"Su sonrisa podía iluminar cualquier rincón oscuro"
Jared Fischer
Voy con Frederic en nuestros minutos de descanso a la cafetería más cercana al despacho y mi compañero apenas ha dicho dos palabras. Es lunes y se nota.
Había estado discutiendo con Liv después de que llevara a Ben porque no le había comentado nada de Grace.
La verdad no es que se me hubiese olvidado, si no que sabía que Liv pondría el grito en el cielo y no tenía necesidad de una discusión como la que había tenido.
Ben quería ver a Grace para que le enseñara a pintar y yo no iba a decirle que no.
Aunque admito que lo pensé mucho porque no sabía si era una buena idea. Entendía la postura de Liv y entendía que se enfadase y que no le gustara que Grace estuviera cerca de mí, pero no tenía más remedio.
Entramos en la cafetería y nos sentamos en la barra, en el mismo sitio que ocupábamos siempre. Saco el teléfono del bolsillo y muerdo mi labio cuando veo que Liv aún no me ha contestado al mensaje.
— ¿Qué os pongo? —Escucho una voz familiar y alzo mi cabeza para ver a Grace con su pelo recogido en una coleta y un uniforme negro, típico de la cafetería.
— Vaya, ¿eres nueva? —Pregunta Fredereric.
— Sí.
— Un café solo y tu número de teléfono, por favor.
Ella junta sus labios en una fina línea y me mira, esperando que hable.
— Café con leche.
Ella asiente y miro a Frederic, que no quita su vista de Grace. La observo manejar la máquina y Fred se acerca un poco a mí.
— Por fin nos han puesto una camarera digna para poder mirar.
— No seas capullo —respondo.
— Oh, vamos. ¿No te parece guapa?
No respondo, aunque deseo decirle que he estado saliendo con ella y que es mejor que quite su vista de Grace si no quiere que termine arrancándole los ojos.
Aunque no me debe importar que él la mire.
— Quizás la incomodas, Frederic.
— Ojalá tuviera rayos x para poder verla desnuda.
Niego con la cabeza y Grace pone los cafés frente a nosotros. Mi amigo mira alrededor de su taza de café y miro a Grace, que lo mira preocupada.
— ¿Ocurre algo? —Pregunta la rubia.
— ¿Y tú número de teléfono?
— No está en venta.
— Podría ofrecer mucho por él —responde él sonriendo seductoramente.
— No eres lo suficientemente rico —dice para después girarse.
— Entonces dudo que pueda pagar el café —responde este.
— Más te vale pagarlo —dice ella sin mirarlo.
— Me encanta cuando se ponen gallitas —ríe Fred.
Remuevo el café intentando no contestarle y lo llevo a mi boca. Está templado.
— Oh, ¡Joder! —Exclama Fred— Qué caliente me lo ha puesto.
Fred tenía 34 años, casado, con un hijo de 10 años. Estaba cansado de su vida monótona, de su familia y adoraba a las chicas más jóvenes que él, por eso se encargaba de tirarle los trastos a quien sea.
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Efímero (Devil's Touch) Borrador.
Teen FictionÉl era malas noticias. Su piel era arte, cubierta de tatuajes. Era todo lo que me dijeron que debía mantener alejado. Y aun así, me encontré en sus brazos. Él era intimidante y distante conmigo. Cada uno de sus movimientos me llevó a la locura y aun...