Dieciseis; errores

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"Hay vida después de los errores"

Abro los ojos con pesadez cuando el despertador suena y alargo la mano para apagarlo. Vuelvo a cerrar los ojos y sé que no puedo quedarme dormida, pero es inevitable por el martilleante dolor de cabeza.

Sarah aparece en mi habitación cada cinco minutos para que no duerma y decido levantarme. Tengo la boca seca y en este momento desearía no haber bebido tanto. Nunca había sido muy amiga del alcohol, por eso siempre controlaba y paraba cuando mi cuerpo había tenido suficiente.

Ayer me había dado igual y ahora recuerdo por qué. Jared con una mujer. Doy un largo y pesado suspiro antes de meterme en la ducha y sé que algo va mal conmigo.

A pesar de que me repito una y otra vez que no tenemos nada y que él puede hacer lo que quiera —como yo lo he hecho—, no puedo evitar sentirme mal porque estaba pensando en él más de lo debido.

Giselle tiene preparado un café para mí y no estoy preparada para ir en el autobús, así que, ella dice que me acerca.

Cuando bajo, me coloco las gafas de sol deseando que el día se ponga nublado y Giselle saluda a un chico que no conozco. Una de mis neuronas empieza a funcionar y recuerda que Giselle estaba ayer muy entretenida.

— Grace, este es Chris.

Observo su tez morena y le sonrío dándole la mano. Al final yo tenía razón. Qué pena que no aposté nada con Elliot.

Ellos me acercan a la tienda y no tardo en estar abierta y ponerme a limpiar muy a mi pesar. En este momento hubiera decidido estar estudiando y faltar a clase.

Me apoyo en el mostrador y miro mi móvil. Sigo teniendo mensajes de Max pero ninguna llamada perdida más. A lo mejor si dejo de contestarle cogerá la indirecta y me dejará tranquila.

Sé que esas no son las formas, pero la pastilla que me he tomado aún no ha hecho su efecto y lo que menos quiero es hablar con alguien.

Aunque soy lo más agradable que puedo cuando alguien entra.

Cuando llego a casa, me acuesto un rato y me levanto con las pilas cargadas y dispuesta a ir al gimnasio para liberar tensiones y porque sé que si me quedo en casa voy a pensar demasiado.

Cosa que también hago en el gimnasio porque me gustaría estrangular a Jared con las bandas elásticas. Él está mirándome y frunzo el ceño queriendo gritarle que no lo haga, pero él se acerca y estoy 100% segura que no voy a contestarle muy bien.

— ¿Qué quieres? ¿No lo estoy haciendo bien? —dejo caer la barra que mis piernas están levantando y mis ojos miran los suyos.

Jared alza sus cejas y seguramente está observándome con los ojos entrecerrados intentando averiguar por qué le he hablado de esa manera.

Hace una mueca y se cruza de brazos, intimidándome. Me levanto para no estar sentada y dejar que él tenga influencia sobre mí.

— Tengo que hablarte de Max. No es quién crees.

Ruedo los ojos y me giro para ir a mi taquilla, coger las cosas e irme. Su mano se pone alrededor de mi brazo y doy un tirón porque no quiero que me toque. No cuando podía sentir mi piel caliente donde ponía su mano. No cuando me derretía bajo su tacto.

— ¿Qué mierda te pasa? —Frunce su ceño confuso— Escucha, Max no es legal, ¿vale? Sus amigos tampoco lo son.

— No me importa —me giro y Jared está prácticamente pisando mis talones.

Efímero (Devil's Touch) Borrador.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora