Emma
Luego que mi madre saliera me encargue de preparar el desayuno. Con ayuda de su muy comoda silla le di de comer a Camila. Ella era muy tranquila a diferencia de los otros bebes.
-Al verla me dan ganas de desear haberme quedado de bebe.
-¿Bromeas?-comentó Gabriel-Cuando eras bebe yo aun ni existía.
-Exacto.
Gabriel
Admito que si me dolió. Pero bueno, no es nada comparado a lo que papá me dice.
Luego de que Emma terminara de alimentar a la bebe con la papilla la subió a su habitación dejandome en la cocina. La comida de Emma habia mejorado pero no sr compara a la que mi madre hace.
Mientras estaba por llevarme la cucharada a la boca escuche el timbre. Me levanté de la mesa y camine hacia la puerta. Sin molestarme en ver atreves del pequeño agujero abrí la puerta. Era Angel. La verdad que no lo esperaba.
-Miren que trajo el gato-dije en tono burlon.
-¿Gabriel estas bien? Me enteré que te golpearon. Te metiste en un gran problema anoche.
-Asi es y sin embargo no hiciste nada por mi. A todo esto, ¿Qué haces aqui?
-Estaba preocupado.
-Se notó. Se notó el como corriste a ayudarme-dije sarcástico- No entiendo que haces aqui. Mejor vete.
-Oye tranquilo, no queria problemas con los amigos de Alex.
-Me abandonaste Angel. Lo hiciste y aun asi esperas que actue como si nada paso. Lo haria si hubiera sido esta la primera vez, pero ya perdí la cuenta.
Sin nada mas que agregar cerré la puerta. Acabo de perder a alguien. Esto debio suceder hace mucho, asi me ahorraraba las molestias.
Andrés
Me econtraba en el asiento de atras del auto en compañia de mis hermanos. A mamá se le habia antojado algo de comida china y papá estaba muy cansado como para ir a comprar asi que nos ofrecimos a comprarla.
-No parece estar lleno-comentó Michael dede el asiento del conductor- De seguro te atenderán rapido.
Asenti y baje del auto. Camine en dirección al restaurante. No dejaba de pensar en Emma. Bueno, ayer estuvo genial pero la senti rara. Aveces quisiera saber lo que piensa y siente cuando estamos juntos. Eh llegado a pensar que no me quiere lo suficiente.
Mis pensamientos no me dejaron figarme por dónde iba. De casualidad golpee a alguien haciendo que su celular callera al piso. Me agache y lo recogí, me voltee y se lo etrege a la joven a quién habia golpeado.
Me voltee y quise seguir caminando pero fui detenido por aquella joven.
-Oye...¿que tu no eres el novio de la estupida de Emma?
Nunca habia hablado con Violetta, y la primera impresión siempre es importante. Y este primer encuentro realmente me resultó desagradable, para empezar no me gusto du forma de hablar.
-¿Que tu no eres la presumida de la ex amiga de mi novia?-pregunté imitando su tono.
Me miro indignada.
-Que grosero. ¿Como puedes hablarle asi a una dama?
-Una dama no habla de esa forma-respondí y segui con mi camino.
No me imagino el como Emma soporto a esta mujer. La verdad que al verla sientes ganas de ahorcarla. ¿y se atrebe a llamarse dama?
Gabriel
Miraba atravez de la ventana de mi habitación como el cielo iba oscureciendo. No sacaba de mi mente a Jane ni a Molly, queria hacer algo por ellas pero no sabia en que podia ayudar.
Al menos hacerle compañia podria ayudarla en algo. Sali de mi habitación, baje las escaleras y al estar ya cerca a la puerta la voz de Emma llamó mi atención.
-¿Adónde vas?-preguntó asomada a las barandas de las escaleras.
-Ire a tomar algo de ire fresco.
-¿Podemos ir contigo?
-En realidad tengo algo que hacer.
-¿Algo como que?
Me quedé en silencio recordando el motivo por el cual no podia decirle a Emma.
-Prefiero no decirlo.
Abrí la puerta y salí de mi casa. Tome el auto de mi padre y conduje hasta casa de Jane. Al llegar entre por la ventana al ver que nadie me abría. Me dirige a su habitación y la encontré al pie de la ventana con un cigarrillo en los labios. Sus ojos se encontraban hinchandos y su rostro estaba palido.
-Fumar es malo-dije cerrando la puerta.
-¿Y eso que?
-No quiero verte en ese estado- me sente a su lado.
-Gabriel...
-¿Si?
-Abrázame.
Sin dudarlo me acerqué y la abracé. Lo necesitaba y al parecer yo también. No estaba seguro de cuanto tiempo habia pasado a su lado pero al abrir los ojos me encontraba echado a su lado mientras la rodeaba en mis brazos.
Miré la hora, eran las 4 de la mañana. Habia pasado 11 horas durmiendo junto a ella.
Me levanté de la cama con mucho cuidado de no despertarla y al estar de pie me detuve a ver el cigarrillo y el encendedor que reposaban en el tocador. Me quedé unos minutos parado mirando aquellos dos objetos. Tomé a ambos, los guarde en mi bolsillo y sali de su casa.