Emma
La bebe se encontraba en muy buen estado, lamentablemente mamá un tenia que quedase por más tiempo en el hospital. Es un poco triste ya que todos eesperabamos pasar mas tiempo con ellas, pero tendremos que esperar a que mamá se recupere.
Mamá aún no ha elegido el nombre de la bebe, bueno, tal vez esta pensando en un nombre especial para ella. Estoy segura que será uno hermoso.Alex
La madre de Emma y Gabriel aun no había sido dado de alta. Estaba débil, y su estado de ánimo no era el mejor, no estaba seguro por cuanto tiempo estaría en el hospital, pero me imagino que la familia ah de estar muy angustiada por ambas.
Entré a la habitación ocultando el pequeño oso de peluche tras mi espalda. Ella se encontraba echando en esa triste cama amamantando a la pequeña. Había pasado un día desde su nacimiento, esperaba encontrarla con una sonrísa por tener a su bebé al lado, pero lo único que vi fue un semblante serio y una mirada perdida.
Me pare frete a la cama, ella giro el rostro centrando su mirada en mí. Lo admito, estaba un poco asustado, temia que se enfadara por mi presencia, ya que el otras palabras soy el bastardo de si esposo.
Mi sorpresa fue grande al verla sonreír gentilmente. La mire, sentía mis mejillas sonrojarse, quizá por aquel momento inesperado que acababa de vivir.
Tome asiento en uno de las sofás junto a la cama. Mostré el oso de peluche y lo deje en la cómoda al pie de la cama. Ella me miraba, sentía mucha inocencia en su mirada, se veía muy linda aun sin maquillaje.
—¿Como está la bebe?—pregunté.
—¿Quieres cargarla?—pregunto en tono suave. No me esperaba esto, realmente no me lo esperaba. Pero no estaba dispuesto a desperdiciar la oportunidad de cargar a la pequeña.
Me levanté de sofá, me acerqué a la cama, tome a la bebe y nuevamente me senté en el sofá. Era suave, cálida y tan pequeña. Sin pensarlo una sonrisa salio de mi al verla abrir los ojos.
—Es muy linda—comenté—.¿Como se llama?
—Aun no tiene un nombre.
—¿Enserio?—pregunté sorpredido, de todas las sorpresas que había recibido esta era que realmente me dejo impactado—¿y como la piensa llamar?
Se quedo en silencio, cerró los ojos y suspiró como si estuviera recordando algo.
—Me gusta Camila—dijo en tono quebradizo.
—¿Camila? Es un bonito nombre.
—Mi mejor amiga se llamaba así.
—¿y dónde está ella?—Ella... Esta muerta.
No debí preguntar eso.
—Disculpe... Yo... No..
—No te preocupes por eso, esta bien, descuida.
—¿Le piensa poner así por su mejor amiga?
Asintió con una sonrisa. Le sonreí, acerqué mi rostro a la bebe y sin pensarlo le di un beso el sus pequeñas mejillas.
Gabriel
—¿Enserio piensas cocinar un pastel?—pregunte mientras caminabamos por los pasillos del súpermercado.
—Ya te dije que si, es para mamá.
—Pero te saldrá horrible—dije pegando la cara a uno de los muros junto al estante de polvos de hornear.—Gabriel, cállate.
—Emma, no lo hagas, incendiaras la cocina.
—Eres un idiota—dijo golpeándome el trasero con su cartera.
—Ya, ya, ya, pero no te enfades—dije tomándola de los hombros.
Emma rodó los ojos, apartando mis manos de sus hombros para luego empezar a caminar.
—Vayamos a pagar esto—dijo, con dirección a la caja registradora.
Camine tras de ella, pero luego recordé que tenia que comprar algo.
—Ya vuelvo, tengo algo que comprar—dije corriendo por los pasillos.
Llege a los estantes de chocolates, a mamá le encantaban, le compraría para entregarselo junto a una carta que le había escrito. Si, me costo hacerle esa carta, no lo haga desde que tenía 8 años.
Con los chocolates en la mano me dirige a la caja registradora para pagarlos. Estando a pocos metros me detuve. Mi vista se dirigió hacia aquellas risas de jóvenes junto al estante de licores.
De todos ellos, los que más me llamaron a atención fue aquella pareja. Juan abrazaba a Jane mientras le daba cortos besos en la frente, la cara de Jane aun tenia las marcas de los golpes de Franck, me sorprendia verla junto a el, sabiendo todo lo que le hizo.
Sin pensar empeze a caminar hacia ellos, pero la voz de Emma me detuvo.
—Listo, hora de irnos—dijo.
Sin decir nada salí de la tienda tras Emma. No podía creer lo que acababa de ver. Y aun mas podía creer que acaba de salir de la tienda sin haber pagado los chocolates.
La alarma de su guridad sonó.
—Joven, venga por aquí—dijo el oficial de seguridad.
—Ay, ¿por que a mi?
Nathaniel
Salí temprano de la oficina, quería pasar mas tiempo con Helena y la bebe ya que no las podia ver en casa.
Entre a la habitación, Helena estaba mirando la televisión junto a la bebe. Al verme sonrío, lo cual me hizo recordar la primera vez que me dijo que seriamos padres. Si ese espantoso accidente no hubiera pasado, en estos momentos tuvieramos cuatro hijos.
—¿Como te sientes?—dije echándome a su lado. Ella tomo mi brazo para luego pasarlo por sus hombros y recostarse en mi pecho.
—Me siento muy sola—dijo—extraño a los niños, mis padres, mis amigos.
—Jesús y Alice te mandaron un regalo—dije entregándole una pequeña caja.
Helena sonrío, tomó la caja y la abrió, sacando una hermosa cadenita.
—Es hermosa.
—Alice tiene buenos gustos.
—Quisiera verla.
—Tal vez mañana, me dijo que tenia muchas ganas de conocer a la bebe.
—Ya decidí que nombre ponerle.
—¿Cual es?
—Camila.
—¿Camila? ¿Que así no se llamaba tu amiga?
—Si, se lo pondré en honor a ella, acabo de enterarme que esta muerta.
—¿Que? ¿Pero como sucedió?
—No tuve el valor de preguntárselo a Manuel.
—¿Manuel? ¿Manuel esta aquí?
—Si.
—No tenia idea que estaba aquí. Ese imbécil quedamos que me llamaría cada que regresara de algún viaje, no puedo creer que se haya olvidado de mi.
—Me dijo que un día de estoy iría a visitarte.
—Eso espero—dije haciendo puchero. En estos momentos me siento como si fuera un joven de 24 años.
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