Sus manos no dejaban de jugar, su pierna no se detenía de moverse levemente, significando que se encontraba nervioso y con ganas de salir corriendo de ahí, las millones de miradas aumentaban ese sentimiento de correr del lugar, sin embargo, no debía de echarse hacia atrás después de todo el valor que había tenido de pedirle la mano a Keith, no debía sentir miedo, en cambio, debía sentir felicidad y emoción de tener al hombre del cual se había enamorado desde que era un adolescente. Respiró profundamente al escuchar que alguien abría la gran puerta de la iglesia en donde se llevaba a cabo la ceremonia, únicamente ocasionó que Lance diera un paso hacia atrás, siendo detenido por su mejor amigo, Hunk.
— No hagas cosas de la cual te vas a arrepentir...— Murmuró el hombre de tez morena, manteniendo una mirada de tristeza al ver a su gran amigo realmente nervioso, lo entendía a la perfección, entendía que era un día que nadie se lo esperaría y entendía muy claro que las ganas de correr lo invaden.— Sólo será una hora y viene la gran fiesta... por favor, Lance...
Lance suspiró para alivianar sus nervios y así volver a la posición de antes, posando su vista en el hombre de cabellos oscuros, quien era acompañado por Shiro, un fiel compañero y mano derecha de Keith, sus padres no habían podido asistir a la ceremonio por temas de trabajo, por lo cual Shiro se había hecho responsable de llevar a su hermano hacia el altar. Las miradas dejaron de sentirse sobre su cuerpo, ya que estas estaban sobre el azabache, Lance se quedaba mirándolo directamente a los ojos con una gran suavidad y cariño mostrado, esperando a que se sintiera tranquilo con el simple contacto visual que ambos mantenían mientras se dirigía hacia el altar, aunque en ese momento las lágrimas invadieron los ojos del moreno y de un momento a otro estas mismas fueron liberadas sin ningún aviso, al parecer la gran emoción que contenía en su cuerpo quería salir de una u otra manera, pasaba una y otra vez sus manos por debajo de sus ojos para limpiar las lágrimas que detestó en esos momentos, se había mostrado más que débil frente a miles de invitados, el causante era Keith, la manera en que vestía, la manera en que lo miraba con dulzura y el sólo pensamiento que, a partir de ese día, se harían esposo.
Un suspiro entrecortado escapó de sus labios al tener a su pareja frente a sus ojos, limpió por última vez las pequeñas lágrimas y diciendo internamente que no saldrían más a partir de esos momentos, Lance no pudo evitar mirar al azabache, quien le había regalado una pequeña sonrisa para después sostener sus manos con suavidad y subir los pequeños dos escalones para encontrarse a su altura, mirando por última vez a Shiro, quien tenía una sonrisa que demostra el gran orgullo que sentía de mirar a los dos hombres en el altar, algo que no se lo esperaba de Keith, aunque los milagros sí existen para él.
— Te miras bien...— Murmuró, sonriéndole calidamente para después sentir la mano del azabache en su mejilla, al parecer una lágrima se había escapado sin su consentimiento, haciéndolo reír por lo bajo al igual que a su pareja.— Lo siento, es la emoción...
— También te miras apuesto...— Alzó levemente una ceja para después acercarse más al moreno, dejando un suave beso sobre su mejilla para acomodarse nuevamente sin soltar su mano, manteniendo una cálida sonrisa en su rostro.
Los invitados habían tomado asiento después de que la música había cesado, dando inicio a la ceremonia para la unión de los hombres en un santo matrimonio, sentían la emoción recorrer su cuerpo, se trataba como una especie de corriente eléctrica. Lance y Keith posaron su vista en el viejo hombre que llevaría a cabo el evento: el sacerdote, quien los miraba con una cálida sonrisa y alegría, al parecer era la primera vez que casaba a dos personas de su mismo sexo para siempre.
[ . . . ]
—¿Han venido aquí a contraer matrimonio por su libre y plena voluntad sin que nada ni nadie los presione? — Habló el hombre, mirando a la pareja con tranquilidad en espera de su respuesta.
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First time kissing a guy. ↪klance
Fanfiction- ¿En verdad es la primera vez que besas a un chico?- Preguntó el moreno, mirando al joven con el ceño fruncido, quien asintió tímidamente. - Me gustó que fueras tú el primero.- Confesó, causando que las mejillas del moreno tomaran un color rojizo...