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Hace 11 años...
Paso el pincel por el lienzo mientras la brisa entra por mi ventana. Meto un mechón de pelo tras mi oreja y suspiro pesadamente.
No estoy satisfecha con lo que estoy pintando porque no estoy del todo inspirada, aunque necesito hacerlo para olvidarme de la regañina que mamá me ha echado por pintar con temperas la pared de mi habitación.
Había pensado que se vería mejor decorada, pero ella no pensaba lo mismo, así que, me ha castigado. Dejo el pincel a un lado y miro por la ventana como los niños del vecindario juegan, yo debería estar ahí, con Rachel, montando en bicicleta. Cierro las cortinas para no verlos y cuando me giro, mi abuela está ahí. Doy un salto atrás y me cruzo de brazos.
— ¿Qué has hecho esta vez?
— He pintado la pared —señalo a mi izquierda y ella se acerca.
Mamá dice que está enferma y que no puedo molestarla mucho, pero yo la veo muy bien. Es delgada, tiene el pelo gris siempre peinado y sus ojos azules, como los míos, me hacen sentir a salvo. Es mi mayor confidente. Puedo contarle todos mis secretos y ella jamás le dice nada a mamá o papá.
— ¡Vaya! ¡Qué flores más bonitas! —Exclama.
Me acerco a ella y observo las flores que hice en la pared con acuarela rosa y amarilla. También utilicé verde para unir sus cabos, como la abuela me enseñó, porque gracias a ella, he descubierto esta manera de pintar.
— A mamá no le han gustado —mi labio inferior tiembla recordando cómo de alterada se puso cuando las vio.
— Claro que les ha gustado, es solo que... Tu madre no entiende el arte. Yo dejaría que pintaras toda la habitación —señala las paredes en blanco—. Hay que darle color a la vida.
— Ojalá ella pensara como tú —pongo las manos cruzadas en mi espalda.
— ¿Qué estás dibujando ahora? —Se acerca al caballete y lo examina.
— Es Rachel montada en su bicicleta azul, no está saliendo muy bien —hago una mueca.
Mi abuela me mira y sonríe, haciendo que sus ojos se achiquen y las arrugas se formen. Patas de gallo, le dice mamá, que se echa crema para que no le salgan arrugas.
La abuela me ha regalado su caballete y sus pinturas porque dice que ella ya no puede pintar, imagino que es por el temblor que tiene en sus manos la mayoría del tiempo. Ella se sienta en el borde de mi cama y observa mi habitación con una sonrisa en su rostro.
— He estado hablando con mamá para intentar quitarte el castigo y que puedas salir a jugar, pero no ha funcionado —hace una mueca y yo me siento a su lado—. Respecto a la pintura, tienes que ir practicando. Nadie nace sabiendo, si no trabajas mucho, no lo conseguirás.
— Practicaré más —miro el lienzo—. Sigo dibujando en mi cuaderno —le informo.
— Eso está muy bien. Escucha, Grace... Sé que lo que te diga ahora quizás... Bueno —se ríe— No lo recuerdes en un futuro, pero solo quiero decirte que no dejes de hacer lo que te gusta.
— ¿Pintar?
— Sí, o lo que quieras hacer. Solo vivimos una vez y nosotros tenemos en nuestras manos cómo queremos vivir nuestra vida. Dios no nos ha puesto en este mundo para ser infelices. Sé que a veces es difícil ser feliz, pero nosotros tenemos que buscar nuestra propia felicidad —sostiene mi mano y me sonríe sin enseñar los dientes—. Sé que esa no será tu prioridad cuando crezcas, que intentarás estudiar para poder tener un buen trabajo y te perderás en la monotonía conformándote con todo lo que te llega.
›› Intenta no hacerlo, Grace. Intenta siempre hacer lo que te diga el corazón, él es el que manda, aunque tu padre te diga que es el cerebro. Obviamente siempre tienes que pensar las cosas porque todo lo que hagas, tiene consecuencias y debes ser consciente de eso, pero puedes ser y hacer lo que quieras. Pintar, bailar... Aunque ambas sabemos que eso último no se te da muy bien —río con ella. Una risa suave— Pero sigue tu corazón y no dejes que nadie te corte las alas. Es muy importante que dejes actuar al destino, que lo sigas, esa es la manera de ser realmente feliz.
‹‹La abuela tenía razón. Un día me encargaría de buscar lo que realmente me haría feliz.››
Prólogo que se encuentra en la versión en físico y Ebook puesta a la venta en amazon.
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Él encendió un fuego dentro de mí que ha quemado mi alma hasta su núcleo. Era complejo y divertido. Su pelo oscuro y desordenado y sus ojos azules hacían que me perdiera en ellos.
Estaba claro que él no sentía lo mismo, sus ojos siempre parpadeaban de vez en cuando y sonreía cuando creía que no me había dado cuenta.
Pero añadió combustible a mi fuego, con suaves toques y besos que estaban llenos de desesperación con un amargo sabor a cigarrillos.
Éramos diferentes. Nuestro momento estaba apagado, pero por un instante, creí que podíamos haber sido algo hermoso.
Devil's touch
😈👯
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Efímero (Devil's Touch) Borrador.
Teen FictionÉl era malas noticias. Su piel era arte, cubierta de tatuajes. Era todo lo que me dijeron que debía mantener alejado. Y aun así, me encontré en sus brazos. Él era intimidante y distante conmigo. Cada uno de sus movimientos me llevó a la locura y aun...