Gabriel
Era extraño, mamá se había puesto extraña después de ver a la madre de Alex. Acaso ya se conocían, y si hubiera sido así ha de haber pasado algo malo entre ellas por la cara que ambas pusieron al verse.
-¿Que extraño no crees? - Pregunto Alex. - ¿Crees que ya se hayan visto antes?
Al parecer Alex pensaba lo mismo que yo.
-Pues si, pienso que sí.
-Chicos por ordenes del director deben irse a sus casas, la hora de salida se acerca y la reunión tardara. - Dijo la secretaria.
Ambos asentimos y nos levantamos de nuestros asientos para salir de la universidad.
Estado ya afuera me despedí de Alex, quería regresar a casa antes de que mi madre lo haga.
-Debo irme. - Dije
-Si, justo iba a decir lo mismo. - Dijo
Helena
La reunión había culminado felizmente, me sentía incomoda con la sola presencia de Miranda, verla me hacia recordar aquellos momentos en lo cual mi vida se volvió miserable.
-Bien entonces espero que esto no vuelva repetirse. - Dijo el director.
-No se preocupe, hablaré con mi hijo respecto a eso. - Dijo Miranda con una gran sonrisa.
Sin más que decir ambas nos retiramos de la oficina. Caminamos por los pasillos al mismo paso, el sonido de nuestros tacones era lo único que se escuchaba. Realmente se sentía incomodo.
Ya estando a pocos metros de la puerta de la universidad Miranda decidió a hablar.
-Es un joven muy apuesto, felicidades. - Dijo mirando al suelo.
-Gracias. - No sabía como reaccionar. - Tu hijo también es muy apuesto.
-¿Es tu único hijo? - Preguntó.
-Es mi segundo hijo.
-¿Tienes otro hijo?
-Una hija, es una niña, es la mayor.
-Ya veo. - Sonrió sin ánimos.
-¿Te casaste? - Pregunte.
Ella negó con la cabeza. Me sorprendió que no estuviera casada, después de todo tiene un hijo.
-Pero... tienes un. - Fui interrumpida.
-Es una larga historia, prefiero no hablar de eso.
-Entiendo... lo siento.
-Esta bien, bueno tengo que irme. - Dijo volviendo a sonreír.
-Entiendo, adiós. - Dije
Me dispuse a ver como se marchaba en aquel auto rojo con lunas oscuras. Al juzgar por su apariencia Miranda debe trabajar en una compañía muy importante.
Al llegar a casa me tope con Gabriel quien milagrosamente se encontraba lavando los platos.
-No creas que con eso te libraras del castigo. - Dije cruzándome de brazos.
El suspiro dejando escapar un quejido.
-¿Qué hay del gato? - Pregunte.
-Es de Alex. - Ese nombre me sonaba, creo haberlo escuchado antes.
-¿Alex? -
Asintió.
-¿Cómo lo conoces? - Pregunté.
-Es el chico que le gusta a Emma.
-¿A Emma le gusta? - Empece a recordar el donde había escuchado el nombre, Emma me había contado sobre un chico que le gustaba, no puede ser que sea el.
-Si, babea por el.
-¿Tanto así?
-Deberías verla como se pone cuando anda cerca de el. - Dijo burlándose.
-¿Babear por quien? - Oí la voz de Nathaniel. Estaba atrás de nosotros, al parecer había escuchado parte de la conversación.
-Por nadie. -Dije.
-No mientas, habla mocoso. - Dijo mirando a Gabriel.
Mire a Gabriel indicándole con la mirada de que no hablara.
-Es que... le estaba comentando a mamá sobre un amigo mío. - Empezó a reír nervioso. - Es que le gusta una chica y anda babeando por ella.
-Si, si, haré como que te creo. - Dijo haciéndole señas para que se vaya.
Haciendo caso, Gabriel se retiró de la cocina dejándome a solas con Nathaniel.
-¿Por que saliste temprano? - Pregunté.
-Me tome una semana de vacaciones. - Dijo abrazándome. - Quiero pasar mas tiempo con ustedes.
-Eso es lindo Nathaniel. - Dije correspondiendo a su abrazo.
-¿Y tú por qué saliste temprano? - Dijo acariciando una de mis mejillas.
-Es que me llamaron de la universidad.
Nathaniel rodó los ojos. - ¿Qué hizo ahora Gabriel?
-Trajo un gato a la Universidad.
-¡¿Un que?!