47. El tiempo vuela.

972 131 71
                                    

Cinco años después.

— No me jodan, ¿qué hacen?— El hombre mayor entró a su departamento al escuchar ruidos y risas que provenían de este mismo, se trataba de Lance y Keith haciendo su desastre por cualquier motivo que no le importaba a Shiro.— Ya les dije, en una semana ya me iré oficialmente a mi casa, no anden aquí destrozando cosas que no deben.

— Lo sentimos, pero ya no te queda nada con valor, grandote.— Habló el moreno, pasando una mano por su cabello mientras sonreía, mirando de reojo a su pareja.— Keith y yo ya nos íbamos, ¿verdad, princesa?

— Princesa mis huevos.— Alzó una ceja, cruzándose de brazos mientras se acercaba a la puerta principal del departamento, sonriéndole levemente al hombre.— ¿Qué se siente ya casi cumplir los treinta y cinco, amigo?

— Me siento viejo, siento que ya no le gustaré a nadie siendo anciano.— Rodó sus ojos, alzando algunos papeles que los hombres habían tirado, sabía que no se harían cargo del desastre que habían hecho.— Espero que ya encuentren una casa, para que dejen de hacer relajo en la mía, chamacos.

— ¿Supiste que ya vendieron tu departamento? Se lo vendieron a... uhm, al hijo de Lotor y Keith segundo, ¿los recuerdas? Hermano gemelo de mi princesa y el novio de su hermano gemelo. Descuida, el niño es adoptado, un hombre no se puede embarazar, pff.

— Están comprometidos, Lance.— Repitió de nuevo el azabache, rodando sus ojos al escuchar el apodo que le había puesto el moreno, dejando caer un plato al suelo con un gesto indiferente.— Ya no es divertido romper cosas.

— Ya Keith.— Regañó el mayor al azabache, quién respondió con una encogida de hombros para que después se recargara sobre la pared, sacando su móvil.— ¿Cómo que están comprometidos?

— Sí, nos invitaron a su boda, es el próximo fin de semana en Miami, nos iremos este viernes por la mañana.— Sonrió, sacando su móvil para enseñarle la fotografía donde se mostraba él con la invitación de la boda en su mano.

— ¿¡Y a mí no!?— Exclamó Shiro, señalándose a sí mismo con el pulgar con cierta indignación en su rostro.— ¿¡Qué le pasa!?

— Cálmate, recuerda que tú mismo dijiste que irías con Matt a una convención. No jodas, tienen los treinta y cuatro años en la frente y van a convenciones de cómics y videojuegos.— Bufó el azabache, sin quitar la vista de la pantalla de su móvil.

— Me dolió en la juventud.— Se tocó el pecho, cerrando sus ojos en un gesto de indignación.

— Ya pues, quiero ir a dormir que mañana será un día muy pesado, iremos a terminar nuestra casa, disculpa, futura casa.— Una sonrisa apareció sobre el rostro al imaginarse cómo sería vivir, oficialmente, al lado del azabache.— Luego nos vemos, anciano.

— Me bajan la autoestima y pierden el amor que les tengo, chamacos groseros.— Negó, tomando las llaves de su vehículo de la pequeña mesa que dejaría ahí en su antiguo hogar, junto con otros muebles para el próximo propietario.— Ya no les mandaré pizza los sábados, por ser malo con su Daddy, ¿de acuerdo?, Ah, esperen, sería Sugar Daddy, ¿no? Porque ya soy mayor y...

— ¡Shiro!— Exclamaron los dos jóvenes al mismo tiempo, causándoles risa la barbaridad que el hombre le decía.

Keith y Lance habían visto algunas residencias en la zona costera de la ciudad, ambos habían acordado en tener un hogar frente a la costa para admirar la belleza del mar y del atardecer que les brindaba la maravillosa vista. Lance había estado planeado esto desde hace años, aunque hace unos meses decidió contárselo a Keith, específicamente cuando tuvo el dinero necesario en el banco para comenzar el pago de la residencia poco a poco, trabajaba junto con Shiro, ya que éste pasó a ser detective y no iba mucho a campo de acción.

First time kissing a guy. ↪klanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora