es una dificultad, es una pena ya que ninguno de los trillizos ha conocido a la bebé, pero ya se dará el momento adecuado.

La noche llegó, los tres nos preparamos para ir a casa de la tía Alice y recibir a mamá. Estando ahí papá y el tío Jesús subieron al auto y se dirigieron rumbo al hospital. Estaba más que ansiosa, bueno, todos lo estábamos, especialmente Gabriel ya que no dejaba de jugar con sus dedos.

Luego de unos cuantos minutos el auto de papá se estacionó frente a la casa. Al abrirse la puerta pude ver a mamá con la bebe en brazos, quien nos observaba con un gran brillo en los ojos.

La primera en acercarse a saludarla fue la tía Alice, quien corrió a abrazarla. Al ver cómo ambas amiga se abrazaban como si no se hubieran visto hace muchos años nos llevó a hacer crecer el abrazo, sin pensarlo todos nos encontrábamos abrazándonos sí que era un momento especial.

—Es hermosa—dijo la tia Alice tomando a la bebé en brazos.

—Vamos sentemonos a comer—dijo el tío Jesús ayudando a mamá a sentarse.

Nos sentamos, salvo la tía Alice quien paseaba a la bebé en brazos al pie de la mesa.

—Se ven muy bien juntas—dijo papá.

—Tal vez sea el momento de tener un nuevo bebe—comento el tío Jesús.

—¿Abrirán su fabrica de bebés?—pregunto Gabriel jugando con la cuchara entre los dientes.

Su comentario logró sacar algunas risas de los adultos quienes entendían perfectamente el humor de Gabriel.

—Camila, es un hermoso nombre—comentó la tía Alice con una fular sonrisa.

—¿Que ese no era el nombre de tu mejor amiga?—preguntó el tío Jesús.

—¿Mejor amiga? ¿Qué tu mejor amiga no es la tía Alice? —preguntó Gabriel confundido.

La tía Alice rio.

—Camila es la mejor amiga de tu madre,  mientas que su madre y yo somos prácticamente familia, bueno eso si Emma y Andrés se casan

Mi padre se ahogó con el vino al escuchar tal declaración.

El sonido de la puerta llamó nuestra atención. Gabriel se levantó de la mesa y caminó hacia la puerta.

Al abrirla se escucharon un sin fin de risas, las cuales me parecieron familiares. Al voltear a ver, vi a los trillizos, estaban aquí.

—¡Tía Helena!—dijo Daniel  tirándose abrazos de mi madre.

Michael se acercó y le dio un corto beso en la mejilla de mi madre para luego acercase y tomar a la bebé en sus brazos.

Por otro lado Andrés no pudo acercarse ya que Gabriel no dejaba de abrazarlo.

—Gabriel ya sueltalo—dijo papá riéndose.

—Lo siento, es que es tan hermoso—dijo mi hermano.

La tía Alice no dejaba de reír ante las ocurrencias de Gabriel. Ahora si podía decir que la familia esta reunida.

Salvo por una cosa...

—¿A donde vas?—preguntó papá al ver a Gabriel tomando la manija de pa puerta.

—Ya regreso—dijo saliendo de la casa.




Maldita SensaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora