"A veces el chico que aparenta ser malo, no lo es del todo"
Grace Anderson
Se suponía que el sábado no tenía que trabajar, pero una llamada de Adrien hizo que maldijera desde el momento en el que colgué el teléfono hasta que llegué a la galería en mis altos tacones porque tenía que ir muy presentable, ya que teníamos una inauguración de una colección de cuadros muy importante de la que no estaba informada porque "son cosas que no tienes por qué saber, pero necesitamos ayuda".
Maldito Adrien.
Pongo bien mi pelo e ignoro el hecho de que es mi cumpleaños y nadie me ha felicitado. No era de celebrarlo porque para mí, era un día más, no era especial. Había quedado con Jared para vernos después pero le había enviado un mensaje diciéndole que no sabía a la hora que iba a terminar todo.
Abro las puertas y saludo a Emma, que está en recepción. Me indica que Adrien está donde solemos colocar las nuevas colecciones y le sonrío, dejándole mi bolso allí para que lo guarde porque no tengo tiempo de ir a la taquilla.
Mis tacones resuenan por la galería y veo a Adrien con las manos metidas en sus bolsillos antes de llegar a ese ala de la galería.
— Por fin, llegas tarde.
— No tenía conocimiento de esto —le digo.
— Lo sé, pero siempre tienes que estar preparada.
— No digas tonterías, no había nada en la maldita agenda —refunfuño.
— Shhh, una de cada tres palabras que dices es una palabrota, compórtate.
Gruño y sigo caminando. Doy un largo suspiro intentando relajarme. Las vacaciones con Jared había conseguido que despejara mi mente, pero solo hacía falta un día en Orlando para que mi mente colapsara de nuevo. Estaba trabajando donde quería, sí, estaba totalmente feliz y no me importaba levantarme por las mañanas para ir a trabajar, pero a veces, la gente te quema.
— Feliz cumpleaños, Grace —dice.
Miro hacia el frente y mi respiración se queda atrapada en mi garganta cuando veo a mis amigos y familia allí, mirándome y sonriendo. Todos me felicitan a la vez en un sonoro "Feliz Cumpleaños". Estaba en ese momento en el que no sabes qué hacer o qué decir porque eres el centro de atención y no sabes cómo reaccionar.
La que primera se acerca a abrazarme es mi madre. Recibo su abrazo, aun medio atontada y me da un sonoro beso en la mejilla.
— Feliz cumpleaños, cariño.
Miro a mi alrededor y veo mis cuadros. La exposición era mía y ahora entiendo el interés de papá porque le llevase los cuadros a casa para poder enseñárselos a sus amigos. Ahora entiendo por qué Adrien me ha hecho ponerme elegante, porque era mi exposición. Todos se acercan a abrazarme y a felicitarme y no sé qué decir porque estoy impresionada.
Sarah me da una copa de champán y los ojos se me llenan de lágrimas al ver mis cuadros colgados. Eran míos, eran cuadros donde transmitía mis sentimientos, es como si ahora, aquí, todo mi corazón estuviese abierto para aquellas personas, podían conocerme por dentro. Le doy un fuerte abrazo al abuelo y a papá y miro con emoción la exposición.
— Te la merecías —dice papá.
— Gracias, es maravilloso.
Falta alguien, falta ese chico que hacía a mi corazón latir nerviosa, ese chico que también estaba pintado en la exposición con su mirada sombría. Me separo del abuelo y miro a mi alrededor hasta que lo veo entrar.
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Efímero (Devil's Touch) Borrador.
Teen FictionÉl era malas noticias. Su piel era arte, cubierta de tatuajes. Era todo lo que me dijeron que debía mantener alejado. Y aun así, me encontré en sus brazos. Él era intimidante y distante conmigo. Cada uno de sus movimientos me llevó a la locura y aun...