Capitulo 104

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Emma

El dolor de mi madre empezaba a tomar otra forma. Gritaba y maldecía sin parar. Papá solo seguía callado, mirando hacia la pared. Gabriel se había ido y sabía que ya no volvería. Nunca pensé que este día llegaría, no me lo esperaba, nadie de aquí se lo esperaba.

— ¿Qué esperas?— dijo mi madre tras la espalda de mi padre— ¡Búscalo!— Mamá empezaba a golpear a mi padre pero él no parecía reacci9onar— ¡Búscalo!

—Mamá—dije tomándola de los hombros al ver como poco a poco sus rodillas iban tocando el suelo.

—Quiero a mi hijo— dijo recobrando el aliento.

—Mamá por favor, no sigas...

—Nathaniel—llamó— ¡Maldita sea Nathaniel hazme caso!

Papá seguía ahí, en la misma posición. Esto era demasiado, esta familia estaba yendo demasiado lejos. La estábamos destruyendo, y nadie hacía nada para reconstruirla.

Desde la habitación de mis padres se escuchó el llanto de la bebe. Mamá tuvo que ir a calmarla dejándome en un incómodo silencio con mi padre.

—Podría estar en cualquier parte— fui la primera en hablar.

—Volverá cuando se le acabe el dinero— contestó dándome la cara.

—No papá. Él no volverá, Gabriel es orgulloso, se nota que no conoces a tu hijo

Diciendo esto subí las escaleras y me encerré en la habitación de Gabriel. Estando ahí abrí el armario de Gabriel y noté que se había llevado gran parte de su ropa. La única que quedaba era la que papá le había comprado, si, tan orgulloso.


Gabriel

Sentado en uno de los asientos de un vacío autobús me puse a recordar en todo lo que había hecho para lograr ser echado de mi casa. Había hecho cosas realmente horribles, pero de la única cosa que no me arrepiento fue de haber tenido que robarle a mi padre para tratar de salvar a Molly.

Había decidido empezar de nuevo. Mis clases empezarían en unos días pero ya no volvería a esa universidad. Comenzaría a trabajar, tenía dinero, pero no era lo suficiente, en una semana no me quedaría nada, así que tenía que buscar trabajo lo antes posible. Jane iría conmigo, la convencí de dejar su casa. No quería pedirle que trabaje pero es necesario que ambos lo hagamos. Ahora solo éramos nosotros, juntos saldríamos del infierno en el que estábamos.

—Es la última parada— dijo Jane sacándome de mis pensamientos.

Los tres bajamos del autobús, y digo tres porque el perro también venía con nosotros. No podíamos dejar a Bobby, era el único recuerdo que teníamos de Molly.

— ¿Ahora qué?— me preguntó Jane en un suspiro.

—Busquemos un lugar donde dormir.

Empezamos a caminar por el pequeño pueblo en donde habíamos decidido ir. Estaba lejos de la ciudad, lejos de mi casa y de todos los que llamé alguna vez amigos. El pueblo se veía un buen lugar para vivir.

Entramos a un hotel, el precio era muy bajo así que no dude en aceptar. Era la primera vez que me preocupaba por no gastar demasiado. Adiós a mi vida de lujos. Extraño a Emma, a mi mamá, a Camila y también a papá, pero era tiempo de dejarlos en el pasado.

— ¿crees que podría trabajar como modelo?

—Bromeas— dijo Jane enfadada.

—Me pagarían muy bien.

Rodó los ojos y se dio la vuelta al otro lado de la cama dándome la espalda. Eran las 7 de la noche, aún era temprano pero hoy había sido un día muy agitado para ambos. Quise abrazar a Jane por detrás pero el pulgoso me gano.

—Maldito perro, se supone que tu lugar es en la alfombra— dije agarrándolo de las patas delanteras.

Después de haber sacado al perro de la cama abrace a Jane. Al apegar mi rostro con el de ella noté que estaba llorando.

—Oye... — empecé a hablar— Sé que no podré darte una vida como la que tuve pero... te prometo que tratare de darte lo mejor, solo prométeme que no te iras.

Jane se dio la vuelta y ambos quedamos frente a frente.

—No me importan las comodidades Gabriel, solo quiero estar contigo.

Sonreí y ambos nos besamos.


Manuel

Trate de llamar a Helena peor su celular estaba apagado, no podía callar lo que guardaba, necesitaba hablar con ella y decirle que había encontrado a mi sobrino. La emoción se volvió lágrimas, quería saber de él, quería saber cómo es que sobrevivió todo este tiempo. Eran tantas preguntas y tantas cosas por hacer pero había olvidado lo más importante, no tenía su número, ni su dirección.

Mi sobrino parecía llevar una buena vida y esome tranquilizaba lo suficiente. Sea quien sea la familia que lo haya adoptado estabamuy agradecido con ella.     

No lo podía creer, había encontrado a quien tanto busque, sabía quién era, bueno al meno sabia como era su rostro y es que se parece a mí. Necesito saber más de él y Helena me ayudaría a averiguarlo, pero ahora me era tan complicado comunicarme con ella, quise ir a su casa, pero era de noche y no quería incomodarla, así que esperaría a mañana.

Maldita SensaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora