14. Sin comunicación.

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Habían pasado tres días desde aquel momento en que el azabache había liberado todas esas palabras y sentimiento que necesitaba liberar después de largos años quedándose en silencio por miedo, pero todo había salido mal a lo que él tenía pensado. Ambos no se hablaban ni salían de sus departamentos por nada en el mundo al sentir temor de ser rechazados del otro.

- ¿Quién es?- Preguntó el moreno al escuchar que alguien tocaba su puerta, teniendo la gran esperanza de que fuese el azabache, levantándose con rapidez al escuchar un cuarto toque, abriendo la puerta con una gran sonrisa, la cual se borró al ver que se trataba de Shiro.- Ah, eres tú...- Habló con desánimos, suspirando para girarse, indicándole al mayor que entrara para después echarse al sofá como si fuera una vaca.- ¿Necesitas algo?

- Sí, que salgas de aquí y hables con Keith.- Afirmó, cruzándose de brazos mientras mantenía la mirada sobre el moreno.- Ya han pasado... ¿tres o cuatro días?, desde su repentino alejamiento.

- ¿Y? Él lo hizo primero, me sentí muy ridículo al casi darle un beso, me sentí humillado en eso momentos, Shiro, pero no vas a comprender porque nunca estuviste enamorado.- Soltó, tomando su cojín para cubrir su rostro con este mismo. Hubo un silencio entre los dos, causando que descubriera su rostro para posar su mirada sobre él.- Lo siento, estoy algo mal por esto... No quise decirle... No quise ofenderla...

- Está bien, de todas maneras no... está con vida.- Respondió por lo bajo, pasando una mano por su cabello, manteniendo su mirada en el suelo por unos segundos.- ¿No quieres que te acompañe con él?

- No tengo ánimos de verlo...- Respondió en bajo, recibiendo una mirada picarona por parte de Shiro.- ¿Por qué me miras así?

- Si tenías una gran sonrisa en tu rostro porque creías que era Keith, pero al final resultó ser Shiro.- Se señaló así mismo con el pulgar, sonriendo levemente, recibiendo un golpe con el cojín por parte del moreno.- Pidge hablará con él en estos días después de sus clases... Todo el grupo sabe sobre ustedes dos, tortolitos.

- No...- Negó, ocultando su rostro en los cojines del sofá al estar boca abajo, resongando por segunda vez.- Mejor mátame y a ver qué pasa...

- Lo que voy a hacer es tomarte de tu pierna y lanzarte contra la puerta de Keith.- Afirmó, devolviéndole el cojín con más fuerzas.- Volveré cuando tengas ganas de hablar, Lance.

- Cuidado al salir y ve por la sombra...- Le habló antes de que saliera de su departamento, volviendo a estar inundado por la soledad y oscuridad de su pequeño hogar, sintiéndose sólo y decepcionado. Suspiró, levantándose con tal pereza de sofá, arrastrando usted pues en dirección a la cocina al sentir hambre, muchísima hambre como para comerse una vaca entera.- Keith...

*

El azabache se hallaba recostado sobre su cómoda cama, teniendo ambos audífonos puesto mientras escuchaba un poco de música que relajaba su mente y cuerpo en esos momentos hasta el punto de darle ganas de dormir, aunque fue interrumpido por el pequeño sonido irritante del timbre, gruñendo por lo bajo al escuchar una y otra vez con desesperación. Quitó las mantas de su cuerpo, siendo así que se había quitado los audífonos con su mano libre para levantarse y perder esa comodidad que tenía, arrastrando sus pies con pereza en dirección a la puerta principal.

Siendo sinceros, no tenía ninguna esperanza de que el moreno apareciera frente a su puerta con un peluche en una mano y en la otra chocolates con almendras, sabía que Lance no era de ese tipo de muchachos al estar enamorado, o al menos lo que ha visto con su antigua pareja. Se detuvo una vez que se encontraba frente a esta, llevando su mano hacia la perilla para quitar el único seguro que tenía, quitándoselo para abrirla, encontrándose con la persona más desagrable para él, Allura.

First time kissing a guy. ↪klanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora