18; Adicciones

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"Sus labios eran una adicción sin fin"

Jared Fischer

Me pongo la toalla alrededor de la cintura y salgo del cuarto de baño al escuchar el timbre. Con un "ya voy", la persona que está al otro lado de la puerta deja de tocar el timbre y no tardo en abrir encontrándome con una cabellera rubia.

— ¿Por qué tanta maldita insistencia? —Gruño a pesar de que estoy sorprendido por verla aquí.

— Tenemos que hablar sobre Ben.

Entra y cierro la puerta suspirando pesadamente. No había vuelto a tener una conversación con ella desde que discutimos por el beso que Adam le dio. No le había contado nada a Sarah porque no quería más problemas. No necesitaba más dramas de los que ya tenía. Jason estaba jodido por Sam, Sam jodida por Jason y ahora tenía aquí a mi ex novia y no podía evitar fijarme en sus bonitos ojos azules.

— ¿Qué ocurre? —Digo cruzándome de brazos.

Ella pasea su vista por mi cuerpo y aprovecho y yo la paso por el suyo, que va escondido aún en su abrigo gris.

— Tengo que contarte algo pero no puedes contárselo a Ben.

— Cuéntame.

— Se meten con él en el colegio.

— ¿Qué? —Pregunto frunciendo mi ceño—. No me ha dicho nada.

— No quiere decirte nada, escucha, Jared, no le digas nada, le he prometido que no se lo iba a contar a nadie.

— ¿Quién ha sido? ¿Qué le han dicho? ¿Le han pegado? —La avasallo a preguntas y ella alza sus manos para que la deje hablar.

— No sé quiénes son, no me lo ha dicho. Lo único que me ha dicho es que se meten con él por su forma física y le dicen que es una chica porque le gusta dibujar y se junta más con las chicas que con los chicos.

Aprieto mi mandíbula y esquivo a Grace dispuesto a ir a mi habitación y vestirme para ir a ver a Ben a pesar de que sé que ya estará dormido. Quiero que me diga quienes son para ir al colegio, o directamente meterle miedo a los abusones.

— ¿Dónde vas? —Escucho la voz de Grace detrás de mí.

— Voy a hablar con Ben —digo quitándome la toalla cuando entro en la habitación.

— ¡Jesucristo, Jared! —Exclama y miro hacia atrás para verla girarse.

— Ni que fuera la primera vez, Grace —digo poniéndome el bóxer.

— La cuestión es que no puedes ir a decirle nada porque se supone que yo no iba a contárselo a nadie —desespera y se gira.

Me quedo mirándola y una pregunta ronda mi cabeza. ¿Por qué mi hermano no me lo había contado? Pensaba que ambos teníamos la confianza suficiente para que él me contara si tenía algún problema o no. Ahora entendía su cambio de actitud.

— ¿Y por qué te lo ha contado a ti? —Pregunto.

— Porque yo soy más guay —se encoge de hombros—. Escucha, ese no es el caso —se acerca a mí—. Tienes que hablar con él pero sin que sepa que yo te he dicho nada.

-—¿Qué consejo le has dado? —Pregunto y ella junta sus labios en una fina línea—. ¿Qué le has dicho? ¿No le has dicho nada?

— Claro que sí. Yo... bueno —echa su pelo hacia atrás-, le he dicho que no se deje avasallar y que pegue si es necesario.

— Vaya, Grace —me río—. Ese es un maldito buen consejo, felicidades, campeona.

Ella suelta una risa y después se pone seria.

Efímero (Devil's Touch) Borrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora