Tan solo mía

15.7K 615 19
                                    

Me concentraba en las tareas administrativas que debía hacer, tenía dos trabajos, este y en una biblioteca, mi sueño siempre ha sido ser escritora profesional.

- Alesssia, quieren verte.

- En serio?, ahora mismo?.

De repente, suena el teléfono y lo atiende.'' Perfecto Señor Collins, ya le indico que pase hacia su oficina'', al oír eso el corazón empezo a saltar de nervios y la sangre corría por todas mis venas, me levante calmadamente y camine, algo nerviosa.

- Ve Alessia, me acaba de llamar nuevamente, quizás desea pedirte unos fórmulas.

Camine directo a la oficina, toque y me indicaron pasar.

Alzo la mirada y me observa detenidamente , mis ojos no pudieron soportar tanta belleza, quede extasiada de ver su hermosa y gran belleza, sus ojos azules claros, su piel pálida, su hermoso y sensual cabello marrón que soplaba el viento del aire acondicionado, con su semi cresta tan sexy, Dios sus labios finos y nariz perfecta, era tan alto y tan elegante, quede perpleja, no podía moverme.

Sabía que mi rostro se tornaría de rojo, me iba a ruborizar, no hagas eso Alessia, calma, me repicaba el subconsciente, pero perdía la razón de ver a esté hombre tan bello y perfecto como antes jamás vi a otro, solo me observo y no dejaba de hacerlo, se veía tan serio y tan callado, que me intimidaba hablarle siquiera, no podía, era demasiado espectacular para poder describirlo.

- Buen día Señorita Coluccio, pase adelante por favor, tome asiento.- Me ve sin hacer gesto alguno, su voz era tan gruesa y tan sexy a la vez, que me bloqueo por completo.

- Muchas gracias.- Camine, ladeando un poco mi cabeza y buscando de encontrar el aire que necesitaba para poder hablarle.

- Es un placer conocerla, Claret me hablo de usted-.Mordió su labio inferior y me observo sin quitar sus ojos de los mios.

- Si lo imagino, Claret me pidió que le estuviera unas fórmulas hechas aue había dejado en mi escritorio.

- Entiendo, Señorita Coluccio, ella me lo menciono.- Se levanta y camina hacia a mi, para sentarse en uno de sus hermosos sillones, su oficina parecía de revista, era tan impecable.

                                                                                             3

Tan solo míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora