Capitulo 63

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Gabriel

Abrí los ojos al sentir una luz segadora. Abrí los ojos con dificultad y me tope con la luz blanca de una linterna.

—Tendrás que venir con nosotros—dijo el oficial.

Uno de los hombre me levanto del suelo y me ayudó a entrar a entrar a la patrulla. Me sentía marido,  mi polo blanco estaba manchado de sangre. Sentia que no podía mas,  solo quería cerrar los ojos y dormir, ni siquiera era conciente de que me llevaban a la comisaría.

Uno de los policías me saco de la patrulla con brusquedad. Me llevó y me hizo sentir en una incomoda silla de metal, era un interrogatorio, la luz que colgaba del techo me cegaba la visión.

—¿Qué  te paso?—preguntó el del interrogatorio.

—No lo se—dije con dificultad—No recuerdo.

—Parece que tuviste una fuerte pelea ¿Recuerdas quienes te agredieron?

Trate de hacer memoria pero mi cabeza me dolía demasiado. Lo único que quería hacer era volver a casa.

—Llamen a mi mamá—dije.

El sujeto hizo una señal a su compañero, el del uniforme me levanto de la silla y me encerró en un cuarto. Me coste en la cama, estaba sucia y fría, pero estaba cansado así que no me importaba.

Cerré los ojos y me quedé dormido. El sonido de un fierro chocar con los barrotes me levantó.

—Vinieron por ti—dijo el oficial abriendo las rejas.

Me tomó del brazo y de esa forma me llevo afuera. Me sentía un criminal. Pero lo era, mate a alguien, soy un criminal. Al salir me topé con papá sentado en uno de los asientos de la comisaría. Se levantó y me miro.

Me sentía avergonzado se que mi padre me viera en un lugar como este. 

—Tu padre nos pidió que lo mantengamos en secreto, ya que es una persona pública—dijo el otro oficial.

Mi padre salió de la comisaría sin decir nada,  caminé tras de él. Entre al auto sin decir nada, mi labio estaba hincado y lleno de sangre. Sentía asco de mi mismo, no era capaz de ver a mi padre a los ojos.

—Me siento el culpable de todo lo que te pasa—dijo mirando al frente—. No he sido un buen padre contigo, pero en el fondo te amo.

No lo soporte más, mis lágrimas salían sin mi permiso y por impulso lo abraze con fuerza.

—No me dejes—dije entre lágrimas.

Mi padre me abrazó con fuerza t me beso la mejilla como si fuera la última vez que me vería.

—Nunca lo haré—dijo con voz fragil. No conocía ese lado de papá, ahora estaba llorando conmigo, nunca lo había visto llorar.

Emma

Me desperté temprano. Me duche y vestí para ir a la universidad. Me dirije a la habitación de Gabriel para preguntarle si iría a la universidad, pero no lo encontré.

Baje a la cocina y lo encontré sentado en la mesa con el labio lastimado, con algunas curitas en la frente y vendas en el brazo.

—¿Qué te pasó?—pregunté al verlo.

—Me asaltaron—respondió.

—¿Qué?

—Estoy bien ahora—dijo mirando a papá—Vamos, se nos hace tarde para la universidad.

Gabriel se levantó de la silla y salió de la casa. Me despedí de papá y salí tras de el. El chofer estaba afuera esperando pero Gabriel lo ignoró y siguió caminando.

—Iremos a pie—le dije al chofer.

Corrí hasta alcanzar a Gabriel. Algo andaba mal con él, sus ojos estaban hinchados y se notaba triste. No quise preguntarle, era mejor dejarlo tranquilo. Al llegar a la universidad todos los del pasillo lo miraban y murmuraban a su alrededor. La mayoría se reía y otros solo miraba en silencio.

Violetta estaba junto a Alex. Ambos nos miraron con lástima en los ojos. Esto me estaba matando,  no entendía por qué eran tan crueles con nosotros.

—¿Gabriel que paso?—hablo uno de los jóvenes presentes—¿Al fin te dieron tu merecido?

—En el fondo solo eres un niñito cobarde—gritaron desde el fondo.

—¡Ya basta!—grité—¡Todos ustedes son unos cobardes! ¡Creen que pueden venir a burlarse de él ¿Con que derecho? ¿Con que derecho?!—no me di cuenta que las lágrimas salían de mis ojos.

—¡Son unos hipócritas!—gritó Ángel acercandoce a nosotros. Ángel tomo a Gabriel del brazo y lo abrazó.

Los tres nos abrimos paso entre las personas y nos dirigimos a la azotea.

Gabriel se paro en la banca y grito al cielo,  estaba defogando toda la cólera que tenia dentro. Estaba triste aun que no derrotado.

Me uní a el y grite al cielo. Ángel se unió a nosotros, al final los tres terminamos riendo. Gabriel nos rodeo con sus brazos y nos unió con un cálido y sincero abrazo.

Gabriel

Permanecimos en la azotea durante todo el tiempo hasta la hora de salir. Me sentia aliviado de tener a Ángel y a Emma a mi lado, agradezco que nunca me dejaron solo.

Al salir de la universidad Ángel se fue a su casa dejándome solo con Emma. 

—Todo estará bien—dijo. Sonreí y la abracé.

—¿Sabes cual es lo mejor de todo esto?

—¿Qué?—pregunto confundida.

—Que me vengare todos y cada uno de ellos. 

Maldita SensaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora