Diecisiete; Navidad

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"Duerme, Grace"


No disfrutaba la Navidad igual desde que mamá nos había dejado. Papá había intentado hacerla como siempre pero ya no era lo mismo. El chocolate se le quemaba por las mañanas y dejamos de poner el árbol de Navidad.

Mi abuela murió al poco tiempo y ahora solo cenábamos mi padre, mi abuelo y yo. Mamá me había dicho muchas veces que fuese a cenar con ella y su familia pero no podía dejar a papá y al abuelo cenando solos.

Esa mañana trabajo en la tienda y sé que papá está haciendo un gran esfuerzo por hacer algo de comer. Seguramente estará mirando recetas en YouTube e intentando hacerlo igual.

Mamá solía venir a verme el día de Navidad y almorzábamos juntas dándonos nuestros regalos. Aunque había veces que no venía porque se quedaba en Chicago. Cuando termino de trabajar y voy a casa, Giselle ya no está. Recojo mis cosas porque papá no tardará en venir a recogerme y lo espero en el portal.

Llevo la ropa que me pondré esta noche porque tengo que trabajar y también el maquillaje. Papá no tarda en aparecer y me apresuro a su coche. Me monto y beso su mejilla para después ponernos en marcha.

- ¿El abuelo ya está allí? -le pregunto.

- Sí.

- ¿Sigue negándose a vivir contigo?

- Es cabezota como él solo.

- Ya sé a quién sales -sonrío-. Mientras pueda valerse por sí mismo...

Papá suspira pesadamente y enciendo la radio para que llene el silencio que se va a crear en el coche. Papá no aparca dentro de la cochera y me bajo extrañada porque su coche siempre tiene que estar a salvo de cualquier gamberro que le quiera hacer la gracia en este barrio.

Él coge mi mochila aunque le digo que no y entramos en casa. Sonrío cuando veo al abuelo en el salón viendo una revista con su ceño fruncido y él levanta su vista para mirarme por encima de sus gafas de vista.

- Grace -sonríe y se levanta.

Me acerco a él y lo abrazo. - No hay quien te vea. Estás muy solicitado.

- Bueno -se separa de mí-, estoy ligando más ahora que de joven. Traigo a las chavalitas locas.

Me río y papá sube las escaleras para dejar mi mochila en la que era mi habitación. - ¿Qué tal te van las clases? -pregunta.

- Oh, dejé la Universidad, ¿te acuerdas?

El frunce el ceño juntando sus canosas cejas. - Es cierto, es cierto.

- Quizás vuelva el año que viene. Ahora estoy trabajando.

- ¿Trabajas esta noche? -pregunta papá.

- Sí. ¿Podrías acercarme?

- Por supuesto, voy a la cocina, sería interesante que me ayudaras un poco.

- Voy.

Me levanto y mi abuelo sigue con su revista. Entro en la cocina y observo el desastre que es la cocina como casi la mayoría de los 24 de Diciembre.

- ¿Has pensado alguna vez pedir la comida en vez de hacerla? -pregunto abriendo el lavavajillas para meter todo lo que tiene en el fregadero acumulado.

- ¿Es que no cocino bien? -me pregunta con una ceja alzada moviendo lo que contiene una cacerola.

- No es eso, es que... no lo sé, te ahorrarías el cocinar.

- Bueno, lo haré mientras tenga tiempo. Mira el horno, es una nueva receta que he encontrado.

Termino de guardar lo que hay en el fregadero y me seco las manos para acercarme al horno. - ¿Qué es eso? -pregunto frunciendo levemente mi ceño.

Efímero (Devil's Touch) Borrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora