Gabriel
Al llegar al hospital bajamos del auto. Me acerqué a la ventanilla del conductor a pagarle.
—Gracias—dije entregándole el dinero—mi perro y yo te lo agradecemos.
Sin nada que decir el conductor se marchó. Pude sacar aquella risa que guardaba desde que el auto arrancó.
—Buena actuación, andando—ordeno Jane.
—Admite que fue divertido.
—Solo camina—dijo mientras caminaba hacia la puerta de hospital.
—Ah... —se detuvieron a mirarme—yo... Esperaré aquí, no creo que dejen entrar al perro.
—Como quieras—dijo Jane entrando al hospital.
—Gracias Gabriel—dijo la pequeña Molly.
Ambas hermanas entraron. Tome asiento en un muro. Un hombre a mi costado se encontraba fumando.
—Disculpe señor—dije llamando su atención—Podría dejar de hacerlo, le hace daño a mi bebe.
Aquel hombre sin decir alguna palabra se levantó y se marchó dejando con la bebé y el perro.
Bastaron unos minutos para que la bebé empezara a llorar. Admito que me desesperé al no saber lo que le ocurría. Implore al cielo que Jane regresara, ella debía saber hacerca de bebes, después de todo es mujer.
Sabia perfectamente el tiempo que había pasado desde que la bebé empezó a llorar, hace 30 minutos y no se callaba. Mierda, ¿Que se supone que tengo que hacer para que se calle de una maldita vez?
—¿Pero que haces?—escuche tras de mi.
—Jane, necesito que la repares.
Jane me miro como si quisiera golpearme y me quito a Camila de los brazos.
—Necesita que le cambien el pañal.
—¿El que? No traigo algo como eso.
—Bueno ¿pero tu estás loco? ¿Como se te ocurre salir con una bebe sin un pañal de repuesto?
—¡Yo que se!
—Por Dios... Quédate con Molly, iré a cambiarla. En el hospital deben vender pañales.
Quise agradecerle pero para eso ya se había ido con la bebé. Bueno ella es mujer, ella debe saber de eso. Retiro lo dicho de volver a salir con Camila.
—Tú si que no sirves como padre— comentó Molly. T,enía que admitirlo, el comentario me dolió demasiado, es cruel como su hermana ¿quién lo diría?
Emma
Eran más de las 3 de la tarde y Gabriel no aparecía. Mamá estaba envuelta en nervios, no dejaba de caminar de un lado a otro mirando la ventana cada 5 minutos. Quería alentarla y decir que todo estaría bien, pero estar con Gabriel no es estar bien.
—Gabriel es un idiota pero no tanto para permitir que algo malo le pase a Camila—comentó mi padre desde la portátil. Aun con todo este caos era capaz de trabajar.
—¡Maldita sea Nathaniel! ¿Se supone que eso me calme? —era la primera vez que escucha a mi madre hablar así. Mi papá estaba igual de sorprendido que yo.
—El... Volverá—dije dándole leves palmadas en la espalda.
Gabriel
Luego de que Jane le cambie el pañal y la hiciera dormir regresamos a su casa. Me quedaría ahí un rato hasta que Camila despertara. Afortunadamente no tenia hambre, pero algo me dice que cuando se levante lo tendrá y volverá a llorar.
—¿Que esperas?—dijo sentada en las escaleras.
—¿De que hablas?
—Ve a comprarle leche de formula.
—Ah maldita sea esta mujer me sale cara—dije levantándome para salir por la puerta.
Jane empezaba a colmarme, primero que le page el taxi de ida y vuelta, segundo que le compre a su estúpido perro un helado, ¡los perros no comen helado! Y ahora que le compre la maldita leche en formula. Esta mujer me esta dejando sin un puto billete en el bolsillo.
Después de obtener la maldita leche volví a la maldita casa de la maldita de Jane.
—Llegaste—dijo Molly—Tu bebé despertó.
—¿Enserio?
—Jane me dijo que te diga que prepares la leche de la bebe.
—¿Leche? ¿Como se prepara la leche?
Molly se llevo ambas manos en la frente anunciando que era un caso perdido.
Con ayuda de Molly prepere la leche y subí a la habitación de Jane. Le entrege el biberón que por cierto también había comprado y se lo entregué.
—Estaba hambrienta—dijo mientras le daba la leche a Camila.
Cerré la puerta de la habitación, Molly se habia quedado abajo jugando con el pulgoso ese.
—Lo haces bien—dije sentandome a su lado en la cama.
—Cuidé a mi hermana desde que nació.—¿Cuantos años tenias?
—11.
—Eras muy joven—Asintió con la cabeza—¿Que hay de tus padres?
—Se la teminó—dijo riendo levantando el biberón vacío.
—Sabes, serias una buena madre.Si quieres...
—¿Es un chiste?—dijo fulminante—No, jamás.
—Tu te lo pierdes. Tus hijos te iban a salir hermosos.
Rió, y yo también. Jane me agrada, pero solo por momentos ya que era una completa molestia.
Me quedé en su casa un para de minutos mas, luego me fui a casa. Camila empezaba a extrañar a mamá y yo a mi cama.
Estando frente a la puerta de la casa saqué las llaves y abrí la puerta. Topandome con la miradas de todos.—Gabriel—dijo mi madre quitandome a la bebe del canguro.
—¿Que pasa?—pregunté confundido.
—Dime; ¿como es que siempre terminas preocupándonos?—dijo papá.
—Ah? ¿Pero de que hablan? Ñe... Mejor me voy a dormir—dije subiendo las escaleras.
Emma
Gabriel si que era un sinvergüenza. ¿venir y asustarnos esa manera y sin darnos alguna explicación? Empezaba entender a mi papá. Si que se niño preocupa demasiado. Bueno papá también tenía razón en decir que Gabriel es un idiota, pero no tanto como para permitir que algo malo le pasará a Camila. Pues ella estaba bien, estaba sana y salva. Y la gran sonrisa que llevaba lo demostraba.
Alex
—¿Dónde estabas?—preguntó mamá ni bien me vio llegar a casa.
—¿Donde crees?—pregunté obvio.
—Te prohibí que fueras a ese lugar.
—¡Mamá! ¡Mírame! Soy mayor de edad.
—¡Eres mi hijo!
—Y no por eso voy a hacer lo que me digas.
—¡Alex!
—Lo siento mamá, estoy cansado—dije subiendo las escaleras en dirección a mi habitación.
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