Gabriel
Juan me había dejado el labio ensangrentado y un moretón a la altura del ojo. No me dolía, pero me preocupaba un poco llegar a casa de la tía Alice en este estado.
Al llegar vi a mi padre junto a mis primos y tíos bebiendo en el jardín. Oculte mi rostro y a paso veloz entre a la casa. Pero no fue lo suficientemente ya que papá fue tras de mi. Trate de ignorarlo y evite mirarlo, lo único que hacía era darle la espalda, no quería que me vea así. Pero para mi mala suerte vi a mi madre bajar por las escaleras. Al verme se acercó y me tomo del rostro con ambas manos.—¿Qué te pasó?—preguntó ella asustada.
—Nada—respondí. Mi padre me tomó del hombro y me giro hacia él.
—¿Quien los hizo?
—Me caí—dije evitando a mis padres y adentrándome a la cocina, pero ambos fueron detrás de mi.
—Gabriel—dijo mi madre—¿Que pasó? ¿Quien te hizo esto?
Evite responder. Lo único que hice fue pensar en todos los problemas que había causado por todos estos años. Soy un desastre como hijo.
—Gabriel responde—ordenó mi padre con voz firme.
A la cocina entro la tía Alice con la bebe en brazos. Al verme no pudo evitar preguntar por mi estado pero al ver que no respondia prefirió quedarse en silencio.
—Gabriel te eh hecho una pregunta—replicó mi madre.
—Estoy cansado—dije llendome de la cocina.
Mamá iba a ir tras de mi, pero el llanto de la bebe la distrajo. Salí de la casa lo mas rápido que pude. En el jardín me topé con Daniel.
—¿Gabriel? ¿Que pasa? ¿Adonde vas?—al igual que a los demás evite responderle.
Sin mirar a tras empecé a correr. No miraba muy bien ya que la visión se me nublaba por todas esas lágrimas que se acomulaban en mis ojos. Sin darme cuenta, caí al suelo. Había empujado a alguien.
—¿Gabriel estas bien?—la voz de mi hermana hizo que mi corazón latiera de culpa.
Emma se acercó a mi, me tomo del rostro y acaricio mi cabello. Eran muy pocas las veces que había llorado frente a una mujer, pero me sentía tan débil y indefenso que una lágrima comenzó a caer por mi mejilla.
—Gabriel, tranquilo—oí decir a Andrés, aquien había empujado si segundos atras.
—Debo irme—dije en voz baja.
Con suavidad retire la mano de Emma y me levante del suelo. Seque mis lágrimas con brusquedad y nuevamente empecé a correr.
Emma
Al despertar me dirige a la habitación de Gabriel. El no había pasado la noche en casa. Después de la cena mis padres pensaron que el regresaría, pero yo en el fondo sabía que no lo haría. Al bajar a la sala lo único que se escuchaba era la desesperación de mi madre llamando con insistencia al celular de Gabriel. Papá por otro lado habia salido a buscarlo en el auto junto al tío Jesús.
No dejaba de preguntarme ¿que lo llevo a hacer eso? Solo esperaba que todo saliera bien y que nada malo le este pasando.
Miranda
—Señora Miranda tiene visita—dijo la Nana desde la puerta.
—¿Quien es Nana?—pregunte mientras me colocaba el pendiente.
—Es un joven, dice que desea hablar con usted.
—¿Un joven?
Bajé las escaleras. Me preguntaba quien podría querer verme a esta hora. No esperaba a nadie sinceramente.