Este capítulo está dedicado a mi amigo Gabriel.
Emma
Salí de casa sin avisarle a papá, no quería interrumpirlo, parecía muy cansado y de mal humor, probablemente por mamá.
Al llegar me topé con Gabriel sentado en las gradas de la puerta de la comisaría. Llevaba el rostro hundido en sus brazos los cuales abrazan sus piernas.
–Gabriel–causé que levantara la mirada.
–Emma–se levantó y me abrazó como si su vida dependiera de ello.
–¿Gabriel que hiciste?–hubiera preferido que se tratara de una mentira pero la angustia y temor de su rostro me cobraba todo.
–Yo no quería hacerlo, lo juro.
–¿Qué harás ahora? ¿Piensas entregarte?
–¿Que debo hacer?–estaba muy preocupada por él, ¿como es que pudo hacer algo así?
–No lo hagas. Vámonos, esto no lo sabe nadie más, solo los dos lo sabemos.
–¿Quieres que haga como si nada pasó?
–Es lo mejor. Será nuestro secreto.
–Bien.
–Ven–lo tomé de la mano–Volvamos a casa.
Gabriel
¿Hacer como si nada sucedió? Si, podía hacerlo, pero la culpa me mataría por toda mi existencia, de todas formas lo intentaria. No quiero pasar toda mi vida tras las rejas.
No pude dormir esa noche, pensando en aquel hombre que asesiné. Tenia que calmarme de lo contrario sospecharía de que algo malo sucede conmigo.
Al despertar no me atreví a salir se mi habitación. Los nervios me consumian, no lograba calmarme por nada del mundo.
Emma
Me encontraba en la cocina desayunando con papá antes de ir a la universidad. Gabriel aun no salia de su habitación, me imaginaba el por qué.
–¿Gabriel no desayunará?–pregunto mi padre.
–Seguramente aun esta dormido.
–No me sorprendería cualquier otra cosa viviendo de él.«No tienes idea»
Salí de casa. Al llegar a la universidad un grupo de estudiantes de primer siclo se acercó a mi.
–¿Tu eres Emma? Hermana de Alex ¿Cierto?–dijo una de las jóvenes–¿Es verdad que son hermanos?
–¡Oigan!–vino Violetta a mi rescate–¿No tienen otra cosa mejor que hacer?
Los jovenes se fueron al ver como Violetta se acercaba.
–Gracias–dije.
–Descuida, ¿Como está tu hermano?
–Bien supongo–«terriblemente mal»
–Eso espero. ¿Volverá pronto verdad?
–Si, muy pronto se terminara el periodo de suspensión.
–Vamos, las clases empezaron.
Violetta me tomó del brazo y me guió hacia el salón. Al terminar las clases me topé con el auto de Alex.
«¿Qué hace aquí?»
Del auto bajó Alex. Al verme comenzó a caminar con dirección a mí, me puse nerviosa pues no sabía qué hacer ni qué decir.
– Tenemos que hablar–dijo firme.
Me guío hacia su auto y me ayudó a entrar en el. Condujo hasta llegar al mismo hotel en el cual habíamos pasado nuestra primera noche juntos después de aquella cena.
–¿Qué hacemos aquí?–pregunté confundida
No respondió mi pregunta, se bajó del auto y me abrió la puerta. Me tomó del brazo y de esa forma entramos al hotel.
–¿Por qué me has traído aquí?–pregunté entrando a la habitación.
–Necesito que hablemos.
–No tenemos de que hablar, ya todo esta mas que dicho.
–No digas eso.
–Alex, somos hermanos.
–¿Me ves como un hermano?
–Lo eres.
–Te pregunte si me ves como tu hermano.
Me quedé en silencio, realmente no lo veía como un hermano, lo veía como Alex, mi novio, no como mi hermano.
–Es mejor que me vaya.
Alex me tomó se ambos brazos antes de que pidiera salir de la habitación y me llevo con dirección a la pared.
–Me lastimas–dije con el corazón acelerado.
–Tu eres la que me lastima.
Sentía como su mirada cambiaba, me estaba asustando. Su manera de mirarme me revelaba sus intenciones.
–Alex...
Me beso con fuerza como si esta fuera la última vez. No lo resistía, lo quería demasiado como para dejarlo.
Me tomó de la cintura y me guió hacia la cama. Se puso sobre mi y besó mi cuello lenta y profundamente. Pude sentir como una lágrima caía por mi mejilla. El pensar que es mi hermano me lastimaba.
–Alex no–no dejo que terminara la frase. Posó sus labios en los míos.
Me envolvió en su brazos y lentamente desabrocho mi pantalón y se deshizo de mi blusa.
–No importa que seas mi hermana–dijo cerrando los ojos mientras suspiraba.
Se quitó la sudadera y su pantalón. Besó mis brazos y mis hombros. Me sentía culpable al sentirlo tan cerca de mi. La imagen de esa mujer diciendo que es hijo de mi padre no salia de mi cabeza .
–Te amo–susurro en mi oido– Y nadie va a cambiar eso.
Me quito el sujetador y dejo besos sobre mis pechos. Me sonrojé, era la primera vez que alguien hacia eso.
Se decido de nuestras últimas presas y con suma delicadeza entró en mí.
Aun que trataba de no lastimarme debia admitir que me dolía demasiado.
–Alex...
Apenas podía decir, queria que dejara de hacerlo. Esto no estaba bien.
–Alex para.
–Emma no me importa, te amo y no dejare que nos separen.
Cada movimiento se volvía más intenso, esto me lastimba emocionalmente, no sabia si esto era lo correcto.
No lo soportaba más. Lo aparte de mi bruscamente. Cayó a otro extremo de la cama. Me levante y me vestí tan rápido como pude.
–Lo siento no puedo hacer esto.
–Emma...
–¡Tu y yo somos hermanos!
Se quedo en silencio por un momento. Miro al suelo y luego levanto la mirada hacia mi.
–Vete Emma–soltó muy fríamente.
–Lo siento...
–¡Vete!
Sin decir nada mas salí de la habitación. Corrí lo mas rápido que pude a mi casa. Me adentré en mi habitación y comencé a llorar al recordar todo lo que había sucedido.