Capítulo 114

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Gabriel

Al voltear la mirada hacia Jane, pude jurar que quede petrificado al ver a Emma y a Andrés. Emma me miraba aterrado ante lo que acababa de hacer, quise acercarme, pero antes de estar cerca a ella, salió corriendo con lagrimas en los ojos.

La seguí,  corrió hasta llegar a la maleza del bosque. Al estar ahí finalmente volteo y me dio la cara.

—Gabriel—se echó a llorar en mi pecho.

La rodeo con mis brazos,  había olvidado lo suave de su cabello y lo bien que olía. Había extrañado tanto a mi hermana que una latría correr por mi mejilla lo había expresado todo.

—¿Cómo es que llegaste aquí? —me preguntó.

—Mejor dime tu ¿Cómo es que llegaste aquí?

—Michael nos dijo donde estabas.

—Maldito traidor—me bufé.

—Te extrañe tanto—volvió a abrázame .  No sabes la nostalgia que es ver tu habitación vacía.

—Al igual que lo es llegar a casa y no poder verte.

—¿Dónde estas viviendo?

—Compre una casa.

—¿Con que dinero? —preguntó confundida.

—Gaste todos mis ahorros, pero logre recuperar parte de ellos con las carreras.

—Eres un loco. Es peligroso lo que haces.

—Es lo único que se hace por aquí.

—Gabriel hay algo que debes saber.
La mire confundido ante el tono angustiado de su voz. Sabia que cualquier cosa que me diría me tomaría por sorpresa llevándome a una inesperada reacción así que antes de que comenzara a hablar le ofrecí ir a la casa en donde Jane y yo vivíamos.

Ella acepto,  y guiando el camino desde el auto de Andrés los lleve a lo que llamaba mi nuevo hogar.
A diferencia de otros días, hora por fin la casa se encontraba con sofás, mesas y alfombras. No era nada comparado a la casa de mis padres, pero me sentía mucho mas cómodo aquí.

Estando los cuatro sentados en los sofás, al pie de la chimenea, Emma comenzó a hablar.

—Gabriel ¿Recuerdas a Alex?
¿Recordarlo? Como podría olvidar a quien arruino la vida de mi familia.
Reí.

—¿Murió?

—No.

—¿Entonces? ¿A que viene todo esto? ¿Vienes a verme solo para preguntar si me acuerdo de él?—empecé  alterarme.

—Gabriel, Alex no es hijo de nuestro padre, no es nuestro hermano.

Pensé por instante que podría ser cierto, pero habían tantas mentiras y tantos relatos que empezaba a preguntarme en que momento nuestros padres nos dijeron la verdad.

—No te creo Emma.

—Alex es hijo de la mejor amiga de nuestra madre. Es sobrino del señor Manuel.

—¿Qué pruebas tienes?

—Su tío buscó ayuda de nuestra madre, ella lo sabía.

—Y nunca nos dijo nada. Dejo que creyéramos algo que nos lastimaba.

Volvía a alterarme. Esta vez Jane tomo mi mano tratado de calmarme.

—Nuestra madre también estaba lastimada.

—Pero debió hablar, decirnos algo.

—Lo sé, lo sé perfectamente pero…—se quedó en silencio—. No sé.

Emma

Había logrado contarles verdad, pero por en momento no me había atrevido a pedirle qué regresara a casa. Andrés me había sugerido que ese tema se lo dejara a mis padres. Tuvimos que regresar a la ciudad. La casa de Gabriel era acogedora pero no contaba con otra habitación disponible.

Al volver a casa lo primero que vi fue a mi madre y a mi padre discutiendo con respecto a Gabriel. Mi madre estaba impotente y mi padre parecía empezar a perder la cordura.

—Papá, mamá —dije interrumpiendo su pelea.

Ambos me miraron. Mis nervios por lo que estaba por decir eran indescriptible ,pero era algo que no odia dejar pasar.

—Se donde esta Gabriel.

Alex

Mi tío había aceptado  vivir con nosotros, con la condición de a la mañana siguiente ir a su casa y conocer a mis abuelos. La idea no le resultaba buena a mi madre puesto que al saber lo que habían echo conmigo al haber nacido , les guardaba cierto grado de remordimiento.

Mi madre me había permitido ir, pero con la condición de ir con ella. Tuve que aceptar, después de todo no quería sentirme vulnerable frente a quienes me habían puesto en adopción.

—Buenos días señor Manuel—dijo el ama de llaves—. Trajo visita.

—Son mi familia —respondió mi tío.

Llegamos al jardín trasero de la casa. Mis abuelos conversaban sentados en una banca al pie de las rosas, sin preocupación alguna.

—Mamá, papá —les dijo mis tío —. Les presento a Alex, su nieto.

Ambos me miraron. Quien era mi abuela se levanto y avanzó hacia mí sin quitarme la mirada de enzima. Al estar cerca tocó mi cara con las yemas de sus dedos y con lagrimas en nosotros.

—Tantos años, extrañando a nuestra hija, cuando el único error que cometimos fue alejar al único recuerdo de ella nos había dejado.

Mi abuelo se levanto de la banca y acercándose comenzó a hablar.

—¿Quién es esa mujer? —Hablo refiriéndose a mi madre.

—Es su madre adoptiva—respondió mi tío.

Al escuchar eso, mi abuela con ternura en la mirada dirigió la mirada hacia ella.

—¿Tu fiesta quien cuido de él? —le preguntó.

—Fue la mejor decisión que tome en toda mi vida.

Mi abuela se hecho a llorar en los brazos de mi madre. Ver esto y escuchar esas palabras y acciones hicieron que derramara lagrimas. Pensar que un día me odiaron por arruinarle la vid a si hija, y que hoy me quieran por parecerme a ella.

Nathaniel

Antes de que encendiera el auto, Helena se acercó a la ventanilla y con un tono se súplica me habló.

—Llévame contigo —me dijo—. Quiero ver a mi hijo.

—Lo veras, te prometo que lo traeré.

—Nathaniel —vi una lágrima caer por su mejilla.

—Te amo Helena—le dije—. Te amo tanto como lo amo a él. Voy a traer a nuestro hijo a casa.

Me dio un beso en los labios y con una sonrisa nos despedimos.

Hola, quiero decirles que esta historia ya se acerca a su final, gracias por todo el apoyo que me dan, y también quería decirles que planeo hacer otra historia con un trama muy diferente a este, espero que este capítulo les haya gustado. 
Gracias ❤❤

Maldita SensaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora