52. Gran día.

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— ¡¿Por qué mierda no me dijiste que tú y él son novios?!—El azabache señaló al castaño y a su hermano, un poco molesto por el hecho de que ocultar algo importante.—¡Escupí mi licuado de fresas cuando éste tarado me lo dijo!

—Te dije que era secreto, pero te pones tus moños y...—Se quedó callado cuando el azabache lo miró de manera fulminante.—Me callo.

—Ya sabes, ya te puedes calmar, por favor.- Cruzó sus brazos, rodando sus ojos ante la insistencia del azabache por lo ocurrido, bufeó.—Cálmate.

—Ah, luego hablaremos de esto, Shiro, y más vale que se lo digas a toda la familia, también tú, Matt, no sigas escondiendo esto, tarde o temprano saldrá la verdad.—Señaló a ambos hombres con seriedad, cruzándose de brazos para después girarse sobre sus propios talones, saliendo de la residencia para dirigirse hacia el vehículo.

—Luego nos vemos, gracias por la buena suerte en el viaje, tórtolos.—Sonrió ampliamente el moreno, despidiéndose de ambos hombres con rapidez para después salir de ahí, corriendo hacia el vehículo en donde el azabache ya se encontraba en el interior y con el cinturón de seguridad puesto.

(...)

Lance se encontraba frente al espejo en el cuarto de baño del hotel en donde el hermano de azabache les había apartado una habitación bastante grande y acogedora para ambos, tal vez quiere lo mejor para los dos; Lance se acomodaba la corbata de color negro que se había comprado, hacía juego con el traje que tenía, la camisa de botones era de un color azul mientras que el resto del traje era de color negro, aunque en vez de ir con zapatos aptos para el evento, prefirió ponerse uno cómodos tenis del mismo color que el traje, tenía que disimular un poco. Sonrió para sí mismo, pasando su mano por su cabello por última vez a estar listo para ir a la ceremonia, sintiéndose emocionado al asistir a una boda después de tanto años.

—Lance, ¿me ayudas?—Se escuchó al azabache, quien se encontraba sentado en la cama, había lanzado la corbata lejos de él.

—Ya voy, cariño.—Alzó un poco la voz, guiñando su ojo hacia él mismo en el reflejo para después salir del cuarto del baño, acercándose a donde se encontraba el azabache, tomando la corbata en el camino.—¿Por qué la lanzas? Cuesta mucho.

—Claro, doscientos dólares, eso es mucho.—Habló de forma sarcástica, cruzándose de brazos con molestia.—Esa estúpida corbata la trae contra mí, nunca supe ponerme una, por eso te pido ayuda.

—Me das ternura, Keith.—Rió por lo bajo, tomando la corbata de los extremos para acercarse al azabache, sentándose a un lado de él.—Los vídeos no te ayudan.—Sonrió levemente, alzando el cuello de su camisa para poner la única prenda que le hacía falta, acomodándosela por detrás del saco para que quedara únicamente la parte superior de la corbata.—Listo, fácil y sencillo en un par de minutos.

—Tsk, como sea.—Bufó, mirando al moreno con cierta tranquilidad mientras sentía pequeñas caricias sobre su mejilla, haciéndolo sentir bien.—Lance.

—¿Tienes hambre?—Se detuvo, levantándose de la cama para regresar al cuarto del baño, mirándose al espejo.

—Uhm, no, solamente quería decirte que...—Respiró profundamente, desviado su vista.—Mi hermano se va a casar con la persona que me cae mal, bueno, no tanto porque no ha estado fastidiando y eso me pone bien. Cuando estaba leyendo las invitaciones y ayudándole a mi hermano a elegir las decoraciones adecuadas, un pensamiento se me vino a la mente y... me quedé como medio ido, por así decirlo, al hacerme un bonita imagen de nosotros en las mismas circunstancias que ellos, ya sabes, comprometidos.

—Falta mucho.—Murmuró, dándose el último toque con su loción en su cuello y muñecas.—También me gustaría, pero ahorita no estoy el mejor tiempo, tal vez dentro de uno años, sabes.

First time kissing a guy. ↪klanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora