Efímero (Devil's Touch) Borrador.

Diez; Alabama

"Intenta no sacarme de mis casillas"

Jared Fischer

No puedo dejar de pensar en la manera que ella me echó de casa. Estoy molesto pero a la vez no puedo evitar sonreír porque tiene los ovarios bien puestos.

Había ido a su casa tan enfadado y ella se veía tan asustada que no había podido resistirme. No sabía si lo que había hecho estaba mal o no, solo sabía que tenía unas ganas inmensas de probar sus labios porque me ponía, y no solo su cuerpo, también su carácter.

Ese carácter indomable y rebelde que me hacía mirarla muchas veces mal. Sabía que no debería de haberme acostado con ella habiéndome acostado con Giselle, pero ya eso daba igual.

El cuerpo de Grace encima del mío, moviéndose de detrás hacia delante, sus pechos, y su pelo cayendo por su espalda era lo único que había ocupado mi mente desde que me echó.

Consigo un buen aparcamiento en la puerta de casa y creo que es mi día de suerte. Aflojo la corbata cuando entro al portal y silbo mientras subo por las escaleras.

Llego a casa y dejo la chaqueta en la silla. Adam está vestido de uniforme en el sofá.

— Hey —lo saludo—, ¿acabas de llegar?

— Sí —suspira y miro su cinturón con el arma y las esposas encima de la mesa.

— ¿Has hablado con Sarah?

— No me coge el teléfono. ¿Dónde fuiste ayer?

Me acomodo en el sofá. — Fui a beber algo —miento.

— Acabaría diciéndoselo a Sarah algún día, es mejor ahora.

— Adam... —doy un largo suspiro—. Megan puede ser tu amiga, pero va a joderte cada relación que tengas.

— Ella no es así.

— Vamos, Adam. No se despegó de ti en toda la noche. Imagínate que fuera al revés. Te molestaría que un ex novio de Sarah lo hiciera.

— Tienes razón —pasa una mano por su rostro.

Me levanto para ir a mi habitación y frunzo el ceño cuando escucho un gemido. Me asomo al salón y miro a Adam.

— ¿A quién se está tirando Jason?

— No lo sé, pero tiene que estar haciéndola disfrutar por lo que oigo.

Entro en mi habitación y me quito la camisa y los pantalones. Tiro la camisa al suelo y guardo los pantalones.

Me pongo ropa cómoda y salgo de la habitación encontrándome con esa pequeña chica que había estado encima de mi cuerpo hacía unas horas. Ella va en toalla y se mete en el baño.

Observo la puerta de la habitación de Jason abierta y alzo mis cejas sorprendido.

Voy al salón y me acerco a Adam. — Es Grace.

— ¿Qué?

— Grace ha salido de la habitación de Jason.

Mi amigo levanta sus cejas impresionado. — No sabía que se gustaban.

— No se gustan, joder, me la tiré ayer —gruñe.

— ¿Qué hiciste qué? —me pregunta alzando un poco la voz—. ¿Te has acostado con Grace?

— ¡Shh! Calla —lo empujo.

— No me lo puedo creer —se ríe y se acomoda en el sofá.

— Ya, yo tampoco.