First time kissing a guy. ↪klance

28. Dulce voz.

Frunció levemente su ceño al sentir que algo vibraba en su mano, seguido de un pequeño tono, de al menos quince segundos, indicando que era una llamada. Despertó, parpadeando varias veces mientras elevaba su brazo, poniendo el móvil frente a su rostro, levantándose con rapidez y contestando, llevándose este a su oreja. Se trataba de Shiro.

— ¿¡Cómo demonios pudiste darle alcohol!?— Gritó Shiro desde la otra línea, se notaba en su tono de voz que se encontraba molesto con lo moreno.— ¡Lance, no jodas! ¡Si así eres con Keith, no me imagino con tus hijos!

— Shiro, déjame hablar, cálmate.— Interrumpió al mayor antes de que siguiera gritándole, llevándose dos dedos a su sien, comenzando a masajearla.— En primer lugar, solamente bebió una vez y ni siquiera tenía tanto alcohol, le dije a la empleada que le pusiera muy poco. En segundo lugar, no fue el alcohol que le hizo daño, fue una especie de sustancia que le hecharon a su bebida cuando, creo yo, estábamos en la pista de baile y aprovecharon.

— ¿Y quién pudo ser? ¿Gokú?— Lance aguantó las ganas de reír por su comentario.— A ver, Lance, es mejor que me mandes una imagen del diagnóstico o resultado de laboratorio de Keith, porque si me estás mintiendo, te las verás conmigo, Keith es un tanto delicado y lo sabes, es alérgico a la mitad de las cosas y no puedes andar por ahí ofreciéndole cada cosa que ves sin saber lo que puedes causar y...— El moreno le colgó antes de que el regalo se extendiera más de lo imaginado, cerró sus ojos, soltando un suspiro de cansancio para pasar su mano por su cabello castaño, se giró, volviendo a la habitación donde el azabache reposaba, sintiéndose un tanto mal por hacerle eso.

— Lo siento...— Murmuró, atrayendo una silla con cuidado de no ocasionar un mínimo ruido, posicionando esta a un costado de la camilla del azabache para que pudiera sentarse.— Lo siento, de verdad...— Repitió, apenado, tomando con suavidad la mano del azabache, dejando suaves caricias sobre el dorso de esta para después elevarla y dejar un tierno beso en la zona, descendiendo y apoyándola sobre el colchón nuevamente.— Soy un inútil, no debí ofrecerte eso y, agh, ojalá me pegues cuando despiertes, me lo merezco. Y sé que no me escuchas y me veo como un estúpido hablado solo, pero te lo diré cuando despiertes.

Lance se había quedado a su lado desde que fue ingresado al centro clínico, no debía alejarse en ningún momento y, aunque la culpa no había sido de las bebidas alcohólicas ingeridas, el médico que había atendido y sacado una muestra de sangre del azabache le había informado al moreno que se trataba de un ingrediente en la bebida, no era el alcohol, aunque si tomaba más de cinco veces hubiera tenido problemas. Le habían explicado al moreno sobre aquel líquido que había ingerido en la segunda bebida, ya que la limonada también la había tomado Lance y no le había ocurrido nada malo desde ese entonces. Se sentía tranquilo al saber que dentro de poco despertaría, aunque por otro lado tenía un cierto miedo de que tuviera un severo problema en su organismo que lo dejaría marcado, rezaba para que eso no ocurriera.

Las horas fluyeron como agua en el río, el moreno se levantaba, caminaba un poco y volvía a sentarse, totalmente aburrido de no ver alguna mejora en el azabache o de no tener algo para entretenerse en esos momentos, hasta que recordó que tenía un instrumento pequeño en el hogar del hermano de su madre, por lo que decidió llamarle para que pudiera traerle aquella cosa al centro clínico que se encontraba.

— Muchas gracias.— Sonrió ampliamente el moreno, manteniendo su vista sobre las cuerdas del instrumento, tratando de ponerlas adecuadamente para un sonido más suave y agudo.— De paso me despido de ti, tío, cuando despierte y lo den de alta nos iremos a Los Ángeles de nuevo, espero que no se molesten por no poder pasar más tiempo con ustedes.

— Descuida, entendemos esto y ojalá vuelvan pronto.— Apoyó una mano sobre su hombro, sonriéndole con cariño para después ser abrazado por el joven, correspondiendo a aquello.— Nos vemos pronto, Lance, cuida de tu madre y de ese muchacho.