Tan solo mía

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Baje la mirada, para disimular un poco de que lo había visto, llevaba su hermoso traje negro elegante y su cabello perfecto, tan alto y delicado, caballeroso y educado, empecé inquietarme un poco de verlo, pero el no se había dado cuenta de que estaba allí, así que seguí comiendo y tomando de pequeño sorbos mi chocolate.

Me incline un poco hacia la mesa y había soltado mi largo cabello negro, para ocultar un poco mi rostro, pero para mi mayor sorpresa eligió la mesa que estaba al frente de la mía, no encontraba que hacer, cuando vi que el se acerco trate de no mirarlo pero fue inútil, me había visto y le comento a la camarera algo,pero no logre oír, hice como que no lo vi, cuando me se acerco y alce la mirada para verlo una vez más, pensando que no lo vería más después de nuestro último encuentro, dos veces en esté día.

- Señorita Coluccio, que gusto encontrarla.- Ríe.

- Buenas tardes Sr Collins, lo mismo digo.- Sonreí y baje mi rostro.

- Le molesta si le hago compañía por un rato?.- Ríe mientras me observa entusiasta esperando a mi respuesta.- Ahora que le digo, porque tiene que sentarse aquí?.- No digas que te molesta porque es todo lo contrario me susurra el subsconciente.

- No, claro, puede tomar asiento.- Me acomode mi cabello largo liso y me senté ergida.

- Camarera, podría traerme un vino blanco y si tiene frambuezas por favor.- Ríe y le observa, para luego regalarme una sonrisa a mi.

- Y eso que está por acá Sr Collins.- Lo observe y seguí tomando un sorbo de mi chocolate.

- Vengo seguido a este lugar, cada tarde Señorita.

- Entiendo, yo vengo acá desde que estaba niña y pues es mi lugar favorito.- Reí, pero el me observaba tan fijo y de manera inexplicable.

- Mis padres conocen a la Señora Cielo desde hace mucho, bueno creo que todos nos conocen acá en Vancouver.

- Sí, así me han dicho, necesitaba otro favor de usted, pero no encontraba la manera de como ubicarlo.- Lo observe y pues le diría lo que Estela me había comentado.

- Digame.- Me observa y afinca sus codos en la mesa juntando sus dedos en la barbilla.

- Quería invitarlo a la entrega de nuestra tesis, si usted podría.- Reí y mordí un pequeño trozo de mi emparedado.

- Por supuesto, es más, tenga mi tarjeta, no me perdería esa oportunidad Señorita.- Me estrecha su mano y me la entrega.

- Perfecto Sr Collins, le estaré llamando dentro de poco.- Reí y la guarde.

- Dígame que edad tiene usted Señorita Coluccio?.- Muerde sus labios y sonríe dejando ver sus dientes sonreírme.

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