24; Boston

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"Solo cuando se trata de ti"

Nos despedimos de la pareja del momento y me meto en el ascensor con Jared. No solo nos habíamos puesto calientes en un sitio así, también habíamos discutido y yo había salido llorando.

No era de las chicas que lloraba. La gente nunca me veía llorar, siempre aguantaba, pero esa vez no pude.

Romperme delante de él fue la acumulación de todo lo que estaba aguantando, de verlo con Liv, de que Sarah la prefiriera a ella, que insinuara que yo era una cualquiera que iba robando novios.

Dolió. Todo dolía y Grace Anderson, la chica dura y borde, también tenía sentimientos. Sentimientos que la gente se encargaba de herir como si yo no fuese nada más que un ser inerte, como si no sintiera cada puñalada justo en el centro de mi pecho.

— Es bonito el cuadro —dice Jared para romper el silencio que se cierne sobre nosotros.

— Gracias —respondo.

— Y estás preciosa con el pelo corto.

Giro un poco mi rostro para mirarlo y sonrío. Vida nueva, pelo nuevo. Jason solía decirlo mucho y había decidido probarlo por mi cuenta.

— No sabía si iba a quedar bien.

— Te lo has aclarado un poco, ¿no? —Observa.

— Sí —salgo del ascensor cuando las puertas se abren—. Eres muy observador.

Jared se adelanta y abre la puerta del portal, sujetándola para mí. Cuando paso, él habla: — Solo cuando se trata de ti.

Me giro en medio de la calle y le sonrío juntando mis labios en una mueca graciosa. Jared sonríe y baja los dos escalones para ponerse frente a mí. Tengo que mirar hacia arriba para encontrarme con sus ojos y observo su mandíbula definida y su cuello lleno de tatuajes, esos que siempre estaban en mis pensamientos.

— ¿No me crees? —Sus dedos cogen un mechón de mi pelo y juega con él.

— Podría creerte, ¿hay algo que debas destacar sobre mí?

— La pequeña mancha de nacimiento que tienes en tu pantorrilla derecha.

Abro mis ojos sorprendida y acabo sonriendo porque estoy impresionada. Era pequeña, por lo que no era muy visible.

— Vaya, has recorrido muy bien mi cuerpo.

— Es mi hobbie favorito.

— A mí me gusta que te dejes crecer un poco la barba —pongo mi mano en su mandíbula tocando la barba incipiente—. Te hace sexy.

— ¿Más todavía? —Alza sus cejas y sonrío enseñando mis dientes. Bajo mi mano y la pongo en su pecho para empujarlo un poco.

— Qué egocéntrico —niego con mi cabeza y miro su sonrisa divertida.

— No tanto como tú —mete el pelo detrás de mi oreja y nuestros ojos se encuentran.

Podemos decirlo todo con una simple mirada. Con él, no hacían falta las palabras y eso me gustaba. Nuestro amor/odio solo se había quedado ahora en amor y aunque me había dolido quererlo, aquí estaba de nuevo, queriendo saltar al vacío junto a él esperando que todo saliese bien.

— Bueno, mi coche está por allí —le digo señalando hacia mi izquierda.

— Te acompaño —dice.

— No hace falta, está cerca.

— Insisto —pone una mano en la parte baja de mi espalda y me empuja un poco para que empiece a caminar.

Efímero (Devil's Touch) Borrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora