Gabriel
Había tomado la decisión de ser quien corriera en la carrera de autos. Víctor me había dado el auto azul, el auto que mayormente ganaba las carreras, me había dicho que la carrera estaba arreglada para que yo ganara, pero preferí correr de manera honesta, y aun que me costo convencerlo, logre hacerlo.
Con el dinero que había ganado en la carrera de la otra noche había conseguido comparar alimento y un sofá lo suficientemente grande en donde almenó Jane pudiera dormir.
Me hacia falta mucho mas dinero, y correr me garantizaba el doble de lo que había ganado.
-No pierdas-me dijo Víctor desde la ventanilla del auto.
Asentí desde el interior del auto, y con la señal de Víctor la carrera comenzó. Al grito de la chica de falda corta los autos empezaron a acelerar, y con ellos el mío.
No podía perder esta carrera, necesitaba el dinero y lo necesitaba con urgencia. Me fue un poco complicado tratar de pasar al 4to y 3er auto, pero lo logré, y aumentando un poco mas la velocidad logre pasar al 2do y justo a pocos centímetros de la línea de meta, logre pasar al primer auto y ganar la carrera.
Baje el auto y me saque el casco, los amigos de Víctor no dejaban de gritar mi nombre.
-Lo hiciste- me dijo Víctor golpeando mi hombro- ¿Por qué no me dijiste que corrías autos?
-Porque no lo hago-respondí riendo ante el sudor de mi frente.
Víctor había organizado una celebración en nombre de la carrera que había ganado. Quise volver a casa pero entre tragos y bromas me olvide completamente de la mujer y perro que me esperaban en casa.
Abrí los ojos sintiéndome mareado, tapándome con el tétrico color de la mañana. Me encontraba en el suelo sobre el cuerpo de mis ahora compañeros, todos dormidos y con el olor a cerveza en la ropa. Lo primero que pensé al enderezarme fue en Jane, la había dejado sola, de seguro no me hablaría por un mes.
-Hey compañero- me llamó Víctor desde el otro extremo de la habitación
-¿Tienes hambre?
Asentí.
Víctor se puso de pie y moviendo a algunos de sus amigos los despertó.
-A desayunar- les dijo a lo que ellos le sonrieron.
Salí de la casa junto a Víctor y dos de sus amigos. Desayunaban en una pequeña y solicitada cafetería del pueblo. Parecían tener cierta clase de fama en el pueblo, y al juzgar como los otros jóvenes no los miraban a la cara podría decirse que su reputación no era buena.
Llegamos a la cafetería y nos sentamos en la mesa mas grande del lugar. A los pocos minutos una camarera se acercó a pedir nuestra orden y antes de que pudiera preguntar la quede mirando con sorpresa en mi expresión.
Jane
Al igual que Gabriel había decidido encontrar un trabajo, no me gustaba ver a Gabriel trabajar mientras que yo solo me dedicaba a esperarlo. Conseguí un trabajo de medio tiempo en una cafetería, hoy era mi primer día y con el buen trato de mis compañeras parecía ser que este día era prometedor.
-Oye nueva-dijo Silvia, mi compañera- Atiende la mesa 5.
-Claro.
Camine a la mesa y antes de poder tomarles la orden quede atónita con la presencia de Gabriel. El me miró y sin decirme nada, examinó minuciosamente el uniforme que traía.
-Quiero todo lo del menú- dijo el mas alto-. Hoy celebramos un triunfo.
-Claro- les dije.
Me di media vuelta y me acerque a Silvia para entregarle la orden. Mientas esperaba mire a la mesa en la que Gabriel se encontraba, no entendía como es que tan rápidamente había conseguido nuevas amistades y sin decirme nada.
Como si leyera mis pensamientos, Silvia comenzó a hablar.
-Son los de las carreras-me dijo-. Ganan mucho dinero, es mejor llevarse bien con ellos.
Gabriel
Voltee a mirar a Jane pero ella parecía estar ocupada conversando.
-Oye Gabriel-dijo Alonso, el amigo de Víctor- . ¿Seguirás corriendo?
-Claro que lo hará- respondió Víctor por mí.
-Aquí tienen-dijo Jane colocando los platos y tazas sobre la mesa.
-Gracias preciosa-dijo Alonso.
-¿Algo más? -preguntó Jane.
-Si, ¿Tienes novio?-dijo Alonso coqueto a lo que Jane rodó los ojos y se alejó.
-Que carácter- comentó Víctor.
Volví a mirar a Jane y esta vez ella me observaba con un gesto de decepción y enojó en el rostro, quería acercarme y hablar con ella pero sabia que este no era el momento.
Emma
Me levanté a preparar el desayuno, pero mi padre ya se encontraba ahí desayunando. Había preparado todo, y todo parecía dar un buen aspecto de saber bien.
-Buenos días- dije sentándome en la mesa.
-Ayer llegaste tarde-me dijo.
-Estuve buscando a Gabriel.
Dejo reposar la taza de café bruscamente sobre la mesa.
-Pague la sentencia de Gabriel-dijo sin mirarme a los ojos- . El hombre que asesinó era un violador y soltando una buena cantidad de dinero pude hacer que los corruptos de los policías perdonen la sentencia de Gabriel.
-Wou papá eso es genial- no evite abrazarlo
Sea lo que sea, mi padre amaba a Gabriel mas que a si mismo. Gabriel siendo libre de culpa era mas probable que regresara a casa.
-Papá eso quiere decir que lo has…-me interrumpió.
-Pagué su condena ,no le eh perdonado su error-dijo y luego se levantó de la mesa.