59. Admiración.

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Se escuchó un suspiro de cansancio por parte del azabache, quien registraba las cosas que las personas dejaban en una bandeja de plástico, siendo transportadas al otro extremo de la mesa mientras que sus dueños pasaban por un gran detector de metales y eran revisados por el moreno para después recoger sus pertenencias y dirigirse hacia la sala de espera junto con su equipaje. Lance le dirigió una pequeña mirada coqueta, esperando a que entendiera la indirecta que le había hecho con su mirada para seguir inspeccionando a la nueva persona que había pasado por el detector de metales, Keith únicamente rió ante sus señas, rodando sus ojos para dejar la tablilla de madera en la superficie metálica, caminó hacia el otro lado al ver que un hombre alto y de cabellos oscuros se acercó, Keith se detuvo, mirando al hombre con los ojos entrecerrados, sentía una mala vibra del hombre.

— Todo lo que tenga de metal, móvil y billetera deposítelas en esta charola para después pasar al detector, por favor.— Señaló lo mencionado, desviando su vista hacia el moreno para que lo detuviera.— También tendré que revisar su equipaje, por favor ponga su maleta sobre la otra mesa, mi compañero lo revisará.

— Tanto desorden para una simple revisión.— Se quejó el hombre, segunda pista para que el azabache sospechara de que traía algo entre sus manos.— Bien, pero rápido, mi vuelo está apunto de salir.

— Tomará dos minutos.— Su actitud arrogante lo desesperaba.— Compañero, por favor revíselo mientras que Lance y yo revisamos su equipaje.— Le ordenó a un hombre de cabellos caoba, quien asintió ante la orden de un superior a él, dándose prisa para dirigirse hacia el hombre con un pequeño detector de metales.

Keith se acercó a la otra mesa en donde el hombre había dejado su equipaje, pero antes de tocar sus pertenencias se puso guantes de látex para que sus huellas no quedaran en este por si encontraban algo ilegal en su interior, Lance también hizo lo mismo, eran las reglas que les habían dicho desde un principio. El azabache fue el primero en tomar la maleta, tomando y abriendo el zipper de esta, llevando la parte superior hacia atrás, topándose con prendas pertenecientes al hombre, dirigió su vista hacia el moreno, una mirada en donde le decía que ese hombre le daba muy mala vibra, por lo que el moreno respondió de la misma manera.

— ¿Adónde va?— Preguntó el moreno cuando el hombre se acercó a la mesa, alzando una ceja.— ¿Me permite sus papeles, por favor?

— Sí, como sea, pero rápido.— Rodó sus ojos, entregándole su pasaporte y algunos documentos que tenía en manos, siendo tomados por el moreno.— Voy a Barcelona.

— ¿Tiene familiares por esa zona?— Revisaba y leía los papeles con detenimiento, acercándose hacia un computador para poder buscar el nombre del hombre.

— Uhm, sí, mis padres.— Lance lo miró por unos segundos cuando el hombre pensó su respuesta por pequeños segundos, devolviendo su vista hacia la pantalla del computador.— ¿Su nombre es Frederick Keppler Smith? Vaya combinación.

— Le pido respeto.— Vaya que el hombre fingía bien su enojo ante el comentario de burla del moreno.

— Vaya, vaya, miren lo que tenemos aquí...— Rió por lo bajo el azabache al encontrar un pequeño escondite en la maleta del hombre, había quitado un falso piso de madera que ocultaba unas cuantas bolsas de una extraña droga.— Aquí tenemos al menos cuatro kilos de cocaína y cristal, qué buen escondite, Kendrick.

— Demonios...— Murmuró el hombre, volteando hacia sus lados, tomando otra maleta que le permanecía a una anciana, lanzándola hacia el azabache para darse a la fuga.

Lance apoyó sus manos sobre la superficie de la mesa para saltar sobre esta, llevando su mano hacia su hombro donde tenía una especie de comunicador, presionó un pequeño botón y dió alerta roja en el lugar mientras perseguía al criminal por la zona de revisión, mientras que Keith dejaba la maleta de la mujer mayor frente a esta para después salir corriendo en otra dirección en donde, posiblemente, se encontraría con el fugitivo. Lance no lo perdía de vista en ningún momento, esquivaba cada cosa que le aventaba, la mayoría eran botes de basura que se hallaban a los costados de los asientos en donde la gente esperaba a que su vuelo fuera mencionado por las bocinas, apretó sus dientes con fuerzas, saltando nuevamente un cesto de basura que le habían lanzado, guío su vista hacia su izquierda, logrando ver al azabache al otro lado a pocos metros de él, dándole una señal de que fuera por enfrente de ellos par que pudiera detener al criminal, Keith asintió con una pequeña sonrisa, cambiando su rumbo por otro de los pasillos, se habían visto por un gran ventanal.

First time kissing a guy. ↪klanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora