El moreno había comprado un gran ramo de rosas y algunos chocolates en algún mini súper mercado para ir a donde se encontraba el azabache, ya habían pasado cuatro días desde que lo miró por última vez, pensando que ya había tenido su tiempo. Avanzaba por el solitario pasillo del hotel, buscando con la mirada el número de la habitación que la mujer de la recepción le había dicho anteriormente, sonrió, encontrando la habitación del joven, deteniéndose frente a esta con un poco de nervios al sentir que sería rechazado, elevó su mano, impactando sus nudillos contra la puerta, había perdido la timidez y no quería marcharse sin hacer nada.
— Keith, soy yo.— Alzó su voz, esperando a que el azabache la reconociera, acercándose nuevamente para tocar la puerta tres veces, pero no había respuesta.— Keith, ábreme, ¿qué haces?— Sin respuesta, el sentimiento de preocupación lo comenzó a inundar, dejando en el suelo las cosas que había comprado para el joven.— ¡Keith!— Comenzó a mover la perilla, dándose cuenta que esta no contaba con seguro, y sin más, abrió la puerta, recogiendo las cosas para entrar con rapidez, cerró la puerta por detrás de él y las dejó sobre una mesa.— Keith, no juegues así conmigo.— Nada, no le respondía, guío su vista hacia la zona donde se encontraba, todo estaba impecable, optó por dirigirse al baño, y para su mala suerte la puerta se encontraba cerrada, esta vez con seguro.— ¡Keith, ábreme, por favor! No hagas nada de lo que te arrepentirás mañana.— Golpeaba y movía la perilla, nada, hasta que una idea de le vino a la mente.
Dio pasos hacia atrás, llevándose ambos brazos hacia su tórax y poniendo su anatomía levemente de lado, apretó sus labios con fuerzas, corriendo en el poco espacio que había para impactar su cuerpo contra la dura puerta, logrando abrirla de un sólo golpe, se levantó del suelo con rapidez y su vista captó algo que jamás se borraría de su mente, era Keith recostado en la tina bajo el agua, teniendo pequeñas cortadas en sus antebrazos, el corazón del moreno se rompió en mil pedazos, pero reaccionó con rapidez, se quitó el abrigo para entrar a la tina, tomando con cuidado y suavidad el cuerpo del joven, llevándolo al aire fresco. El azabache despertó, dando una gran bocanada de aire para después tocer, aferrándose con fuerzas al cuerpo del moreno, apegándose con rapidez.
— ¿Qué tratabas de hacer?— Lo rodeó con sus brazos de forma cariñosa, dejando suaves caricias sobre su espalda, escuchando sollozos por parte del azabache.— Tranquilo, tranquilo, estoy aquí contigo, Keith... No llores, por favor...
— Lo siento, lo siento, lo siento mucho...— Masculló muchas veces, ocultando su rostro en el cuello del moreno, aferrándose más a su cuerpo.— Lo siento...
— Tranquilo, estamos juntos...— Alejó la cabeza del azabache de su cuello para poder establecer un contacto visual cálido, notando grandes ojeras bajo los ojos del azabache, lastimándole demasiado.— Estoy contigo y nada malo te volverá a ocurrir, te lo prometo... Estás a salvo conmigo, Keith...
— ¿No es un sueño...?— Lo miró, sintiendo la cálida mano del moreno sobre su mejilla, quien comenzó a dejar suaves caricias en su pómulo.— ¿Todo esto es real...?
— Estás en la realidad...— Dejó un suave beso sobre sus labios, alejándose con lentitud para seguir con ese contacto visual, notando que lágrimas ya habían descendido en los pómulos del azabache.— Soy real...
— Lo siento...— Se disculpó nuevamente, rodeando al moreno con sus brazos de manera inmediata, siendo un fuerte abrazo.— Perdón...
Después de unos minutos donde el moreno consolaba a su pareja, lo ayudó a salir de la tina y a quitarse la ropa mojada que tenía puesta cuando lo encontró en aquel momento, brindándole su abrigo y un pantalón cálido, no quería que se enfermara nuevamente. Los dos jóvenes se hallaban sobre la cama, Lance le había mostrado el gran ramo de rosas que había comprado para él y los chocolates, aunque estos se los comían mientras veían la televisión, sentados sobre la cama uno frente al otro.
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First time kissing a guy. ↪klance
Fanfiction- ¿En verdad es la primera vez que besas a un chico?- Preguntó el moreno, mirando al joven con el ceño fruncido, quien asintió tímidamente. - Me gustó que fueras tú el primero.- Confesó, causando que las mejillas del moreno tomaran un color rojizo...