Capitulo 49

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Emma

—¿Qué significa esto? —pregunto mi madre con vos seria.

Mi padre no respondía,  solo se dedicaba a mirar al suelo como si estuviera recordando algo en especial. 

—¡Responde! 

—Mamá—intervino Gabriel. Pero los gritos de mi madre no cesaban.

—¡Nathaniel!—Volvió a insistir solo que esta vez sollozando—¡Responde!—dijo golpeándole el pecho con ambos puños. 

—Mamá basta—dijo Gabriel tomándola de los hombros agarrándola de mi padre para luego rodearla en sus brazos.

Mi madre estalló en llanto. Empecé a preocuparme por el bebe,  una noticia así podría causar que lo pierda.

—Papá... —quise intervenir—Lo que dijo esa mujer no es cierto ¿Verdad? 

—No lo sé —respondió con dificultad. 

—¿No lo sabes?—comenzó a hablar mamá—Ya olvidaste todas esas veces donde te acostaste con esa zorra.

Lo que dijo mi mamá nos chocó a mi hermano y a mí.  Jamás imaginamos una noticia así.  Todo esto de familia perfecta era una completa farsa. 

—Helena... —dijo mi padre acercándose a nosotros—Te juro que no tenia idea,  no pensé que... 

—¿No pensaste?—interrumpo mi hermano.

—Helena...

—No Nathaniel, no. Lo que me hiciste no te lo voy a perdonar nunca.

—Helena...

—Déjala en paz—hablo Gabriel—Esto es increíble...—dijo sonriendo sarcásticamente—Te la pasas diciéndome que soy un irresponsable y bueno para nada,  pero aquí ¡El único irresponsable eres tú!

Gabriel estaba muy alterado.  Y lo sorprendente era que mi padre no hacia nada para calmarlo.  En cierta forma se lo merecía. 

—Yo me voy de aquí—dijo mi madre.

—No,  tu no te vas—dijo mi padre tomándola del brazo. 

—Suéltame—dijo saliendo de su agarre—Tu no eres nadie para impedírmelo. 

Mi madre se prerdio mientras subía por las escaleras.  Ahora solo eramos papá,  mi hermano y yo. 

—¿Qué se siente tener un bastardo?

—Gabriel basta—intervine. A mi también me incomodaba esta noticia. 

—Déjalo—habló mi padre—En cierto modo me lo merezco. 

—Entonces aceptas que ese hijo es tuyo—dijo Gabriel con su típica sonrisa sarcástica.

—Yo no dije eso.

—Pero lo pensaste.

—Ya cállense—intervine sollozando. 

—Me das asco sabes—intervino Gabriel—Te tenia en la cima.

—Ya basta por favor—dije conteniendo las lágrimas. 

—¡Acabas de arruinar la vida a todos!—gritó Gabriel—Especialmente a mamá, quien lleva tu tercer hijo,  es decir tu cuarto hijo.  Apuesto a que no sabias que tu bastardito era el enamorado de tu princesita. 

Mi padre abrió los ojos mas de lo normal. 

—Ya cállense,  por favor no sigan—dije estallando en lágrimas mientras subía por las escaleras con dirección a mi habitación. 

Gabriel

Dejé a mi padre a solas,  pues corrí detrás de Emma quin se encerró en su habitación. 

—Emma abre la puerta.

—No quiero ver a nadie. 

Su voz era entrecortada y muy fina.  Las lágrimas no la dejaban hablar. 

—Emma... Quiero estar contigo. 

Un silencio se produjo entre nosotros y a los pocos minutos Emma abrió  la puerta y se abalanzó sobre mi. 

—Gabriel...

—Tranquila Emma—dije acariciándole el cabello—Todo pasará.

Helena

Bajé las escaleras,  tenia una mochila conmigo.  No podía permitirme quedarme por mas tiempo en esta casa. Iría a casa de mis padres así podría recibir algo de tranquilidad. 

Nathaniel al verme me tomó del brazo. 

—¿Adónde vas? 

—Lejos de ti.

—No.

—Suéltame, me llevaré a mis hijo conmigo.  No quiero que se queden ni un minuto más en esta casa.

—No,  tu no te llevaras a mis hijos a ninguna parte. 

—Vamos a ver si ellos quieren quedarse contigo.

—Son mis hijos. No los puedes alejar de mí.

—Pero si fuiste tú quien los alejó.
—Helena no te los llevaras. 

—Son mis hijos. 

—También son míos, y tengo todo el derecho a que se queden conmigo. 

—Has lo que quieras —dije para luego salir tras la puerta. 

Esto no se iba a quedar así. Me llevaré  a Emma y Gabriel muy lejos de Nathaniel,  cueste lo que cueste. 



Maldita SensaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora